Médium : Jorge Olguín.
Interlocutor : Horacio Velmont.
Entidad que se presentó a dialogar : Ron Hubbard, fundador de Dianética y Cienciología.
SESIÓN DEL 22/3/05
Interlocutor: ¿Cómo fue este asunto tan controvertido? Digo controvertido porque no se encontraron restos del avión que supuestamente impactó en el Pentágono. Además, el avión que se dirigía a este sector militar desapareció de los radares y jamás volvió a aparecer. Por otra parte, algunos hablan de un misil. ¿Hubo algún misil?
Ron Hubbard: Sí, hubo un misil, pero mejor comencemos por el principio. La historia es así: había un avión de línea que pesaba 60 toneladas, tenía 20.000 litros de gasolina. Estamos hablando de un avión con todo su potencial que sí se dirigía hacia el Pentágono comandado por un árabe que no tenía la más mínima idea de lo que era pilotar un Boeing
Interlocutor: ¿Qué sucedió con ese avión?
Ron Hubbard: Hubo una especie de jugarreta. Hay un sistema planetario cuyos habitantes no tienen mucha vida.
Interlocutor: ¿Son humano o humanoides?
Ron Hubbard: Sus habitantes también son humanos, pues tienen el mismo ADN que los terrestres, pero no tienen la tecnología que tienen aquí a pesar de que pueden trasladarse de un mundo a otro en naves espaciales y pueden hacer viajes en el tiempo. Poseen incluso portales dimensionales.
Cuando hablo de portales dimensionales no me estoy refiriendo a las aberturas como las de las películas de ciencia ficción, sino de agujeros de gusano o worm como hacían los extraterrestres de Orión 3 para pasar a otros mundos.
Esto es lo que habían hecho ellos con su tecnología, pero les faltaba un investigador que pudiera lograr corregir la cadena de ADN porque su raza estaba muriendo.
Interlocutor: ¿De qué planeta estamos hablando?
Ron Hubbard: De un planeta llamado Bellatrix, Bellatrix IV. Su sol es azul o más bien de un tinte azulado. Pero continúo con la historia porque es muy importante para comprender lo que sucedió en el Pentágono.
Hay razas que adelantan en una materia, como la de los viajes espaciales, y no adelantan en la otra, como en la del código genético.
Esta raza ha hecho enormes adelantos en muchos temas, pero ello no impidió que su planeta se haya dividido en dos facciones, la del hemisferio Norte y la del hemisferio Sur. Entre ambos lados se había declarado una especie de guerra.
Interlocutor: Por lo que veo, en todos lados se cuecen habas.
Ron Hubbard: Así es. Los rebeldes del hemisferio Sur enviaban misiles a los habitantes del hemisferio Norte, que era la parte pacífica, para destruir sus ciudades.
Estos misiles eran de un tipo energético que casi no dejaba huellas. Era un misil que directamente destruía lugares pero sin dejar ningún resto porque la misma materia del misil desaparecía al impactar.
Estos seres podían viajar por portales dimensionales, para llamarlos de alguna manera, a otros mundos, y en un momento dado visualizaron al planeta Tierra mediante esos portales.
Así como se ha dicho que había portales en las Pirámides y los seres de Orión 3 podían viajar a través de ellos a su propio planeta, estos seres de Bellatrix IV lograron, con unos aparatos similares a los televisores terrestres, visualizar lo que sucedía en el 2001 en Estados Unidos.
Así, vieron que había un avión de línea que se estaba dirigiendo al Pentágono con la intención de impactar allí.
Interlocutor: ¿El que pilotaba ese desquiciado y suicida piloto novato?
Ron Hubbard: Correcto. En ese avión de línea viajaban, además de los pasajeros de rutina, doctores, un embajador, y también había dos científicos expertos en biología molecular, esos que corrigen el ADN y cosas similares.
Esto les interesó sobremanera a los seres de Bellatrix IV.
Interlocutor: ¿Y todo eso lo pudieron captar con sus aparatos?
Ron Hubbard: Sí, pero aparte viajaron por el tiempo un día antes y estudiaron todo el asunto.
Interlocutor: ¿Usted me quiere decir que estaban al tanto de todo porque habían viajado en el tiempo y lo habían averiguado?
Ron Hubbard: Tal cual. Y también sabían que iba a haber un atentado.
Interlocutor: ¡Vaya, qué interesante! ¿Y por qué no lo evitaron?
Ron Hubbard: No lo evitaron porque se desentendían de ese asunto, ya que su propósito era otro. Por lo general, los seres de otros mundos no se meten en los hechos conflictivos terrestres, ni políticos, ni territoriales.
Interlocutor: ¿Qué fue lo que hicieron en realidad?
Ron Hubbard: Aquí viene la parte que más va a traer debate entre los consultantes. Hicieron lo que en el planeta Tierra se llama "doble jugada". Cuando el Boeing estuvo a pocos kilómetros del Pentágono le pusieron delante un portal dimensional y de esta forma se lo llevaron con todo el pasaje a Bellatrix IV.
Interlocutor: ¡Con razón había desaparecido de los radares!
Ron Hubbard: Claro, y esta fue la primer jugada. La segunda fue la siguiente: de inmediato, en milésimas de segundos -porque estos seres de Bellatrix IV no sólo pueden manejar el portal sino también el tiempo- envían en reemplazo del Boeing el misil que dispararon contra el Norte los del hemisferio Sur.
Interlocutor: ¡Increíble! Aquí como nunca se da aquello de que "la realidad supera a la ficción".
Ron Hubbard: Y ese misil que iba a impactar en la ciudad del Norte impacta en el Pentágono.
Interlocutor: Como decimos aquí en el plano físico, "es cosa de locos".
Ron Hubbard: Tú seguramente pensarás en lo crueles que son los seres del hemisferio Norte de Bellatrix. Sin embargo, no sólo no son crueles, sino que son misericordiosos, honestos, pacíficos. Los crueles son los del hemisferio Sur.
Interlocutor: No entiendo bien el hecho de que si son "buenas personas" hayan dejado que un misil que iba dirigido a ellos fuera a matar gente del Pentágono.
Ron Hubbard: Bueno, un abogado defensor de los seres del hemisferio Norte diría: "Al fin y al cabo la destrucción que causó el misil era la misma destrucción que iba causar el avión y, por otra parte, salvaron de la muerte a todos los pasajeros que iban en el Boeing".
Interlocutor: ¿Cómo lo hicieron?
Ron Hubbard: Ellos tienen una tecnología avanzadísima y simplemente manejaron fuerzas electromagnéticas.
Interlocutor: ¿Todos los pasajeros fueron llevados a Bellatrix IV, entonces?
Ron Hubbard: Así es. Incluso al desquiciado piloto iraquí le han cambiado su mente modificándole algunas neuronas y ahora está más pacífico.
Interlocutor: ¿Le lavaron el cerebro?
Ron Hubbard: ¿Tú te refieres a las técnicas que usaban los nazis?
Interlocutor: Sí, algo así.
Ron Hubbard: No, para nada. Solamente le han modificado algo de su decodificador para que capte mejor los conceptos de su Thetán, y ahora, a pesar de ser un espíritu del plano 3, está menos belicoso.
Interlocutor: ¿Los pasajeros están cómodos en Bellatrix IV?
Ron Hubbard: No se crearon ningún shock porque sabían que el avión estaba dominado por terroristas, que se iba a estrellar y que la muerte iba a ser segura. Además, uno de los iraquíes estaba manteniendo a raya a la tripulación y a los pasajeros a punta de ametralladora.
Interlocutor: ¿Cómo pudo entrar esa ametralladora?
Ron Hubbard: La explicación obvia es que hubo muchas fallas en los controles de los aeropuertos. A consecuencia del "todo es por algo", ahora los aeropuertos están en "Alerta Naranja" y hoy es prácticamente imposible entrar con armas a los aviones.
Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: Vuelvo al incidente. Dos cámaras de videos lograron filmar el misil que fue intercambiado por el Boeing por los seres de Bellatrix IV.
Interlocutor: ¿A qué velocidad viajaba el misil?
Ron Hubbard: En un determinado momento llegó casi a los 900 kilómetros por hora.
Interlocutor: ¿Las cámaras de video llegaron a filmar el intercambio?
Ron Hubbard: De alguna manera sí, porque hubo una cámara que filmaba el avión que se dirigía al Pentágono.
Interlocutor: ¿Y entonces se vio como desaparecía el avión y aparecía de pronto el misil?
Ron Hubbard: El misil no se vio sino que solamente se percibió algo así como una figura que va a tremenda velocidad a ras del suelo, a casi 60 centímetros de él.
Fíjate que el misil atravesó una autopista a la velocidad de 900 kilómetros por hora y sin embargo no afectó a ningún automóvil. Si hubiera sido un avión que viaja a tan poca altura la misma fuerza expansiva del aparato hubiera hecho volcar a todos los vehículos que se encontraban a su paso.
Interlocutor: ¿Pero un misil no debiera haber provocado algo parecido?
Ron Hubbard: No, porque este misil no estaba hecho del mismo material que los misiles terrestres ya que se trataba de un proyectil energético.
Interlocutor: Ahora voy entendiendo.
Ron Hubbard: Un avión, salvando las distancias, barre el aire igual que lo hace un abanico. Ese misil energético, en cambio, no movía masas de aire precisamente por ser energético. Entonces el aire prácticamente no oponía resistencia.
Interlocutor: Ahora entiendo el por qué no quedaron huellas, algo que intriga sobremanera a los investigadores.
Ron Hubbard: En el Pentágono hay cinco muros de concreto de hormigón tan grandes que un misil terrestre no los atravesaría y menos aún un avión. Y sin embargo este misil energético lo hizo.
Además, es obvio que un avión de las características del Boeing no podría penetrar en un agujero tan pequeño en el que solamente entraría la cabina. Es decir, el resto del aparato, alas, fuselaje, etc., tendrían que haber quedado a la vista y hay fotos que revelan que nada de esto sucedió.
Interlocutor: Eso es lo que intrigó a todos, que las fotos revelan claramente que no hubo ningún avión que colisionara contra el Pentágono. ¿Y en donde terminó ese misil energético?
Ron Hubbard: En el centro del Pentágono, después de horadar los cinco muros.
Interlocutor: ¿Y que vieron los testigos que trabajaban adentro del Pentágono? Me refiero al misil energético.
Ron Hubbard: No vieron nada. Solamente vieron una fuerza que destrozaba todo y escucharon tremendas explosiones.
Interlocutor: ¿Y cuál es la prueba que tienen de que fue un misil?
Ron Hubbard: Ninguna, pues no lo saben. La única prueba que tienen es el destrozo, pero no saben con certeza qué es lo que lo causó.
Interlocutor: En la sesión anterior usted dijo que en el Pentágono sabían lo que había sucedido. ¿En qué sentido sabían?
Ron Hubbard: En el Pentágono conjeturan que fue un ataque extraterrestre.
Interlocutor: Bueno, de alguna manera no se equivocan.
Ron Hubbard: Claro, porque en realidad sí fue un ataque extraterrestre. Pero no fue un ataque en el sentido tradicional bélico.
Interlocutor: Esto está perfectamente claro. Ahora me surge la pregunta sobre si ese piloto iraquí a pesar de ser un novato hubiera llegado a impactar en el Pentágono. Lo pregunto porque según dicen los pilotos expertos, un novato jamás podría viajar con un Boeing a ras del suelo como para impactar en ese lugar.
Ron Hubbard: Ese avión, considerando la dirección que llevaba justo antes de ser absorbido por el portal dimensional, tendía a caer en el césped adyacente al Pentágono.
Interlocutor: Es decir que si no hubieran intervenido los extraterrestres ese avión se estrellaba en el césped y entonces hubiera aparecido el avión destrozado e innumerables cadáveres.
Ron Hubbard: Correcto. Cuando el avión es reemplazado por el misil, el misil no sigue el mismo trayecto del Boeing y por eso impacta en el Pentágono.
Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: Hay infinidad de fotos sobre el suceso e incluso, como ya dije, dos videos filmados.
Interlocutor: ¿Estos videos fueron eliminados?
Ron Hubbard: Los militares querían hacerlo pero cuando llegaron ya habían trascendido al público. De cualquier manera la versión oficial sigue siendo la misma, es decir que en el Pentágono se estrelló el avión comandado por el iraquí.
Interlocutor: Lo cual es un total disparate.
Ron Hubbard: Por supuesto. Dicen que la enorme fricción desintegró el aparato, ¿y dónde están los cadáveres entonces?
Interlocutor: De cualquier manera nadie cree la versión oficial.
Ron Hubbard: Sería absurdo que alguien pudiera creerla.
Interlocutor: Esto parece haber quedado perfectamente aclarado. Ahora quiero pasar al ataque de las Torres Gemelas.
Ron Hubbard: Aún hay algo importante que aclarar respecto al hemisferio Norte de Bellatrix IV. Esos dos científicos expertos en biología molecular que iban en el Boeing, agradecidos con los seres que los salvaron de una muerte segura, desde aquel momento, a la fecha ya hace cuatro años -ambos planetas tienen la misma medida de tiempo- están cooperando con ellos, tratando de prolongar su raza.
Y la región del Sur, que era enemiga acérrima de los del Norte, creyendo que los de este hemisferio había descubierto la tecnología como para neutralizar sus misiles energéticos, se rindió.
Interlocutor: ¿Nunca supieron los del Sur que los del Norte desviaron la trayectoria del misil hacia otro planeta?
Ron Hubbard: No, no lo supieron. Pensaron que lo habían neutralizado con un campo gravitatorio. Esta circunstancia los impulsó a la paz y ahora los científicos del Sur están cooperando con los del Norte en los experimentos sobre el ADN.
Ahora pasemos al ataque a las Torres Gemelas.
Interlocutor: Bien. El asunto clave que aquí se plantea es: ¿cómo puede ser que Bin Laden y unos pilotos inexpertos hayan podido llevar a cabo la logística necesaria para derribar con tanta precisión dos torres de tan tremendo tamaño, que en 9 segundos cayeron y quedaron hechas polvo. La primera pregunta, lógicamente, es si hubo aquí intervención extraterrestre.
Ron Hubbard: No, no hubo ninguna intervención extraterrestre.
Interlocutor: ¿Entonces cómo fue? Porque yo he visto la destrucción de edificios a través de implosiones, pero los expertos tardaron varios meses en prepararlos y además lo hicieron poniendo cargas explosivas en varias partes del edificio a derrumbar cuidadosamente seleccionadas.
Ron Hubbard: Empecemos por lo primero. El piloto que comandaba el Boeing que se pretendía impactar en el Pentágono era realmente un novato, pero los pilotos que iban al mando de los dos aviones que impactaron en las Torres Gemelas no eran novatos, sino muy expertos y sabían muy bien lo que estaban haciendo.
Interlocutor: Aquí encuentro otro de los muchos errores de apreciación de los investigadores, porque todos dijeron que los pilotos eran inexpertos. Bien. Ahora pregunto cómo puede ser que las Torres hayan implosionado con solo el impacto de los aviones. ¿Hubo acaso saboteadores que pusieron cargas explosivas de dinamita dentro de los edificios?
Ron Hubbard: No, no hubo tal cosa. Además, la dinamita nunca hubiera podido producir el efecto de destruir las Torres tal como fueron destruidas. El asunto fue de otra manera.
A diferencia de otros países cuyas torres están hechas de hormigón, las Torres Gemelas, por la altura que tenían, de 400 metros, eran prácticamente de una estructura de metal tan, pero tan fuerte, que hubiera aguantado cualquier impacto. Eran más fuerte que las torres hechas con hormigón.
El Talón de Aquiles, si se entiende lo que quiero significar, está en el mismo acero, porque si esas Torres hubieran sido de hormigón, capaz que se hubiera quebrado la punta con el impacto de los aviones pero no se hubieran derretido.
El combustible que estalló produjo un calor tan inconmensurable que prácticamente fue derritiendo el acero.
Interlocutor: ¿Pero como pudo caer el edificio, como dicen los investigadores que cayó, en 9 segundos, prácticamente en caída libre, y además hacerse polvo? Los expertos dicen que eso es algo imposible con el solo estallido del combustible.
Ron Hubbard: Eso es falso, porque no cayó en 9 segundos. Si hablamos de 9 hablemos de 9 minutos, no de 9 segundos.
Interlocutor: Bueno, aquí encuentro otro error o falsedad de los investigadores.
Ron Hubbard: Las Torres tardaron en caer en el tiempo que tardó en derretirse el acero.
Interlocutor: ¿Y el polvo en que quedaron convertidas las Torres? Porque según se dijo no quedaron trozos de nada.
Ron Hubbard: Eso también es falso. En la destrucción de las Torres no hay ninguna cosa extraña, ninguna trampa, ningún enigma. Hubo un polvo que se expandió por veinte cuadras a la redonda, eso sí, pero escombros hubo.
Se han encontrado los restos del avión, hubo cadáveres calcinados, trozos de objetos, etc. Fue un hecho normal sin ningún misterio. Lo único anormal, si se quiere llamarlo así, es que fue presenciado por naves extraterrestres.
Interlocutor: Sí, eso ya lo habíamos aclarado hace algún tiempo en otra sesión. ¿De dónde eran las naves?
Ron Hubbard: De varias procedencias, de Espiga, de Bellatrix IV. Justamente la nave que fue filmada pertenece a Bellatrix IV.
Interlocutor: Y bien clarita que fue filmada.
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: ¿Fue un atentado exclusivamente terrorista o hubo connivencia con algún sector del gobierno norteamericano? La pregunta concreta que hago en primer lugar es si en las altas esferas del gobierno se sabía del atentado que se iba a producir, lo mismo que sucedió con Pearl Harbor?
Ron Hubbard: Si, ambos casos son similares. Se sabía lo que iba a suceder pero no lo impidieron por negligencia.
Interlocutor: ¿Negligencia o connivencia?
Ron Hubbard: No, connivencia no, negligencia.
Interlocutor: ¿En ninguno de los dos casos, entonces, se dejó que sucediera sin hacer nada para aprovechar la coyuntura? Con respecto a Pearl Harbor, por ejemplo para que Estados Unidos tuviera la excusa para entrar en guerra y con respecto al gobierno de Bush para atacar Irak.
Ron Hubbard: No, eso es un error. En ambos casos hubo negligencia. En el caso de Pearl Harbor, si tú repasas un poco la historia, te darás cuenta que Estados Unidos no tenía prácticamente en aquel entonces ninguna capacidad bélica.
Después del ataque a Pearl Harbor tuvieron que trabajar las fábricas las 24 horas del día para pertrecharse, con armas, aviones, etc. Incluso si el día hubiera tenido más horas también las hubieran trabajado.
Interlocutor: ¿Entonces es toda una infamia sospechar que Roosevelt dejó que los japoneses atacaran a Pearl Harbor como excusa para entrar en guerra?
Ron Hubbard: Totalmente. Al contrario, él tenía tanta impotencia ante el ataque por la carencia de armamento que dio orden de trabajar intensamente a todas las fábricas para prepararse y darles una lección a los japoneses.
Incluso ordenó que todas las fábricas de acero que estaban haciendo otras cosas dejaran de hacerlo y se dedicaran a los armamentos.
Las fábricas de autopartes, de automotores, etc., por ejemplo, apoyaron durante meses a las fábricas de aviones y de armamentos.
Interlocutor: ¿Pero entonces Estados Unidos no presionó para nada al Japón para que los atacara como dicen algunos historiadores?
Ron Hubbard: No, para nada. Fue un total acto de traición de los japoneses.
Interlocutor: ¿Concretamente, entonces, Estados Unidos no quería entrar en guerra y no tuvo más remedio que hacerlo después de Pearl Harbor?
Ron Hubbard: Así es. Y por suerte. Por suerte para la libertad del mundo en aquel entonces, porque fue Estados Unidos el país que dio vuelta la guerra, ya que de lo contrario la hubiera ganado Alemania, Japón e Italia.
Interlocutor: Entiendo.
Ron Hubbard: Volviendo al 2001, el ataque a las Torres Gemelas fue el resultado de un acto de total negligencia del gobierno porque muchos habían advertido a los funcionarios responsables que se planificaba un ataque contra un objetivo importante, pero no militar, en el propio corazón de Nueva York.
Interlocutor: Esto esta suficientemente claro. ¿Entonces toda esa gente que escribió libros planteando la hipótesis sobre un autoatentado ha sido influenciado por los espíritus del Error? Lo pregunto porque estoy viendo, por lo que usted me está diciendo, que han falseado los hechos. Incluso yo mismo creí esos hechos falsos.
Ron Hubbard: ¡Por supuesto que están detrás los espíritus del Error! Se podrá criticar a tal o cual gobierno de Estados Unidos sobre si es mala o buena la dirección en la que está llevando al país, pero nunca enrostrarle el sabotear a su propia Nación como excusa para hacer una invasión.
Interlocutor: ¿Puedo poner, entonces, con todas las letras, que tal perversión no existió?
Ron Hubbard: Sí, puedes ponerlo con todas las letras. A tal extremo, no.
Interlocutor: ¿Tengo que presumir entonces que todos los que han escrito sobre la hipótesis de un autoatentado son puros difamadores?
Ron Hubbard: Yo diría más bien que son comerciantes y hablar de un autoatentado favorece la venta de los libros.
Interlocutor: ¿Se puede decir que lo que hizo el gobierno de Bush es aprovechar para sus propios fines el ataque a las Torres Gemelas?
Ron Hubbard: Eso sí, pero no que le pusieron la capa roja al toro para que éste embistiera y así tener la excusa para matarlo porque "él me atacó primero". Esto deséchalo totalmente.
Interlocutor: Está bien, creo que el punto está aclarado. Volviendo al ataque a las Torres Gemelas, ¿hubo algún factor suerte?
Ron Hubbard: Ten en cuenta que a la distancia las Torres se ven pequeñas, pero cerca son edificios monstruosos.
Interlocutor: ¿Eran militares los pilotos?
Ron Hubbard: No, eran civiles pero con mucho conocimiento de vuelo.
Interlocutor: ¿Eran lisa y llanamente suicidas?
Ron Hubbard: Sí, totalmente. Además, los eligieron bien. Tenían muy buen aval. Su conducta era encomiable. En aquella época los aeropuertos no estaban tan vigilados y ellos exhibieron su carnet de aviador en perfectas condiciones, con una hoja de servicios intachable, con los mejores antecedentes.
Interlocutor: ¿Es decir que el atentado se preparó durante muchos meses y no fue algo improvisado?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto. Incluso se había previsto otros pilotos de la misma envergadura por si ese día algunos de los elegidos se enfermaba o tenía alguna crisis o cualquier otro impedimento para volar.
Interlocutor: Sigo pensando que el ataque a las Torres Gemelas es algo asombroso por lo perfecto que salió. ¿Usted me ratifica que no hubo ninguna carga explosiva dentro del edificio?
Ron Hubbard: No, porque lo que estalló y produjo la caída de las Torres fue el combustible de los aviones. No te olvides que estamos hablando de 20.000 litros de gasolina muy inflamable en los tanques de cada avión.
Interlocutor: Yo leí en algún artículo que para que el acero se funda se necesita más temperatura de la que podía producir la explosión de la gasolina.
Ron Hubbard: No, no es así. La elevación de la temperatura que produjo el estallido del combustible fue suficiente para fundir el acero. Además, el mismo calor se fue retroalimentando elevándose a niveles considerables. La estructura se derrumbó porque cada piso incidió sobre el otro y no hubo ningún soporte que pudiese contener el derrumbe.
Interlocutor: ¿Fue una implosión o algo parecido a una implosión?
Ron Hubbard: No, no fue en realidad una implosión de las Torres, sino directamente un derrumbamiento sobre sí mismas. Lo que hace la implosión es quitar el aire y el derrumbe va hacia adentro, y en este caso fue un "pancake", es decir, cada parte que se derrumba incide sobre las siguientes.
Interlocutor: ¿Usted dice que no hubo nada de azar en esto?
Ron Hubbard: No, no fue azar, fue todo calculado.
Interlocutor: ¿Pero el efecto que produjo el impacto no fue acaso mejor que el esperado por los terroristas?
Ron Hubbard: En ese sentido sí, pues ellos no esperaban la destrucción de las Torres en la medida en que sucedió.
Interlocutor: Otra cosa que tengo para preguntar es que a los investigadores les intriga que cualquier periodista pueda entrevistar a Bin Laden pero los servicios de inteligencia de Estados Unidos no pueden ubicarlo.
Ron Hubbard: Eso es falso, pues no cualquiera puede entrevistarlo. Sólo pueden hacerlo gente de suma confianza y previo pasar por muchos controles.
Interlocutor: ¿Nada que ver, como dicen, que si Estados Unidos lo encuentra se acabó el juego?
Ron Hubbard: No, porque si lo encuentran no se acabó el juego, ya que aparecerán otros y la cosa seguirá. En realidad, Bin Laden no es una persona sino un personaje, si se entiende la diferencia. Si él desaparece, de inmediato surge otro de similar carisma.
Interlocutor: ¿Estarán preparando otro atentado?
Ron Hubbard: Mientras el fundamentalismo exista siempre habrá atentados.
Interlocutor: ¿Por qué murieron tan pocas personas? Creo que al final el recuento de los fallecidos daba algo así como menos de tres mil. Se calcula que debía haber en el momento del ataque por lo menos veinte mil personas trabajando en las Torres. ¿No es extraño?
Ron Hubbard: No, para nada. El ataque a las Torres fue realizado en un horario muy temprano y el conjunto de los trabajadores accedía al lugar algo así como media hora o una hora más tarde.
Interlocutor: ¿Éste es todo el misterio?
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: ¿Entonces, en definitiva, todos los que están especulando sobre un autoatentado están falseando los hechos?
Ron Hubbard: Lo que están haciendo es vender libros.
Interlocutor: Entiendo la ironía. ¿Habría algo más para agregar sobre este tema?
Ron Hubbard: Solamente que, volviendo al principio de la sesión, el hecho de que los seres de Bellatrix IV se hayan apoderado del avión, con este acto han salvado vidas que de otra manera hubieran perecido al impactar sobre el suelo, y digo impactar sobre el suelo porque tal como iba ni siquiera iba a rozar el Pentágono pues caería en el césped adyacente.
Interlocutor: ¿Los pasajeros del avión que ahora están en Bellatrix IV no extrañan a sus familias?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto, y muchos de ellos están en lo que aquí se llaman psicólogos. Algunos han propuesto incluso abducir a sus familiares para estar juntos nuevamente, pero los seres de Bellatrix se han negado sosteniendo que ellos para la Tierra están muertos y así deben ser considerados. Se les ha dicho que tienen que hacer de cuenta que están viviendo una vida prestada.
Interlocutor: ¿Se han adaptado estas personas a ese otro planeta?
Ron Hubbard: Sí, se han adaptado perfectamente, incluso tienen libertad para trabajar en lo que deseen o estudiar, sea música, literatura u otras artes.
Interlocutor: ¿Por casualidad algún Yo Superior de los trabajadores de las Torres Gemelas avisó de alguna manera a su parte encarnada para que ese día no fuera a trabajar?
Ron Hubbard: No, en este caso no.
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NOTA: Los militares saben con certeza que no fue un avión el que produjo los destrozos en el Pentágono. Sospechan de un ataque extraterrestre, pero sin embargo prefieren mantenerse en la disparatada postura de que fue un avión y que los civiles crean que ocultan algo, antes que exponerse al ridículo que significaría decir la verdad.
A pesar de lo que nos quieren hacer creer los autores de la tesis sobre el autoatentado, la destrucción de las Torres Gemelas se debió exclusivamente a la explosión del combustible de los aviones que impactaron en ellas. El estallido de la gasolina produjo una onda calorífica tremenda que prácticamente derritió el acero de los edificios ocasionando el derrumbamiento en pocos minutos. El resto de las especulaciones, cargas explosivas en los muros, ayuda interna, etc., son puras fantasías. Obviamente, la realidad no vende libros, la truculencia sí.
La historia es siempre la misma: cuando no se sabe la verdad se la inventa, y si es morbosa e infamante, mejor. El ataque a las Torres Gemelas fue el resultado de la negligencia de quienes tenían a su cargo la defensa del país, porque desoyeron las advertencias acerca de que los terroristas planificaban un ataque contra un objetivo importante, pero no militar, en el propio corazón de Nueva York. Pero ya es sabido que "a río revuelto, ganancia de pescadores".
Se puede criticar a tal o cual gobierno de Estados Unidos sobre si es mala o buena la dirección en la que está llevando a la Nación, pero nunca enrostrarle el sabotear a su propio país como excusa para una invasión. El hecho de que se haya aprovechado de una tragedia para justificarla es harina de otro costal.
Roosevelt también fue acusado falsamente de que Pearl Harbor no fue una victoria japonesa sino la consumación de una estrategia desarrollada por él mismo desde 1939, con la que, en primer lugar, provocó la entrada de Estados Unidos en guerra y, posteriormente, le permitió convertirse en la primera potencia mundial.
Osama Bin Laden es la cara visible del terrorismo que planeó excluyentemente el ataque a las Torres Gemelas, es decir, sin participación de ningún sector de los Estados Unidos. Si bien la operación fue planeada minuciosamente durante muchos meses y los dos pilotos que condujeron a los aviones para que impactaran en los edificios eran muy expertos -no eran novatos como nos quieren hacer creer los que sostienen la deleznable teoría del autoatentado-, el resultado sobrepasó las mejores esperanzas de los terroristas, que sólo esperaban destruir cuanto más un par de pisos.
¿Quien cambió el avión por un misil?
La clave estába en Bellatrix.
http://www.grupoelron.org/
Interlocutor : Horacio Velmont.
Entidad que se presentó a dialogar : Ron Hubbard, fundador de Dianética y Cienciología.
SESIÓN DEL 22/3/05
Interlocutor: ¿Cómo fue este asunto tan controvertido? Digo controvertido porque no se encontraron restos del avión que supuestamente impactó en el Pentágono. Además, el avión que se dirigía a este sector militar desapareció de los radares y jamás volvió a aparecer. Por otra parte, algunos hablan de un misil. ¿Hubo algún misil?
Ron Hubbard: Sí, hubo un misil, pero mejor comencemos por el principio. La historia es así: había un avión de línea que pesaba 60 toneladas, tenía 20.000 litros de gasolina. Estamos hablando de un avión con todo su potencial que sí se dirigía hacia el Pentágono comandado por un árabe que no tenía la más mínima idea de lo que era pilotar un Boeing
Interlocutor: ¿Qué sucedió con ese avión?
Ron Hubbard: Hubo una especie de jugarreta. Hay un sistema planetario cuyos habitantes no tienen mucha vida.
Interlocutor: ¿Son humano o humanoides?
Ron Hubbard: Sus habitantes también son humanos, pues tienen el mismo ADN que los terrestres, pero no tienen la tecnología que tienen aquí a pesar de que pueden trasladarse de un mundo a otro en naves espaciales y pueden hacer viajes en el tiempo. Poseen incluso portales dimensionales.
Cuando hablo de portales dimensionales no me estoy refiriendo a las aberturas como las de las películas de ciencia ficción, sino de agujeros de gusano o worm como hacían los extraterrestres de Orión 3 para pasar a otros mundos.
Esto es lo que habían hecho ellos con su tecnología, pero les faltaba un investigador que pudiera lograr corregir la cadena de ADN porque su raza estaba muriendo.
Interlocutor: ¿De qué planeta estamos hablando?
Ron Hubbard: De un planeta llamado Bellatrix, Bellatrix IV. Su sol es azul o más bien de un tinte azulado. Pero continúo con la historia porque es muy importante para comprender lo que sucedió en el Pentágono.
Hay razas que adelantan en una materia, como la de los viajes espaciales, y no adelantan en la otra, como en la del código genético.
Esta raza ha hecho enormes adelantos en muchos temas, pero ello no impidió que su planeta se haya dividido en dos facciones, la del hemisferio Norte y la del hemisferio Sur. Entre ambos lados se había declarado una especie de guerra.
Interlocutor: Por lo que veo, en todos lados se cuecen habas.
Ron Hubbard: Así es. Los rebeldes del hemisferio Sur enviaban misiles a los habitantes del hemisferio Norte, que era la parte pacífica, para destruir sus ciudades.
Estos misiles eran de un tipo energético que casi no dejaba huellas. Era un misil que directamente destruía lugares pero sin dejar ningún resto porque la misma materia del misil desaparecía al impactar.
Estos seres podían viajar por portales dimensionales, para llamarlos de alguna manera, a otros mundos, y en un momento dado visualizaron al planeta Tierra mediante esos portales.
Así como se ha dicho que había portales en las Pirámides y los seres de Orión 3 podían viajar a través de ellos a su propio planeta, estos seres de Bellatrix IV lograron, con unos aparatos similares a los televisores terrestres, visualizar lo que sucedía en el 2001 en Estados Unidos.
Así, vieron que había un avión de línea que se estaba dirigiendo al Pentágono con la intención de impactar allí.
Interlocutor: ¿El que pilotaba ese desquiciado y suicida piloto novato?
Ron Hubbard: Correcto. En ese avión de línea viajaban, además de los pasajeros de rutina, doctores, un embajador, y también había dos científicos expertos en biología molecular, esos que corrigen el ADN y cosas similares.
Esto les interesó sobremanera a los seres de Bellatrix IV.
Interlocutor: ¿Y todo eso lo pudieron captar con sus aparatos?
Ron Hubbard: Sí, pero aparte viajaron por el tiempo un día antes y estudiaron todo el asunto.
Interlocutor: ¿Usted me quiere decir que estaban al tanto de todo porque habían viajado en el tiempo y lo habían averiguado?
Ron Hubbard: Tal cual. Y también sabían que iba a haber un atentado.
Interlocutor: ¡Vaya, qué interesante! ¿Y por qué no lo evitaron?
Ron Hubbard: No lo evitaron porque se desentendían de ese asunto, ya que su propósito era otro. Por lo general, los seres de otros mundos no se meten en los hechos conflictivos terrestres, ni políticos, ni territoriales.
Interlocutor: ¿Qué fue lo que hicieron en realidad?
Ron Hubbard: Aquí viene la parte que más va a traer debate entre los consultantes. Hicieron lo que en el planeta Tierra se llama "doble jugada". Cuando el Boeing estuvo a pocos kilómetros del Pentágono le pusieron delante un portal dimensional y de esta forma se lo llevaron con todo el pasaje a Bellatrix IV.
Interlocutor: ¡Con razón había desaparecido de los radares!
Ron Hubbard: Claro, y esta fue la primer jugada. La segunda fue la siguiente: de inmediato, en milésimas de segundos -porque estos seres de Bellatrix IV no sólo pueden manejar el portal sino también el tiempo- envían en reemplazo del Boeing el misil que dispararon contra el Norte los del hemisferio Sur.
Interlocutor: ¡Increíble! Aquí como nunca se da aquello de que "la realidad supera a la ficción".
Ron Hubbard: Y ese misil que iba a impactar en la ciudad del Norte impacta en el Pentágono.
Interlocutor: Como decimos aquí en el plano físico, "es cosa de locos".
Ron Hubbard: Tú seguramente pensarás en lo crueles que son los seres del hemisferio Norte de Bellatrix. Sin embargo, no sólo no son crueles, sino que son misericordiosos, honestos, pacíficos. Los crueles son los del hemisferio Sur.
Interlocutor: No entiendo bien el hecho de que si son "buenas personas" hayan dejado que un misil que iba dirigido a ellos fuera a matar gente del Pentágono.
Ron Hubbard: Bueno, un abogado defensor de los seres del hemisferio Norte diría: "Al fin y al cabo la destrucción que causó el misil era la misma destrucción que iba causar el avión y, por otra parte, salvaron de la muerte a todos los pasajeros que iban en el Boeing".
Interlocutor: ¿Cómo lo hicieron?
Ron Hubbard: Ellos tienen una tecnología avanzadísima y simplemente manejaron fuerzas electromagnéticas.
Interlocutor: ¿Todos los pasajeros fueron llevados a Bellatrix IV, entonces?
Ron Hubbard: Así es. Incluso al desquiciado piloto iraquí le han cambiado su mente modificándole algunas neuronas y ahora está más pacífico.
Interlocutor: ¿Le lavaron el cerebro?
Ron Hubbard: ¿Tú te refieres a las técnicas que usaban los nazis?
Interlocutor: Sí, algo así.
Ron Hubbard: No, para nada. Solamente le han modificado algo de su decodificador para que capte mejor los conceptos de su Thetán, y ahora, a pesar de ser un espíritu del plano 3, está menos belicoso.
Interlocutor: ¿Los pasajeros están cómodos en Bellatrix IV?
Ron Hubbard: No se crearon ningún shock porque sabían que el avión estaba dominado por terroristas, que se iba a estrellar y que la muerte iba a ser segura. Además, uno de los iraquíes estaba manteniendo a raya a la tripulación y a los pasajeros a punta de ametralladora.
Interlocutor: ¿Cómo pudo entrar esa ametralladora?
Ron Hubbard: La explicación obvia es que hubo muchas fallas en los controles de los aeropuertos. A consecuencia del "todo es por algo", ahora los aeropuertos están en "Alerta Naranja" y hoy es prácticamente imposible entrar con armas a los aviones.
Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: Vuelvo al incidente. Dos cámaras de videos lograron filmar el misil que fue intercambiado por el Boeing por los seres de Bellatrix IV.
Interlocutor: ¿A qué velocidad viajaba el misil?
Ron Hubbard: En un determinado momento llegó casi a los 900 kilómetros por hora.
Interlocutor: ¿Las cámaras de video llegaron a filmar el intercambio?
Ron Hubbard: De alguna manera sí, porque hubo una cámara que filmaba el avión que se dirigía al Pentágono.
Interlocutor: ¿Y entonces se vio como desaparecía el avión y aparecía de pronto el misil?
Ron Hubbard: El misil no se vio sino que solamente se percibió algo así como una figura que va a tremenda velocidad a ras del suelo, a casi 60 centímetros de él.
Fíjate que el misil atravesó una autopista a la velocidad de 900 kilómetros por hora y sin embargo no afectó a ningún automóvil. Si hubiera sido un avión que viaja a tan poca altura la misma fuerza expansiva del aparato hubiera hecho volcar a todos los vehículos que se encontraban a su paso.
Interlocutor: ¿Pero un misil no debiera haber provocado algo parecido?
Ron Hubbard: No, porque este misil no estaba hecho del mismo material que los misiles terrestres ya que se trataba de un proyectil energético.
Interlocutor: Ahora voy entendiendo.
Ron Hubbard: Un avión, salvando las distancias, barre el aire igual que lo hace un abanico. Ese misil energético, en cambio, no movía masas de aire precisamente por ser energético. Entonces el aire prácticamente no oponía resistencia.
Interlocutor: Ahora entiendo el por qué no quedaron huellas, algo que intriga sobremanera a los investigadores.
Ron Hubbard: En el Pentágono hay cinco muros de concreto de hormigón tan grandes que un misil terrestre no los atravesaría y menos aún un avión. Y sin embargo este misil energético lo hizo.
Además, es obvio que un avión de las características del Boeing no podría penetrar en un agujero tan pequeño en el que solamente entraría la cabina. Es decir, el resto del aparato, alas, fuselaje, etc., tendrían que haber quedado a la vista y hay fotos que revelan que nada de esto sucedió.
Interlocutor: Eso es lo que intrigó a todos, que las fotos revelan claramente que no hubo ningún avión que colisionara contra el Pentágono. ¿Y en donde terminó ese misil energético?
Ron Hubbard: En el centro del Pentágono, después de horadar los cinco muros.
Interlocutor: ¿Y que vieron los testigos que trabajaban adentro del Pentágono? Me refiero al misil energético.
Ron Hubbard: No vieron nada. Solamente vieron una fuerza que destrozaba todo y escucharon tremendas explosiones.
Interlocutor: ¿Y cuál es la prueba que tienen de que fue un misil?
Ron Hubbard: Ninguna, pues no lo saben. La única prueba que tienen es el destrozo, pero no saben con certeza qué es lo que lo causó.
Interlocutor: En la sesión anterior usted dijo que en el Pentágono sabían lo que había sucedido. ¿En qué sentido sabían?
Ron Hubbard: En el Pentágono conjeturan que fue un ataque extraterrestre.
Interlocutor: Bueno, de alguna manera no se equivocan.
Ron Hubbard: Claro, porque en realidad sí fue un ataque extraterrestre. Pero no fue un ataque en el sentido tradicional bélico.
Interlocutor: Esto está perfectamente claro. Ahora me surge la pregunta sobre si ese piloto iraquí a pesar de ser un novato hubiera llegado a impactar en el Pentágono. Lo pregunto porque según dicen los pilotos expertos, un novato jamás podría viajar con un Boeing a ras del suelo como para impactar en ese lugar.
Ron Hubbard: Ese avión, considerando la dirección que llevaba justo antes de ser absorbido por el portal dimensional, tendía a caer en el césped adyacente al Pentágono.
Interlocutor: Es decir que si no hubieran intervenido los extraterrestres ese avión se estrellaba en el césped y entonces hubiera aparecido el avión destrozado e innumerables cadáveres.
Ron Hubbard: Correcto. Cuando el avión es reemplazado por el misil, el misil no sigue el mismo trayecto del Boeing y por eso impacta en el Pentágono.
Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: Hay infinidad de fotos sobre el suceso e incluso, como ya dije, dos videos filmados.
Interlocutor: ¿Estos videos fueron eliminados?
Ron Hubbard: Los militares querían hacerlo pero cuando llegaron ya habían trascendido al público. De cualquier manera la versión oficial sigue siendo la misma, es decir que en el Pentágono se estrelló el avión comandado por el iraquí.
Interlocutor: Lo cual es un total disparate.
Ron Hubbard: Por supuesto. Dicen que la enorme fricción desintegró el aparato, ¿y dónde están los cadáveres entonces?
Interlocutor: De cualquier manera nadie cree la versión oficial.
Ron Hubbard: Sería absurdo que alguien pudiera creerla.
Interlocutor: Esto parece haber quedado perfectamente aclarado. Ahora quiero pasar al ataque de las Torres Gemelas.
Ron Hubbard: Aún hay algo importante que aclarar respecto al hemisferio Norte de Bellatrix IV. Esos dos científicos expertos en biología molecular que iban en el Boeing, agradecidos con los seres que los salvaron de una muerte segura, desde aquel momento, a la fecha ya hace cuatro años -ambos planetas tienen la misma medida de tiempo- están cooperando con ellos, tratando de prolongar su raza.
Y la región del Sur, que era enemiga acérrima de los del Norte, creyendo que los de este hemisferio había descubierto la tecnología como para neutralizar sus misiles energéticos, se rindió.
Interlocutor: ¿Nunca supieron los del Sur que los del Norte desviaron la trayectoria del misil hacia otro planeta?
Ron Hubbard: No, no lo supieron. Pensaron que lo habían neutralizado con un campo gravitatorio. Esta circunstancia los impulsó a la paz y ahora los científicos del Sur están cooperando con los del Norte en los experimentos sobre el ADN.
Ahora pasemos al ataque a las Torres Gemelas.
Interlocutor: Bien. El asunto clave que aquí se plantea es: ¿cómo puede ser que Bin Laden y unos pilotos inexpertos hayan podido llevar a cabo la logística necesaria para derribar con tanta precisión dos torres de tan tremendo tamaño, que en 9 segundos cayeron y quedaron hechas polvo. La primera pregunta, lógicamente, es si hubo aquí intervención extraterrestre.
Ron Hubbard: No, no hubo ninguna intervención extraterrestre.
Interlocutor: ¿Entonces cómo fue? Porque yo he visto la destrucción de edificios a través de implosiones, pero los expertos tardaron varios meses en prepararlos y además lo hicieron poniendo cargas explosivas en varias partes del edificio a derrumbar cuidadosamente seleccionadas.
Ron Hubbard: Empecemos por lo primero. El piloto que comandaba el Boeing que se pretendía impactar en el Pentágono era realmente un novato, pero los pilotos que iban al mando de los dos aviones que impactaron en las Torres Gemelas no eran novatos, sino muy expertos y sabían muy bien lo que estaban haciendo.
Interlocutor: Aquí encuentro otro de los muchos errores de apreciación de los investigadores, porque todos dijeron que los pilotos eran inexpertos. Bien. Ahora pregunto cómo puede ser que las Torres hayan implosionado con solo el impacto de los aviones. ¿Hubo acaso saboteadores que pusieron cargas explosivas de dinamita dentro de los edificios?
Ron Hubbard: No, no hubo tal cosa. Además, la dinamita nunca hubiera podido producir el efecto de destruir las Torres tal como fueron destruidas. El asunto fue de otra manera.
A diferencia de otros países cuyas torres están hechas de hormigón, las Torres Gemelas, por la altura que tenían, de 400 metros, eran prácticamente de una estructura de metal tan, pero tan fuerte, que hubiera aguantado cualquier impacto. Eran más fuerte que las torres hechas con hormigón.
El Talón de Aquiles, si se entiende lo que quiero significar, está en el mismo acero, porque si esas Torres hubieran sido de hormigón, capaz que se hubiera quebrado la punta con el impacto de los aviones pero no se hubieran derretido.
El combustible que estalló produjo un calor tan inconmensurable que prácticamente fue derritiendo el acero.
Interlocutor: ¿Pero como pudo caer el edificio, como dicen los investigadores que cayó, en 9 segundos, prácticamente en caída libre, y además hacerse polvo? Los expertos dicen que eso es algo imposible con el solo estallido del combustible.
Ron Hubbard: Eso es falso, porque no cayó en 9 segundos. Si hablamos de 9 hablemos de 9 minutos, no de 9 segundos.
Interlocutor: Bueno, aquí encuentro otro error o falsedad de los investigadores.
Ron Hubbard: Las Torres tardaron en caer en el tiempo que tardó en derretirse el acero.
Interlocutor: ¿Y el polvo en que quedaron convertidas las Torres? Porque según se dijo no quedaron trozos de nada.
Ron Hubbard: Eso también es falso. En la destrucción de las Torres no hay ninguna cosa extraña, ninguna trampa, ningún enigma. Hubo un polvo que se expandió por veinte cuadras a la redonda, eso sí, pero escombros hubo.
Se han encontrado los restos del avión, hubo cadáveres calcinados, trozos de objetos, etc. Fue un hecho normal sin ningún misterio. Lo único anormal, si se quiere llamarlo así, es que fue presenciado por naves extraterrestres.
Interlocutor: Sí, eso ya lo habíamos aclarado hace algún tiempo en otra sesión. ¿De dónde eran las naves?
Ron Hubbard: De varias procedencias, de Espiga, de Bellatrix IV. Justamente la nave que fue filmada pertenece a Bellatrix IV.
Interlocutor: Y bien clarita que fue filmada.
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: ¿Fue un atentado exclusivamente terrorista o hubo connivencia con algún sector del gobierno norteamericano? La pregunta concreta que hago en primer lugar es si en las altas esferas del gobierno se sabía del atentado que se iba a producir, lo mismo que sucedió con Pearl Harbor?
Ron Hubbard: Si, ambos casos son similares. Se sabía lo que iba a suceder pero no lo impidieron por negligencia.
Interlocutor: ¿Negligencia o connivencia?
Ron Hubbard: No, connivencia no, negligencia.
Interlocutor: ¿En ninguno de los dos casos, entonces, se dejó que sucediera sin hacer nada para aprovechar la coyuntura? Con respecto a Pearl Harbor, por ejemplo para que Estados Unidos tuviera la excusa para entrar en guerra y con respecto al gobierno de Bush para atacar Irak.
Ron Hubbard: No, eso es un error. En ambos casos hubo negligencia. En el caso de Pearl Harbor, si tú repasas un poco la historia, te darás cuenta que Estados Unidos no tenía prácticamente en aquel entonces ninguna capacidad bélica.
Después del ataque a Pearl Harbor tuvieron que trabajar las fábricas las 24 horas del día para pertrecharse, con armas, aviones, etc. Incluso si el día hubiera tenido más horas también las hubieran trabajado.
Interlocutor: ¿Entonces es toda una infamia sospechar que Roosevelt dejó que los japoneses atacaran a Pearl Harbor como excusa para entrar en guerra?
Ron Hubbard: Totalmente. Al contrario, él tenía tanta impotencia ante el ataque por la carencia de armamento que dio orden de trabajar intensamente a todas las fábricas para prepararse y darles una lección a los japoneses.
Incluso ordenó que todas las fábricas de acero que estaban haciendo otras cosas dejaran de hacerlo y se dedicaran a los armamentos.
Las fábricas de autopartes, de automotores, etc., por ejemplo, apoyaron durante meses a las fábricas de aviones y de armamentos.
Interlocutor: ¿Pero entonces Estados Unidos no presionó para nada al Japón para que los atacara como dicen algunos historiadores?
Ron Hubbard: No, para nada. Fue un total acto de traición de los japoneses.
Interlocutor: ¿Concretamente, entonces, Estados Unidos no quería entrar en guerra y no tuvo más remedio que hacerlo después de Pearl Harbor?
Ron Hubbard: Así es. Y por suerte. Por suerte para la libertad del mundo en aquel entonces, porque fue Estados Unidos el país que dio vuelta la guerra, ya que de lo contrario la hubiera ganado Alemania, Japón e Italia.
Interlocutor: Entiendo.
Ron Hubbard: Volviendo al 2001, el ataque a las Torres Gemelas fue el resultado de un acto de total negligencia del gobierno porque muchos habían advertido a los funcionarios responsables que se planificaba un ataque contra un objetivo importante, pero no militar, en el propio corazón de Nueva York.
Interlocutor: Esto esta suficientemente claro. ¿Entonces toda esa gente que escribió libros planteando la hipótesis sobre un autoatentado ha sido influenciado por los espíritus del Error? Lo pregunto porque estoy viendo, por lo que usted me está diciendo, que han falseado los hechos. Incluso yo mismo creí esos hechos falsos.
Ron Hubbard: ¡Por supuesto que están detrás los espíritus del Error! Se podrá criticar a tal o cual gobierno de Estados Unidos sobre si es mala o buena la dirección en la que está llevando al país, pero nunca enrostrarle el sabotear a su propia Nación como excusa para hacer una invasión.
Interlocutor: ¿Puedo poner, entonces, con todas las letras, que tal perversión no existió?
Ron Hubbard: Sí, puedes ponerlo con todas las letras. A tal extremo, no.
Interlocutor: ¿Tengo que presumir entonces que todos los que han escrito sobre la hipótesis de un autoatentado son puros difamadores?
Ron Hubbard: Yo diría más bien que son comerciantes y hablar de un autoatentado favorece la venta de los libros.
Interlocutor: ¿Se puede decir que lo que hizo el gobierno de Bush es aprovechar para sus propios fines el ataque a las Torres Gemelas?
Ron Hubbard: Eso sí, pero no que le pusieron la capa roja al toro para que éste embistiera y así tener la excusa para matarlo porque "él me atacó primero". Esto deséchalo totalmente.
Interlocutor: Está bien, creo que el punto está aclarado. Volviendo al ataque a las Torres Gemelas, ¿hubo algún factor suerte?
Ron Hubbard: Ten en cuenta que a la distancia las Torres se ven pequeñas, pero cerca son edificios monstruosos.
Interlocutor: ¿Eran militares los pilotos?
Ron Hubbard: No, eran civiles pero con mucho conocimiento de vuelo.
Interlocutor: ¿Eran lisa y llanamente suicidas?
Ron Hubbard: Sí, totalmente. Además, los eligieron bien. Tenían muy buen aval. Su conducta era encomiable. En aquella época los aeropuertos no estaban tan vigilados y ellos exhibieron su carnet de aviador en perfectas condiciones, con una hoja de servicios intachable, con los mejores antecedentes.
Interlocutor: ¿Es decir que el atentado se preparó durante muchos meses y no fue algo improvisado?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto. Incluso se había previsto otros pilotos de la misma envergadura por si ese día algunos de los elegidos se enfermaba o tenía alguna crisis o cualquier otro impedimento para volar.
Interlocutor: Sigo pensando que el ataque a las Torres Gemelas es algo asombroso por lo perfecto que salió. ¿Usted me ratifica que no hubo ninguna carga explosiva dentro del edificio?
Ron Hubbard: No, porque lo que estalló y produjo la caída de las Torres fue el combustible de los aviones. No te olvides que estamos hablando de 20.000 litros de gasolina muy inflamable en los tanques de cada avión.
Interlocutor: Yo leí en algún artículo que para que el acero se funda se necesita más temperatura de la que podía producir la explosión de la gasolina.
Ron Hubbard: No, no es así. La elevación de la temperatura que produjo el estallido del combustible fue suficiente para fundir el acero. Además, el mismo calor se fue retroalimentando elevándose a niveles considerables. La estructura se derrumbó porque cada piso incidió sobre el otro y no hubo ningún soporte que pudiese contener el derrumbe.
Interlocutor: ¿Fue una implosión o algo parecido a una implosión?
Ron Hubbard: No, no fue en realidad una implosión de las Torres, sino directamente un derrumbamiento sobre sí mismas. Lo que hace la implosión es quitar el aire y el derrumbe va hacia adentro, y en este caso fue un "pancake", es decir, cada parte que se derrumba incide sobre las siguientes.
Interlocutor: ¿Usted dice que no hubo nada de azar en esto?
Ron Hubbard: No, no fue azar, fue todo calculado.
Interlocutor: ¿Pero el efecto que produjo el impacto no fue acaso mejor que el esperado por los terroristas?
Ron Hubbard: En ese sentido sí, pues ellos no esperaban la destrucción de las Torres en la medida en que sucedió.
Interlocutor: Otra cosa que tengo para preguntar es que a los investigadores les intriga que cualquier periodista pueda entrevistar a Bin Laden pero los servicios de inteligencia de Estados Unidos no pueden ubicarlo.
Ron Hubbard: Eso es falso, pues no cualquiera puede entrevistarlo. Sólo pueden hacerlo gente de suma confianza y previo pasar por muchos controles.
Interlocutor: ¿Nada que ver, como dicen, que si Estados Unidos lo encuentra se acabó el juego?
Ron Hubbard: No, porque si lo encuentran no se acabó el juego, ya que aparecerán otros y la cosa seguirá. En realidad, Bin Laden no es una persona sino un personaje, si se entiende la diferencia. Si él desaparece, de inmediato surge otro de similar carisma.
Interlocutor: ¿Estarán preparando otro atentado?
Ron Hubbard: Mientras el fundamentalismo exista siempre habrá atentados.
Interlocutor: ¿Por qué murieron tan pocas personas? Creo que al final el recuento de los fallecidos daba algo así como menos de tres mil. Se calcula que debía haber en el momento del ataque por lo menos veinte mil personas trabajando en las Torres. ¿No es extraño?
Ron Hubbard: No, para nada. El ataque a las Torres fue realizado en un horario muy temprano y el conjunto de los trabajadores accedía al lugar algo así como media hora o una hora más tarde.
Interlocutor: ¿Éste es todo el misterio?
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: ¿Entonces, en definitiva, todos los que están especulando sobre un autoatentado están falseando los hechos?
Ron Hubbard: Lo que están haciendo es vender libros.
Interlocutor: Entiendo la ironía. ¿Habría algo más para agregar sobre este tema?
Ron Hubbard: Solamente que, volviendo al principio de la sesión, el hecho de que los seres de Bellatrix IV se hayan apoderado del avión, con este acto han salvado vidas que de otra manera hubieran perecido al impactar sobre el suelo, y digo impactar sobre el suelo porque tal como iba ni siquiera iba a rozar el Pentágono pues caería en el césped adyacente.
Interlocutor: ¿Los pasajeros del avión que ahora están en Bellatrix IV no extrañan a sus familias?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto, y muchos de ellos están en lo que aquí se llaman psicólogos. Algunos han propuesto incluso abducir a sus familiares para estar juntos nuevamente, pero los seres de Bellatrix se han negado sosteniendo que ellos para la Tierra están muertos y así deben ser considerados. Se les ha dicho que tienen que hacer de cuenta que están viviendo una vida prestada.
Interlocutor: ¿Se han adaptado estas personas a ese otro planeta?
Ron Hubbard: Sí, se han adaptado perfectamente, incluso tienen libertad para trabajar en lo que deseen o estudiar, sea música, literatura u otras artes.
Interlocutor: ¿Por casualidad algún Yo Superior de los trabajadores de las Torres Gemelas avisó de alguna manera a su parte encarnada para que ese día no fuera a trabajar?
Ron Hubbard: No, en este caso no.
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NOTA: Los militares saben con certeza que no fue un avión el que produjo los destrozos en el Pentágono. Sospechan de un ataque extraterrestre, pero sin embargo prefieren mantenerse en la disparatada postura de que fue un avión y que los civiles crean que ocultan algo, antes que exponerse al ridículo que significaría decir la verdad.
A pesar de lo que nos quieren hacer creer los autores de la tesis sobre el autoatentado, la destrucción de las Torres Gemelas se debió exclusivamente a la explosión del combustible de los aviones que impactaron en ellas. El estallido de la gasolina produjo una onda calorífica tremenda que prácticamente derritió el acero de los edificios ocasionando el derrumbamiento en pocos minutos. El resto de las especulaciones, cargas explosivas en los muros, ayuda interna, etc., son puras fantasías. Obviamente, la realidad no vende libros, la truculencia sí.
La historia es siempre la misma: cuando no se sabe la verdad se la inventa, y si es morbosa e infamante, mejor. El ataque a las Torres Gemelas fue el resultado de la negligencia de quienes tenían a su cargo la defensa del país, porque desoyeron las advertencias acerca de que los terroristas planificaban un ataque contra un objetivo importante, pero no militar, en el propio corazón de Nueva York. Pero ya es sabido que "a río revuelto, ganancia de pescadores".
Se puede criticar a tal o cual gobierno de Estados Unidos sobre si es mala o buena la dirección en la que está llevando a la Nación, pero nunca enrostrarle el sabotear a su propio país como excusa para una invasión. El hecho de que se haya aprovechado de una tragedia para justificarla es harina de otro costal.
Roosevelt también fue acusado falsamente de que Pearl Harbor no fue una victoria japonesa sino la consumación de una estrategia desarrollada por él mismo desde 1939, con la que, en primer lugar, provocó la entrada de Estados Unidos en guerra y, posteriormente, le permitió convertirse en la primera potencia mundial.
Osama Bin Laden es la cara visible del terrorismo que planeó excluyentemente el ataque a las Torres Gemelas, es decir, sin participación de ningún sector de los Estados Unidos. Si bien la operación fue planeada minuciosamente durante muchos meses y los dos pilotos que condujeron a los aviones para que impactaran en los edificios eran muy expertos -no eran novatos como nos quieren hacer creer los que sostienen la deleznable teoría del autoatentado-, el resultado sobrepasó las mejores esperanzas de los terroristas, que sólo esperaban destruir cuanto más un par de pisos.
¿Quien cambió el avión por un misil?
La clave estába en Bellatrix.
http://www.grupoelron.org/
Hace mil millones de años, en un planeta llamado Bufarrium 3, vivia una raza alienigena; los Trollums, quienes se vieron forzados a abandonar su planeta en busca de hembras ya que en su tierra natal estas habian sido secuestradas por una raza enemiga los "Teclavus", habitantes del vecino planeta Garchun.- Asi fue como con la desaparicion de sus mujeres, los trollums empezaron a tener relaciones entre ellos. Se ve que le tomaron el gusto por que al abandonar su planeta, encararon para Garchun y en vez de rescatar a sus mujeres, grandes ejercitos de trollums se clavaron (valga la redundancia a los Teclavus) Asi fue como nacio la hermandad cosmológica de los Teclavauntrolum (sigla que unifica ambas razas alienigenas).- Dicen los espiritus de la luz (no confundir con Edenor o Segba) que estan entre nosotros, se sospecha de Oggi Junco, Polino y Zulma Lobato de quien se cree es la reencarnacion De Trol-Um, el primer habitante del planeta Buffarrium 3.- Esta es la voz de los Trollums, la conquista ha empezado...
ResponderEliminarLa idiotez no conoce límites.
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