Aunque a veces lo olvides, eres una mujer completa y en tu interior puedes hallar todo aquello que crees que te falta para ser feliz
Es muy posible que también tú, como muchas otras personas, pases parte de tu vida atendiendo esas pequeñas imperfecciones y carencias y aspirando solucionarlas para ser así, una mujer completa.
Hay quien, por su parte, deja una relación afectiva esperando que la siguiente le proporcione todo aquello que le falta, que le “llenen” todos esos vacíos que nadie sabe sanar para aportarle una felicidad auténtica, real.
Muchos de nosotros avanzamos por nuestros senderos vitales lamentando todo lo que nos falta en lugar de apreciar lo que ya tenemos, lo que somos, lo que valemos.
Es necesario cambiar de actitud y enfocar muchos de estos detalles cotidianos de otro modo.
Debes empezar a recordarte cada día que lo eres, una mujer completa que no necesita que nadie le diga cómo ser feliz o que le demuestre algo que tú ya sabes: que puedes lograr cada cosa que desees, que eres valiente y alguien hermoso que merece lo mejor.
Te damos 5 razones que te ayudarán a convencerte de ello.
Eres una mujer completa, alguien valiente
1. Todas las batallas vividas, todos los aprendizajes
Eres una mujer completa que ya sabe mucho de la vida. Has pasado por momentos complejos, por instantes tan delicados donde has descubierto lo mejor y lo peor de las personas.
Todo momento vivido es un aprendizaje valioso que siempre te va a ser útil. Porque las decepciones también enseñan, así como esas épocas de intensa felicidad.
Toda batalla y todo ciclo de paz y bienestar son piezas de nuestra propia historia, esa que debemos valorar porque conforma todo lo que somos ahora.
2. No te falta nada que tú misma no puedas encontrar
En ocasiones, cuando somos muy jóvenes, buscamos la felicidad como si fuera un ser mitológico al que encontrar y capturar. No es así, la felicidad se crea desde nuestro propio interior.
Las personas que pasan su vida pensando en todo lo que les falta, almacenan tantos vacíos en su corazón que es casi imposible que de ahí pueda germinar la felicidad.
Solo cuando somos capaces de entender que todo lo que nos falta lo podemos alcanzar nosotros mismos comprenderemos que no es tan difícil ser un poco más felices.
Si te falta seguridad, no la busques en los demás: aprende a no tener miedo.
Si te falta amor, aprende a quererte un poco más ti misma, porque el amor propio es lo que nos ofrece dignidad para construir relaciones afectivas más felices.
3. Has aprendido que hay cosas que ya no valen la pena
Lo maravilloso de madurar es darnos cuenta de que hay cosas y personas que ya no valen la pena, las lágrimas ni las preocupaciones.
También esto te permite ser una mujer más completa, porque puedes concentrar todas tus energías y pasiones en lo que de verdad importa.
Siempre debería llegar ese instante en nuestro ciclo vital en que, por fin, tomamos conciencia de que es necesario pensar un poco más en nosotras mismas, y al hacerlo, nunca estaremos pecando de egoísmo o de soberbia.
Estaremos protegiendo nuestra autoestima.
4. Has aprendido a confiar en lo que tenga que venir
Una mujer completa ya no teme al futuro, porque confía en si misma, porque es experta en resiliencia, porque ha hecho de sus batallas su mejor aprendizaje para afrontar todo aquello que tenga que venir.
Has aprendido también a aceptar los cambios y aprender de ellos, porque es la mejor herramienta para dejar de tener miedo.
Eres consciente, además, de que la vida son ciclos y que, para vivirlos con dignidad y felicidad, no hay que aferrarse a lo que se pierde o se deja atrás.
Si alguien te ha dejado, sigues avanzando con seguridad, porque sabes que seguirás conociendo personas que valen la alegría, no la pena.
Sabes también que, en ocasiones, te has equivocado y has elegido caminos que no eran los apropiados.
No obstante, y a pesar de ello, no te arrepientes, porque ese error te abrió los ojos y te ayudó a confiar en que tus próximos pasos van a ser más acertados.
5. No necesitas a nadie que te complete
Ya eres una mujer completa, alguien que disfruta por entero de los suyos, de su familia y de sus amigos.
Te recomendamos leer también “el verdadero secreto de la atracción va más allá del físico o el interior”
Has llegado a ese punto de tu vida en que sabes que, para dar lo mejor de ti a los demás, tienes que estar bien, y que almacenar miedos e inseguridades no hace más que complicar nuestras relaciones personales.
No necesitas tener pareja para ser feliz. No quieres medias naranjas: quieres manzanas enteras a las que “morder” y de quienes disfrutar con madurez, integridad y libertad.
Eres una mujer completa que sabe disfrutar de lo que ya tiene, pero que sigue aprendiendo cada día a través de la intuición y de esa mente abierta que todo lo atiende, con empatía, respeto y sabiduría.
Es muy posible que también tú, como muchas otras personas, pases parte de tu vida atendiendo esas pequeñas imperfecciones y carencias y aspirando solucionarlas para ser así, una mujer completa.
Hay quien, por su parte, deja una relación afectiva esperando que la siguiente le proporcione todo aquello que le falta, que le “llenen” todos esos vacíos que nadie sabe sanar para aportarle una felicidad auténtica, real.
Muchos de nosotros avanzamos por nuestros senderos vitales lamentando todo lo que nos falta en lugar de apreciar lo que ya tenemos, lo que somos, lo que valemos.
Es necesario cambiar de actitud y enfocar muchos de estos detalles cotidianos de otro modo.
Debes empezar a recordarte cada día que lo eres, una mujer completa que no necesita que nadie le diga cómo ser feliz o que le demuestre algo que tú ya sabes: que puedes lograr cada cosa que desees, que eres valiente y alguien hermoso que merece lo mejor.
Te damos 5 razones que te ayudarán a convencerte de ello.
Eres una mujer completa, alguien valiente
1. Todas las batallas vividas, todos los aprendizajes
Eres una mujer completa que ya sabe mucho de la vida. Has pasado por momentos complejos, por instantes tan delicados donde has descubierto lo mejor y lo peor de las personas.
Todo momento vivido es un aprendizaje valioso que siempre te va a ser útil. Porque las decepciones también enseñan, así como esas épocas de intensa felicidad.
Toda batalla y todo ciclo de paz y bienestar son piezas de nuestra propia historia, esa que debemos valorar porque conforma todo lo que somos ahora.
2. No te falta nada que tú misma no puedas encontrar
En ocasiones, cuando somos muy jóvenes, buscamos la felicidad como si fuera un ser mitológico al que encontrar y capturar. No es así, la felicidad se crea desde nuestro propio interior.
Las personas que pasan su vida pensando en todo lo que les falta, almacenan tantos vacíos en su corazón que es casi imposible que de ahí pueda germinar la felicidad.
Solo cuando somos capaces de entender que todo lo que nos falta lo podemos alcanzar nosotros mismos comprenderemos que no es tan difícil ser un poco más felices.
Si te falta seguridad, no la busques en los demás: aprende a no tener miedo.
Si te falta amor, aprende a quererte un poco más ti misma, porque el amor propio es lo que nos ofrece dignidad para construir relaciones afectivas más felices.
3. Has aprendido que hay cosas que ya no valen la pena
Lo maravilloso de madurar es darnos cuenta de que hay cosas y personas que ya no valen la pena, las lágrimas ni las preocupaciones.
También esto te permite ser una mujer más completa, porque puedes concentrar todas tus energías y pasiones en lo que de verdad importa.
Siempre debería llegar ese instante en nuestro ciclo vital en que, por fin, tomamos conciencia de que es necesario pensar un poco más en nosotras mismas, y al hacerlo, nunca estaremos pecando de egoísmo o de soberbia.
Estaremos protegiendo nuestra autoestima.
4. Has aprendido a confiar en lo que tenga que venir
Una mujer completa ya no teme al futuro, porque confía en si misma, porque es experta en resiliencia, porque ha hecho de sus batallas su mejor aprendizaje para afrontar todo aquello que tenga que venir.
Has aprendido también a aceptar los cambios y aprender de ellos, porque es la mejor herramienta para dejar de tener miedo.
Eres consciente, además, de que la vida son ciclos y que, para vivirlos con dignidad y felicidad, no hay que aferrarse a lo que se pierde o se deja atrás.
Si alguien te ha dejado, sigues avanzando con seguridad, porque sabes que seguirás conociendo personas que valen la alegría, no la pena.
Sabes también que, en ocasiones, te has equivocado y has elegido caminos que no eran los apropiados.
No obstante, y a pesar de ello, no te arrepientes, porque ese error te abrió los ojos y te ayudó a confiar en que tus próximos pasos van a ser más acertados.
5. No necesitas a nadie que te complete
Ya eres una mujer completa, alguien que disfruta por entero de los suyos, de su familia y de sus amigos.
Te recomendamos leer también “el verdadero secreto de la atracción va más allá del físico o el interior”
Has llegado a ese punto de tu vida en que sabes que, para dar lo mejor de ti a los demás, tienes que estar bien, y que almacenar miedos e inseguridades no hace más que complicar nuestras relaciones personales.
No necesitas tener pareja para ser feliz. No quieres medias naranjas: quieres manzanas enteras a las que “morder” y de quienes disfrutar con madurez, integridad y libertad.
Eres una mujer completa que sabe disfrutar de lo que ya tiene, pero que sigue aprendiendo cada día a través de la intuición y de esa mente abierta que todo lo atiende, con empatía, respeto y sabiduría.
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