S I T T I N G B U L L
Salutaciones desde el mundo espiritual, donde moramos los espíritus que no estamos encarnados actualmente.
Yo no tengo ahora el mismo nombre que tenía en aquella encarnación por la que fui más conocido, pero emplearé aquél para que ustedes puedan ubicar mejor quién es el que les habla.
En aquella época fui el jefe de una tribu indígena de Norteamérica, concretamente de los Sioux y era conocido como Sitting Bull, Toro Sentado.
Nosotros vivíamos en paz y armonía con la naturaleza, tomando de ella sólo lo que necesitábamos. Cazábamos los bisontes que necesitábamos estrictamente para alimentarnos. Con la llegada del hombre blanco todo cambió; nos quitaron nuestras tierras y nos confinaron a una reserva, privándonos de nuestra libertad y de nuestro derecho de vivir en la tierra sagrada de nuestros ancestros.
El hombre blanco empezó también a masacrar a los bisontes que pastaban en nuestras praderas y que eran nuestro alimento básico, haciéndolo sólo por el hecho de que disfrutaban cazándolos. Su sed de sangre no tenía límites, y en su inconsciencia prácticamente los diezmaron a todos, si no fuera porque otros hombres blancos unidos en asociaciones de defensa de los animales impidieron que se extinguieran por completo. Pero ya el daño estaba hecho; mataron a cientos de miles de ellos, por la única razón de disfrutar cazándolos.
Ésta y otras actuaciones salvajes de los primeros colonos blancos en las tierras de Norteamérica, y otras actividades inhumanas que se están llevando a cabo aún en la actualidad, están creando un destino acíago que será muy doloroso para el pueblo norteamericano, pues toda acción que ejecuta cada ser humano repercute en aquello que sobrevendrá a toda su población.
Por eso es muy importante que en la actualidad, cada uno de ustedes, no sólo de Norteamérica, sino de todas las Américas, de Europa y de todas las tierras que se levantan sobre el mar, lleven a cabo acciones que contrarresten todas las atrocidades que se han hecho en nombre de la colonización y de lo que ustedes han llamado ‘progreso’, que para mí ha sido más bien un retroceso, pues con estas acciones reprobables e indignas de un ser humano, éste ha conseguido llevar a muchas especies animales al límite de la extinción y ha ensuciado y contaminado la tierra y los mares que la Madre Naturaleza nos brindó para que viviéramos en ella.
Confío, y así le pido al Gran Espíritu, que todos ustedes rectifiquen a tiempo e impidan que todo el planeta se quede sin recursos. No hagan que las futuras generaciones se avergüencen del trato que le dieron ustedes a nuestra tierra y a nuestros mares, y aún peor, que los maldigan por haberles dejado un planeta contaminado y sin los recursos básicos para su supervivencia.
Sitting Bull
Salutaciones desde el mundo espiritual, donde moramos los espíritus que no estamos encarnados actualmente.
Yo no tengo ahora el mismo nombre que tenía en aquella encarnación por la que fui más conocido, pero emplearé aquél para que ustedes puedan ubicar mejor quién es el que les habla.
En aquella época fui el jefe de una tribu indígena de Norteamérica, concretamente de los Sioux y era conocido como Sitting Bull, Toro Sentado.
Nosotros vivíamos en paz y armonía con la naturaleza, tomando de ella sólo lo que necesitábamos. Cazábamos los bisontes que necesitábamos estrictamente para alimentarnos. Con la llegada del hombre blanco todo cambió; nos quitaron nuestras tierras y nos confinaron a una reserva, privándonos de nuestra libertad y de nuestro derecho de vivir en la tierra sagrada de nuestros ancestros.
El hombre blanco empezó también a masacrar a los bisontes que pastaban en nuestras praderas y que eran nuestro alimento básico, haciéndolo sólo por el hecho de que disfrutaban cazándolos. Su sed de sangre no tenía límites, y en su inconsciencia prácticamente los diezmaron a todos, si no fuera porque otros hombres blancos unidos en asociaciones de defensa de los animales impidieron que se extinguieran por completo. Pero ya el daño estaba hecho; mataron a cientos de miles de ellos, por la única razón de disfrutar cazándolos.
Ésta y otras actuaciones salvajes de los primeros colonos blancos en las tierras de Norteamérica, y otras actividades inhumanas que se están llevando a cabo aún en la actualidad, están creando un destino acíago que será muy doloroso para el pueblo norteamericano, pues toda acción que ejecuta cada ser humano repercute en aquello que sobrevendrá a toda su población.
Por eso es muy importante que en la actualidad, cada uno de ustedes, no sólo de Norteamérica, sino de todas las Américas, de Europa y de todas las tierras que se levantan sobre el mar, lleven a cabo acciones que contrarresten todas las atrocidades que se han hecho en nombre de la colonización y de lo que ustedes han llamado ‘progreso’, que para mí ha sido más bien un retroceso, pues con estas acciones reprobables e indignas de un ser humano, éste ha conseguido llevar a muchas especies animales al límite de la extinción y ha ensuciado y contaminado la tierra y los mares que la Madre Naturaleza nos brindó para que viviéramos en ella.
Confío, y así le pido al Gran Espíritu, que todos ustedes rectifiquen a tiempo e impidan que todo el planeta se quede sin recursos. No hagan que las futuras generaciones se avergüencen del trato que le dieron ustedes a nuestra tierra y a nuestros mares, y aún peor, que los maldigan por haberles dejado un planeta contaminado y sin los recursos básicos para su supervivencia.
Sitting Bull
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