LA VERDAD DE JACK EL DESTRIPADOR Y FUE UNA MUJER

Médium : Jorge Olguín.
Interlocutor y Auditor : Horacio Velmont.
Entidad que se presentaron a dialogar : K. A., Thetán de . (en una de sus encarnaciones fue Jack el Destripador), SESIÓN DEL 2/9/98

Auditor (Horacio Velmont): Entiendo que hubo muchos problemas.

Auditado (K. A.): Hubo una vida donde yo estuve en Holanda. En ese entonces me llamaba Miriam.

Auditor (Horacio Velmont): ¿En esa encarnación es donde sufriste una violación?

Auditado (K. A.): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): Bueno, pero ese incidente ya lo repasamos. ¿Hay algún incidente anterior a ése?

Auditado (K. A.): No, hay un incidente en una vida posterior a ésa. Ocurrió a comienzos del Siglo XIX, para fines del 1800, encarné casi inmediatamente, en Londres, como mujer. Tuve una infancia muy desdichada, donde mi madre no me pudo criar y entonces estaba en una cantina, en el barrio del Este. Vivía con un matrimonio donde la mujer era prostituta y el hombre regentaba una cantina.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tenías en ese momento?

Auditado (K. A.): Lo que yo me recuerdo. Tenía 12 años. El hombre me sometía permanentemente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Sexualmente?

Auditado (K. A.): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Era tu padre?

Auditado (K. A.): No, no lo era.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tenías cuando te sedujo?

Auditado (K. A.): Tenía 12 años, pero no me sedujo, directamente me llevó a su habitación a la fuerza y me violó.

Auditor (Horacio Velmont): Relátame como sucedió para eliminar la carga del incidente.

Auditado (K. A.): Directamente dijo que yo tenía que pagar por la comida y la única manera de hacerlo era acostándome con él, como lo hacía la mujer.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Durante cuánto tiempo abusó de ti?

Auditado (K. A.): Prácticamente hasta los 14 años, es decir, durante dos años, casi en forma reiterada. Ni siquiera cerraba la puerta. Un día llegó de trabajar la mujer, porque trabajaba de noche en la prostitución y nos sorprende acostados, y entonces le grita desaforadamente y le tira con un jarrón y él la golpea con un palo marcándole toda la cara y rompiéndole también un montón de dientes.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás percibiendo con claridad esa escena? Te lo pregunto porque es importante que revivas el momento con la mayor precisión posible para que al duplicarlo se borre definitivamente y ya no te perturbe.

Auditado (K. A.): Sí, la estoy percibiendo totalmente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cuáles son tus sentimientos al respecto?

Auditado (K. A.): Lo que les sucede a ellos no me molesta porque yo nos los quería.

Auditor (Horacio Velmont): Bien, continúa.

Auditado (K. A.): La mujer le echa en cara: "¡Por culpa de esa putita no voy a poder ir a trabajar!".

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo te llamabas en esa encarnación?

Auditado (K. A.): Mary Ann.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Por qué decía la mujer que no podría ir a trabajar por tu culpa?

Auditado (K. A.): Porque ella trabajaba de noche como prostituta y su esposo le había dejado el rostro marcado. Entonces él le dice: "No te preocupes, Mary ya está por cumplir 15 años y puede reemplazarte".

Yo le tenía odio a ella y a todas las prostitutas. Y lo peor que podían hacerme era enviarme a trabajar de prostituta. Pensé escaparme pero no tenía donde comer. Entonces, una noche me acompaña quien era mi madrastra y me lleva a un boulevard diciéndome: "Tú te tienes que quedar aquí y si viene un hombre que quiere usar de tus servicios por tres o cuatro monedas, te tienes que entregar".

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo trabajaban en ese entonces las prostitutas?

Auditado (K. A.): Era muy sencillo, pues no iban a ningún albergue. Directamente tenían relaciones en plena calle. Las prostitutas no usaban ninguna ropa interior. Se ponían solamente unas medias de encaje que les llegaba hasta la parte media del muslo. Tenían los genitales al aire.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Era la época del célebre Jack el Destripador?

Auditado (K. A.): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Vos habías oído de Jack el Destripador?

Auditado (K. A.): En aquella época aún no había aparecido.

Auditor (Horacio Velmont): Bien, continúa.

Auditado (K. A.): Entonces me lleva a trabajar y me paro con otras prostitutas. Ella se había puesto como una especie de velo para que no le vieran el rostro lastimado. A los pocos minutos se acerca a ella un señor muy mayor, con sombrero de copa alta y un bastón. Le habla y arreglan el precio, y entonces él me mira y luego le pregunta cuánto por mí y ella le responde: "Por ella cinco monedas".

Al hombre le brillan los ojos y dice que sí, que está bien. Le paga las cinco monedas a mi madrastra y ella se va dejándome a solas con él. Entonces el hombre se desprende la ropa íntima y me dice que me suba la pollera. Yo me resisto y el hombre me pregunta qué es lo que pasa, y si es que estoy jugando con él. Y al decir esto me golpea con el puño del bastón, que era de metal, y me lastima la cara.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás sintiendo el dolor en este momento?

Auditado (K. A.): Sí, en toda la frente. Yo quiero huir pero me tira al suelo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿La calle estaba desierta?

Auditado (K. A.): Sí, por aquella zona todas las calles estaban desiertas.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Logra violarte?

Auditado (K. A.): Sí, prácticamente me viola, pero yo le rasguño la cara y él entonces reacciona sacando una especie de navaja del bolsillo y me tajea toda la cara y luego se va.

Auditor (Horacio Velmont): ¿De qué lado de la cara te tajea?

Auditado (K. A.): De los dos lados.

Auditor (Horacio Velmont): ¿El tajo es muy profundo?

Auditado (K. A.): Sí.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás sintiendo el dolor en este momento?

Auditado (K. A.): Sí, pero lo que más me preocupa es lo que van a decir en mi casa. Si mi madrastra no podía trabajar porque le habían lastimado un poco la cara, cuando me vean a mí así no me van a querer dar de comer. Y eso es precisamente lo que sucede: cuando me ven con el rostro tajeado, me echan. No sólo porque ya no les soy útil, sino porque les causo repulsión con el rostro así tajeado. Tengo toda la cara desfigurada.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo hiciste para sobrevivir?

Auditado (K. A.): Yo tenía un adolescente amigo que venía siempre a comer a la fonda y el padre trabajaba en una farmacia y me puso algunas vendas en la cara de color carne como para disimular. Pero el odio que tengo es tan grande, tan grande.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás sintiendo en este momento ese odio?

Auditado (K. A.): Sí, lo estoy sintiendo. Siento ganas de matar. Tengo toda la ropa manchada de sangre. El muchacho amigo mío, que se llama George, me presta ropa de hombre, ropa de él, y también sus zapatos, a los que yo agrego algodones en las puntas para poder usarlos, ya que me quedan grandes.

Auditor (Horacio Velmont): Es decir que te vistes de hombre.

Auditado (K. A.): Así es. Le pido por favor a George si me puede cortar el pelo casi al ras, como lo usan los hombres, y él accede a mi pedido.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tu cabello es rubio?

Auditado (K. A.): Mi cabello es castaño. Me esconde en una buhardilla y me da de comer. Me tiene allí varios días.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tiene George?

Auditado (K. A.): Tiene 17 años. Pero me respeta tremendamente. En ese momento, a la noche, yo le pido permiso para salir con la excusa de trabajar en la prostitución, pero me dice que no lo haga porque él me va a dar de comer, pero igual yo me escapo por la ventana.

Auditor (Horacio Velmont): ¿En ese momento sigues con el rostro lastimado?

Auditado (K. A.): Sí, pero ya estoy mejor. Igual estoy con las vendas. Le robé un bisturí al padre de George, que como dije tenía una farmacia, y salgo con el bisturí entre las ropas masculinas. M e confunden con un varón y entonces le hago una propuesta a una prostituta y me lleva a su bohardilla. Cuando me pide que le pague por adelantado yo saco una moneda que le había robado a George y se la doy, y cuando se levanta el vestido le hinco el bisturí en el bajo vientre y antes de que pegue un alarido le corto la garganta y le arranco prácticamente todos los genitales y se los dejo a un costado de la cama, recupero la plata, busco, saco una alhaja, saco más cosas y desaparezco.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Le sacaste, entonces, los genitales a una prostituta?

Auditado (K. A.): Así es. A los dos días hago lo mismo. Voy a otra prostituta y en la propia calle la degüello y la corto sacándole prácticamente todas las tripas afuera. No quiero que haya prostitutas. ¡Las odio tremendamente!

Auditor (Horacio Velmont): ¿La policía se entera?¿Aparecen los crímenes en los diarios?

Auditado (K. A.): Sí, pero buscan a un varón, buscan a un hombre y acusan a un médico porque descubren que se ha usado un bisturí para degollarlas y sacarles los órganos.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Esto tiene relación con Jack el Destripador?

Auditado (K. A.): No sé, porque no dan el nombre de ningún Jack, dan el nombre de un médico.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estamos hablando de Londres?¿Esto sucede en Londres?

Auditado (K. A.): Sí, así es. En la calle de las prostitutas.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás percibiendo la fecha?

Auditado (K. A.): No me interesa la fecha. Me interesa mi dolor.

Auditor (Horacio Velmont): Está bien. Continúa.

Auditado (K. A.): Dejo pasar tres o cuatro días y mato a una tercera persona.

Auditor (Horacio Velmont): ¿También prostituta?

Auditado (K. A.): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué le haces a esta otra prostituta?

Auditado (K. A.): Le hago lo mismo, la degüello, le clavo el bisturí y le saco los riñones. Mi odio es cada vez más grande, y no solamente hago lo mismo con una cuarta prostituta sino también con una quinta.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué le haces a la quinta prostituta?

Auditado (K. A.): Como el caso ya era muy conocido es con la que menos puedo hacer cosas porque había policías buscando al asesino por todos lados en ese mismo horario.

Auditor (Horacio Velmont): ¿A alguna prostituta le cortaste la oreja?

Auditado (K. A.): Sí.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Se la enviaste a la policía?

Auditado (K. A.): Sí, lo hice, pero de odio, y también como para demostrarles que yo tenía poder.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Le enviaste también una nota a la policía?

Auditado (K. A.): Sí.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué decía esa nota? ¿La estás viendo en este momento?

Auditado (K. A.): Sí, pero no me interesa involucrarme con eso. Directamente firmo con un seudónimo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué nombre tiene ese seudónimo?

Auditado (K. A.): No me interesa decirlo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Estás viendo claramente ese seudónimo?

Auditado (K. A.): Así, pero no lo quiero leer, no me interesa.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Percibes con claridad que yo sé cuál es ese seudónimo?

Auditado (K. A.): Sí, lo percibo claramente.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Prefieres que no lo diga?

Auditado (K. A.): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): Bien, respeto tu deseo. Pero no puedo dejar de decir que estoy completamente sorprendido de haber develado uno de los misterios más grande de la Criminología de todos los tiempos. Continúa, por favor.

Auditado (K. A.): Después es como que me arrepiento, porque esas pobres mujeres no tenían nada que ver. Siento que al relatar esas muertes es como que toda mi furia se desvanece. A medida que voy recordando se desvanece toda mi furia.

Auditor (Horacio Velmont): Obviamente es porque al duplicar los incidentes tal cual sucedieron la carga emocional que tienen se elimina. ¿A cuántas mujeres mataste?

Auditado (K. A.): A cinco.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Eran muy comunes en esa época este tipo de crímenes?

Auditado (K. A.): No, no eran tan comunes.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tenías cuando mataste a esas mujeres?

Auditado (K. A.): Entre 15 y 16 años. Pero a todas las maté con pocos días de diferencia. Todo sucedió en menos de un mes, en 15 días.Uno de los médicos que la policía buscaba se mató porque estaba muy presionado porque lo iban a acusar de los homicidios, por lo menos de cuatro de esas cinco prostitutas. Y hubo otro médico que fue acusado y escapó a Estados Unidos, pero ninguno de los dos tenía nada que ver. Habían acusado también a un integrante de la realeza, pero tampoco tenía nada que ver.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cómo fue tu vida a partir del último crimen?

Auditado (K. A.): Seguí subsistiendo, con el rostro marcado por las cicatrices. Me quedé en la casa de George. En un momento dado el pelo me vuelve a crecer normalmente, entonces George me presenta al padre y le dice que soy una inmigrante norteamericana que vine a Londres como polizón, que perdí todos mis documentos, y como ese boticario tenía algunos conocidos me crean una identidad falsa: Elizabeth Signeur. Después termino casándome con George.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Qué edad tenías al casarte con George?

Auditado (K. A.): Tenía 19 años.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Tuvieron hijos?

Auditado (K. A.): No, es como una especie de castigo kármico. No podía tener hijos.

Auditor (Horacio Velmont): ¿A qué edad desencarnaste?

Auditado (K. A.): Desencarné muy joven, tenía 34 años.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Y George?

Auditado (K. A.): George siguió viviendo.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Cuál fue la causa de tu muerte?

Auditado (K. A.): De una enfermedad. Tremenda fiebre. Es como que nunca tuve buena salud en esa encarnación, pero en los pocos años que estuve con George el me respetó. Él me toleraba. Había veces que no quería tener relaciones.

Auditor (Horacio Velmont): ¿George supo lo que tú habías hecho?

Auditado (K. A.): No, jamás.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Es decir que nadie, pero nadie, salvo tú, nunca lo supo?

Auditado (K. A.): Así es.

Auditor (Horacio Velmont): ¿Todo quedó entonces en el más abismal anonimato?

Auditado (K. A.): Sí, totalmente.

http://www.grupoelron.org/

Comentarios

  1. muy buen tema seria bueno descubrir muchos mas personajes por ese medio

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  2. Seria mejor que te pusieras a leer mas, esta teoría ya la quemaron varias veces en tv y revistas de farándula, como van a crear una entidad de algo que no existió, al menos tal y como te lo hicieron creer, esto no es mas que un encubrimiento para evitar que la Reina Victoria se viera mal en su tiempo, al mandar matar a la prostituta que iba a dar a luz al hijo del Rey Alberto un putañero de primera así que ordeno a Sir william Gull, el Dr. de cabecera de la realeza que la asesinara, para no ser tan obvio mato a mas mujeres y crearon el mito de "Jack the riprer". deja de ver televisión NAT GEO y HISTORY CHANNEL son basura MIENTEN y después se retractan son medios controlados y estos charlatanes tal vez hasta te digan que hablan con la mamá de Hitler y Cleopatra...

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  3. Puras mentiras del Grupo Elron, dan risa como ellos mismos se contestan cuando hacen contacto, puras payasadas !!!

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