El Abominable hombre de las nieves", los investigadores han rotulado a una extraña criatura del Himalaya, también conocido como Yeti, que hasta el momento ha desafiado a la ciencia respecto de su verdadera existencia.
Muchos que sostienen haberlos visto lo describen como de fuerte constitución, de más de dos metros de altura, cubierto de pelo y muy parecido al mono.
Algunos aseveran que huelen bastante mal, se comunican a través de gruñidos, gritos o silbidos y tienen semejanza con los hombres salvajes de los bosques de la antigüedad que aparecen en el Poema de Gilgamesh como enkidus o en la mitología grecorromana como faunos y sátiros.
Los investigadores divergen en cuanto a si las últimas referencias sobre el Yeti son el resultado de tradiciones muy antiguas, o si simplemente corroboran que tales criaturas han existido durante generaciones y que es posible que aún vivan en regiones remotas.
Las comprobaciones físicas -huellas, partes del cuerpo, pelos, fotografías e incluso alguna filmación ocasional (que hemos visto innumerables veces por televisión)- han sido muy cuestionadas por los expertos, siendo para algunos burdos engaños y para otros simplemente interpretaciones erradas de huellas de animales conocidos.
En 1960, el legendario montañista sir Edmund Hillary formó una expedición para encontrar al "abominable hombre de las nieves" y determinar fehacientemente cuánto había de fantasía y cuánto de realidad en esta tan extraña como elusiva criatura, incluyendo el que fue visto por el padre de su guía sherpa, Tenzing Norkay, pero no pudo hallar nada en uno u otro sentido.
Los monjes de un monasterio tibetano que sostenían poseer el cuero cabelludo de un Yeti quedaron sorprendidos cuando su análisis demostró que se trataba de piel de cabra.
En todas las épocas se han organizado expediciones por perseguidores de bigfoots, y la publicaciones sobre el tema es profusa y sumamente controvertida.
Sus investigadores han coleccionado muchos moldes de huellas, han revisado el folclore nativo de las regiones donde se afirma haberlos visto y han diseñado planes para su captura.
Algunos autores proponen que una especie de simio aún por descubrir o un último sobreviviente del hombre de Neanderthal podría explicar estos extraños avistamientos. Otros van más lejos, y los relacionan con seres extraterrestres.
Los escépticos sostienen que, sin evidencias físicas, el peso de las pruebas aportadas no tiene ningún valor.
Por otro lado, como las noticias que se tienen de estos seres proceden de áreas remotas, y casi siempre se han visto desde una considerable distancia al borde de un claro, atravesando un camino o sendero, se piensa que las posibilidades de confusión con cualquier ser son muchas, por lo que los escépticos interpretan esos avistamientos como símbolo de la fascinación que persiste en el mundo moderno por lo salvaje, así como de la sensación que tiene la civilización moderna de haber explorado todo el planeta, a excepción de pocos reductos de misterio y naturaleza salvaje.
El Grupo Elron sabe con toda certeza, porque así nos fue revelado por nuestros Guías espirituales, que el Yeti es una criatura extraterrestre, que fue traído hace miles de años por habitantes del planeta Aní, situado a 35 años luz de la Tierra -47 Ursae Majoris (Osa Mayor) -, pero que no previeron que el humano avanzaría tan rápido en la evolución.
Al contrario del "Hombre lobo", mal llamado Lobisón, que también es extraterrestre aunque humanoide, el Yeti es una criatura buenísima que está emparentada con el célebre Pie Grande norteamericano, que también provienen de Aní.
Los investigadores que analizaron restos de pelo dejados por estos seres prendidos a los árboles, demostraron científica e irrefutablemente que no pertenecían a ninguna criatura terrestre.
Escrito por Horacio Velmont
Muchos que sostienen haberlos visto lo describen como de fuerte constitución, de más de dos metros de altura, cubierto de pelo y muy parecido al mono.
Algunos aseveran que huelen bastante mal, se comunican a través de gruñidos, gritos o silbidos y tienen semejanza con los hombres salvajes de los bosques de la antigüedad que aparecen en el Poema de Gilgamesh como enkidus o en la mitología grecorromana como faunos y sátiros.
Los investigadores divergen en cuanto a si las últimas referencias sobre el Yeti son el resultado de tradiciones muy antiguas, o si simplemente corroboran que tales criaturas han existido durante generaciones y que es posible que aún vivan en regiones remotas.
Las comprobaciones físicas -huellas, partes del cuerpo, pelos, fotografías e incluso alguna filmación ocasional (que hemos visto innumerables veces por televisión)- han sido muy cuestionadas por los expertos, siendo para algunos burdos engaños y para otros simplemente interpretaciones erradas de huellas de animales conocidos.
En 1960, el legendario montañista sir Edmund Hillary formó una expedición para encontrar al "abominable hombre de las nieves" y determinar fehacientemente cuánto había de fantasía y cuánto de realidad en esta tan extraña como elusiva criatura, incluyendo el que fue visto por el padre de su guía sherpa, Tenzing Norkay, pero no pudo hallar nada en uno u otro sentido.
Los monjes de un monasterio tibetano que sostenían poseer el cuero cabelludo de un Yeti quedaron sorprendidos cuando su análisis demostró que se trataba de piel de cabra.
En todas las épocas se han organizado expediciones por perseguidores de bigfoots, y la publicaciones sobre el tema es profusa y sumamente controvertida.
Sus investigadores han coleccionado muchos moldes de huellas, han revisado el folclore nativo de las regiones donde se afirma haberlos visto y han diseñado planes para su captura.
Algunos autores proponen que una especie de simio aún por descubrir o un último sobreviviente del hombre de Neanderthal podría explicar estos extraños avistamientos. Otros van más lejos, y los relacionan con seres extraterrestres.
Los escépticos sostienen que, sin evidencias físicas, el peso de las pruebas aportadas no tiene ningún valor.
Por otro lado, como las noticias que se tienen de estos seres proceden de áreas remotas, y casi siempre se han visto desde una considerable distancia al borde de un claro, atravesando un camino o sendero, se piensa que las posibilidades de confusión con cualquier ser son muchas, por lo que los escépticos interpretan esos avistamientos como símbolo de la fascinación que persiste en el mundo moderno por lo salvaje, así como de la sensación que tiene la civilización moderna de haber explorado todo el planeta, a excepción de pocos reductos de misterio y naturaleza salvaje.
El Grupo Elron sabe con toda certeza, porque así nos fue revelado por nuestros Guías espirituales, que el Yeti es una criatura extraterrestre, que fue traído hace miles de años por habitantes del planeta Aní, situado a 35 años luz de la Tierra -47 Ursae Majoris (Osa Mayor) -, pero que no previeron que el humano avanzaría tan rápido en la evolución.
Al contrario del "Hombre lobo", mal llamado Lobisón, que también es extraterrestre aunque humanoide, el Yeti es una criatura buenísima que está emparentada con el célebre Pie Grande norteamericano, que también provienen de Aní.
Los investigadores que analizaron restos de pelo dejados por estos seres prendidos a los árboles, demostraron científica e irrefutablemente que no pertenecían a ninguna criatura terrestre.
Escrito por Horacio Velmont
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