Aquí estoy amada hija trayendo nuevamente mi Voz hacia vosotros.
- Escucho música Padre, cantos alegres, la voz de los ángeles es hoy más fuerte que de costumbre.
Así es hija mía se prepara la fiesta.
- ¿Qué fiesta Padre?
La de mi Hijo y su triunfo sobre la muerte y el mal.
- No comprendo Padre, para nosotros los hombres son días de tristeza pues estamos próximos a recordar su pasión y su muerte.
¡Ah hija mía amada!
¡Oh! ¿Ustedes los hombres cuando aprenderán, porque os afanáis eternamente a contemplar la imagen de mi Hijo como un muerto y fracasado?
Está bien que vosotros os acordéis de lo que habréis hecho pues vuestro Padre os repite una vez más, lo peor ya lo habéis hecho, habéis matado al Hijo de Dios, pero hija mía, siempre lo miráis así, y no está bien ¿porque no recordáis nunca como fue durante su vida terrenal?
¿Por qué no os acordáis que era un hombre alegre? Que gustaba de jugar con los niños, que gustaba de esconderse para ser encontrado, que gustaba de hacer bromas a sus discípulos, que le resultaba sumamente gracioso verles el rostro, se ocupaba de poner bien oculto sus pertenencias,
También es cierto que mi Hijo tenía un carácter fuerte.
En eso es igual a mi guerrero, pero ese carácter se derretía como mantequilla fresca cuando venían a él para invitarlo a una tarde de sol.
Dime hija mía los hombres escuchan las palabras de mi hijo en el monte cuando cantaba las bienaventuranzas, bienaventurados los pobres, los mansos, los humildes, los de corazón puro, pero olvidáis porque vuestro hermano y maestro las cantaba tan alegremente y tranquilamente.
¿Cómo podría entenderse que un hombre hablara de que por ser pobre, miserable, enfermo era ser bienaventurado?
- No lo se Padre.
Porque los hombres contemplaban las palabras de mi hijo hecha carne, él mismo había experimentado cada una de las cosas que proclamaba a su pueblo, de manera que por su ejemplo los abriera a la verdad, que existe en la vida en Dios, esa es la vida del misionero, decir se puede, porque el hijo del hombre lo ha hecho posible.
- Dime Padre, porque es el hijo del hombre, es algo que siempre me ha resultado extraño.
Hija mía es porque mi amado hijo realizó hace muchísimo tiempo hacerse tan hombre como vosotros, por eso él mismo se proclamaba hijo del hombre, nacido en carne de su madre, adquirió para él todas las cualidades de los hombres, hombre Dios, en los cielos también le llaman el hijo del hombre, un Dios hombre, verdadero Dios y verdadero hombre, no es un término alocado, es la síntesis de mi amor, un Dios que se hace hombre, hijo de Dios e hijo de Dios hombre, por eso amada hija los hombres confundís tanto, dividís a mi hijo en dos, por un lado el hombre y por el otro lado Dios.
¿Cómo podéis adorar a dos señores? Mi Hijo es un solo, hijo del altísimo y encarnado por decisión propia en el vientre de su madre, María a fin de mostraros el rostro amable de Dios.
Acaso vuestro Señor o os respondió a vuestra pregunta, Maestro, Maestro muéstranos la Padre – El que me ve a mi, ve al Padre, fue la respuesta, un Padre hombre, un Padre humano, un Padre amoroso, un Padre misericordioso, un Padre cercano a vosotros, por eso en la casa del Padre se prepara la fiesta y como no habría de haber fiesta, si porque vuestro amado Señor dijo sí Padre acepto la misión, muchos de vosotros hoy está de regreso. Las Palabras de vuestro Padre fueron ve hijo mío y tráemelos de regreso, deseo ardientemente que estén nuevamente junto a Mí y así fue, vuestro Maestro os mostró el camino de regreso a la morada del Padre por medio del amor, por medio de la entrega y del perdón.
- amado Padre estamos trabajando duro para el nuevo reino.
Lo se hija mía y mi amado guerrero emprende el camino de la misión, encarnarse en la gente sencilla dentro de sus vidas, viviendo sus alegrías y sus tristezas, comiendo lo poco o lo mucho o a veces lo nada que se pone en la mesa es la manera de vivir en Cristo. Mi Hijo jamás tuvo una casa fija, dormía donde lo encontraba la noche y comía lo que a sus manos le llegaba siempre en la vida del espíritu existió la caridad, por eso le ha sido indicado a mi guerrero que la caridad de Cristo lo guía, esa caridad es la que abre las puertas pues cuando un hombre proclama por la boca un mensaje pero al mismo tiempo lo vive en toda su plenitud, entonces es creíble, los hombres escuchan a los maestros porque dan testimonio y porque dan testimonio son escuchados, seguidos, aceptados y reconocidos como servidores de Dios, la alegría es el ingrediente principal en la vida del misionero como mi Hijo lo fue, aún cuando descubrió lo que le aguardaba en Jerusalén, aún allí no perdió la alegría ni borró su sonrisa de los labios, recordad si vosotros lo que habéis hecho, no lo olvidéis nunca a fin de que no lo hagáis nuevamente a ninguno de mis enviados, pero recordad también al Hijo de Dios, alegre que cantaba por los caminos, que corría carreras junto a sus discípulos, a fin de ver quien llegaba antes, lo habéis vivido Él os ha mostrado su interior, que el tiempo del desierto, no os quite la alegría de ser cristianos, no caminéis por la vida con el rostro mustio y agrio, agrio de quien sufre las calamidades de la vida, pues en realidad debéis vivir a pesar de vosotros mismos, en la alegría de la resurrección del Hijo de Dios, enseñad el verdadero rostro de mi Hijo, que es mi propio rostro y si vosotros estáis en la misión es porque habéis sido apartados del rebaño para ser pastores de las ovejas de mi pueblo.
OS MANDO A CONSOLAR A LOS AFLIGIDOS Y A SANAR A LOS ENFERMOS SOBRETODO A LOS ENFERMOS DEL ESPÍRITU, para ello es menester que os vean radiantes de luz y de alegría pues quien podrá desear sentirse bienaventurados si a quien los llama y les dice que debe vivir en las bienaventuranzas de Dios, no lo cree el mismo, sino lo creen mis maestros, ¿Quién de los otros podrá creer?
¿Nadie verdad hija?
Esa es la misión vivir la vida de vuestros hermanos, sabiéndose resucitados en el amor de Dios.
Estoy cansado de que mostréis a un Cristo derrotado, vencido, colgado de un madero, así no ganaréis adeptos a mi Reino, más bien los alejáis, mostrad la alegría que mi Hijo a derramado por doquier, cantad, reír, bailad, gozaos en vuestro Dios, que os vean satisfechos dentro vuestro porque vuestra satisfacción, no radica en nada terrenal sino que radica en la grandeza de Dios que se ha derramado sobre cada uno de vosotros.
Amado hijo, guerrero de Dios vuestro Padre, está presto a acompañar tus pasos, aquí se inicia tu caminar, no será un caminar fácil, debes estar preparado para encontrar puertas abiertas y también puertas que se cierran, el camino del misionero nunca tiene un destino final, una vez iniciado, no tiene fin, hasta que es convocado a la casa del Padre.
Te ha sido dado todo conocimiento y toda sabiduría, te ha sido dado el amor que vive dentro de tu ser y también la fortaleza necesaria para caminar recto por la senda. Mi amada esposa vuestra Madre también junto a ti pisará tus mismos pasos, será compañía permanente, confíate a sus benditas manos, pues ella abrirá los corazones y las puertas.
La caridad de Cristo me guía y mi Santa Madre me acompaña que de tu boca siempre se desprendan estas palabras, así como tu caminas hoy, así caminó mi Hijo también un día, y camina nuevamente en ti por toda la tierra el Hijo de Dios, camina en un solo ser nuevamente por el mundo de los hombres, largamente he esperado este momento, muy largamente, es hora de abrazar a mi amado hijo y decirle nuevamente, hijo amado en ti me complazco, tráeme de regreso a tus hermanos a casa, no he dejado de llamarlos y de llorarlos ni un solo día de vuestras vidas, los amo profundamente como un padre puede amar a un hijo, no importa cuan lejos os habéis ido, no le importa a vuestro Padre, cuantas cosas habéis hecho, no me interesan, cuantas veces habéis renegado de Mí, no me preocupa, si habéis caído en el fango y estáis llenos de barro, en la fuente de mi casa os bañaré personalmente, mandaré traer las mas finas ropas, las más finas sandalias, os peinaré y os pondré el anillo de vuestro Padre en el dedo, solo es mi deseo de traeros de regreso a mi hogar del cual nunca deberíais haberos marchado, pero libre os creé y libre seréis siempre.
Hijo mío haces bien, no impongas, nunca impongas, respeta siempre, encuéntrales su lado amoroso como haces a cada uno de tus hermanos y una vez abierta la puerta, cuélate con la esperanza, tu hija e inunda todo su ser de amor. La niña, ya no es niña y ha aprendido muy bien realizar su labor, lo que no aprendió en la casa del Padre, lo aprendió de ti, está lista para trabajar contigo, ahora esa es su misión acompañar a su padre y a su hermano en este camino. Un día arderá tu corazón y lágrimas caerán de tus ojos y entonces dentro de ti como fuego abrasador sentirás resonar en tu mente, ¿Saulo, Saulo porque me persigues? Eso marcará el momento de la perfección suprema en ti.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡-Hosanna en las alturas al hijo de David!
¡Bendito aquél que es enviado a pastorear mis ovejas en medio de una manda de lobos!
Así como mi Hijo enviara a sus discípulos un día, así tú Padre te envía hoy,
Eres el buen pastor que traerá las ovejas.
Pedro, amado hijo mío ¿Me amas?
- Si Padre te amo.
Apacienta mi rebaño, Yo también te amo hijo mío.
Porque una cruz de madera dijeron los ángeles, porque Padre una cruz de madera y no una de metal más valioso de plata tal vez, el guerrero de Dios debe llevar una cruz mejor y la respuesta es:
De madera fue la cruz, en la que colgaron y humillaron a mi amado Hijo y de madera era el vaso del cual siempre bebió, de madera el callado que acompañaba sus pasos, una simple y sencilla madera para el hijo del carpintero, aquél que caminó por las calles y sin embargo era el hijo de Dios, así caminará nuevamente ahora, con una simple cruz de madera como distintivo de su filiación divina con el Altísimo.
Tu Padre te abraza ahora amado hijo y sobre tu frente te signa con la cruz que la paz reine dentro de ti durante toda tu vida y sea mi cruz la que te muestre a los hombres como lo que eres, el enviado de Dios, no importa si atrapas y rescatas a una, dos, mil o cien ovejas, eso no es importante, lo importante es mostrar mi amor al mundo y que la vida en el amor es posible para todos los hombres y no para unos cuantos.
Eso hijo mío, es lo importante, el ser testigo de mi amor.
Así sea.
NOTA: DEJAD DE VER AL MAESTRO JESUS EN UNA CRUZ Y VERLO SIEMPRE CON ALEGRÍA
- Escucho música Padre, cantos alegres, la voz de los ángeles es hoy más fuerte que de costumbre.
Así es hija mía se prepara la fiesta.
- ¿Qué fiesta Padre?
La de mi Hijo y su triunfo sobre la muerte y el mal.
- No comprendo Padre, para nosotros los hombres son días de tristeza pues estamos próximos a recordar su pasión y su muerte.
¡Ah hija mía amada!
¡Oh! ¿Ustedes los hombres cuando aprenderán, porque os afanáis eternamente a contemplar la imagen de mi Hijo como un muerto y fracasado?
Está bien que vosotros os acordéis de lo que habréis hecho pues vuestro Padre os repite una vez más, lo peor ya lo habéis hecho, habéis matado al Hijo de Dios, pero hija mía, siempre lo miráis así, y no está bien ¿porque no recordáis nunca como fue durante su vida terrenal?
¿Por qué no os acordáis que era un hombre alegre? Que gustaba de jugar con los niños, que gustaba de esconderse para ser encontrado, que gustaba de hacer bromas a sus discípulos, que le resultaba sumamente gracioso verles el rostro, se ocupaba de poner bien oculto sus pertenencias,
También es cierto que mi Hijo tenía un carácter fuerte.
En eso es igual a mi guerrero, pero ese carácter se derretía como mantequilla fresca cuando venían a él para invitarlo a una tarde de sol.
Dime hija mía los hombres escuchan las palabras de mi hijo en el monte cuando cantaba las bienaventuranzas, bienaventurados los pobres, los mansos, los humildes, los de corazón puro, pero olvidáis porque vuestro hermano y maestro las cantaba tan alegremente y tranquilamente.
¿Cómo podría entenderse que un hombre hablara de que por ser pobre, miserable, enfermo era ser bienaventurado?
- No lo se Padre.
Porque los hombres contemplaban las palabras de mi hijo hecha carne, él mismo había experimentado cada una de las cosas que proclamaba a su pueblo, de manera que por su ejemplo los abriera a la verdad, que existe en la vida en Dios, esa es la vida del misionero, decir se puede, porque el hijo del hombre lo ha hecho posible.
- Dime Padre, porque es el hijo del hombre, es algo que siempre me ha resultado extraño.
Hija mía es porque mi amado hijo realizó hace muchísimo tiempo hacerse tan hombre como vosotros, por eso él mismo se proclamaba hijo del hombre, nacido en carne de su madre, adquirió para él todas las cualidades de los hombres, hombre Dios, en los cielos también le llaman el hijo del hombre, un Dios hombre, verdadero Dios y verdadero hombre, no es un término alocado, es la síntesis de mi amor, un Dios que se hace hombre, hijo de Dios e hijo de Dios hombre, por eso amada hija los hombres confundís tanto, dividís a mi hijo en dos, por un lado el hombre y por el otro lado Dios.
¿Cómo podéis adorar a dos señores? Mi Hijo es un solo, hijo del altísimo y encarnado por decisión propia en el vientre de su madre, María a fin de mostraros el rostro amable de Dios.
Acaso vuestro Señor o os respondió a vuestra pregunta, Maestro, Maestro muéstranos la Padre – El que me ve a mi, ve al Padre, fue la respuesta, un Padre hombre, un Padre humano, un Padre amoroso, un Padre misericordioso, un Padre cercano a vosotros, por eso en la casa del Padre se prepara la fiesta y como no habría de haber fiesta, si porque vuestro amado Señor dijo sí Padre acepto la misión, muchos de vosotros hoy está de regreso. Las Palabras de vuestro Padre fueron ve hijo mío y tráemelos de regreso, deseo ardientemente que estén nuevamente junto a Mí y así fue, vuestro Maestro os mostró el camino de regreso a la morada del Padre por medio del amor, por medio de la entrega y del perdón.
- amado Padre estamos trabajando duro para el nuevo reino.
Lo se hija mía y mi amado guerrero emprende el camino de la misión, encarnarse en la gente sencilla dentro de sus vidas, viviendo sus alegrías y sus tristezas, comiendo lo poco o lo mucho o a veces lo nada que se pone en la mesa es la manera de vivir en Cristo. Mi Hijo jamás tuvo una casa fija, dormía donde lo encontraba la noche y comía lo que a sus manos le llegaba siempre en la vida del espíritu existió la caridad, por eso le ha sido indicado a mi guerrero que la caridad de Cristo lo guía, esa caridad es la que abre las puertas pues cuando un hombre proclama por la boca un mensaje pero al mismo tiempo lo vive en toda su plenitud, entonces es creíble, los hombres escuchan a los maestros porque dan testimonio y porque dan testimonio son escuchados, seguidos, aceptados y reconocidos como servidores de Dios, la alegría es el ingrediente principal en la vida del misionero como mi Hijo lo fue, aún cuando descubrió lo que le aguardaba en Jerusalén, aún allí no perdió la alegría ni borró su sonrisa de los labios, recordad si vosotros lo que habéis hecho, no lo olvidéis nunca a fin de que no lo hagáis nuevamente a ninguno de mis enviados, pero recordad también al Hijo de Dios, alegre que cantaba por los caminos, que corría carreras junto a sus discípulos, a fin de ver quien llegaba antes, lo habéis vivido Él os ha mostrado su interior, que el tiempo del desierto, no os quite la alegría de ser cristianos, no caminéis por la vida con el rostro mustio y agrio, agrio de quien sufre las calamidades de la vida, pues en realidad debéis vivir a pesar de vosotros mismos, en la alegría de la resurrección del Hijo de Dios, enseñad el verdadero rostro de mi Hijo, que es mi propio rostro y si vosotros estáis en la misión es porque habéis sido apartados del rebaño para ser pastores de las ovejas de mi pueblo.
OS MANDO A CONSOLAR A LOS AFLIGIDOS Y A SANAR A LOS ENFERMOS SOBRETODO A LOS ENFERMOS DEL ESPÍRITU, para ello es menester que os vean radiantes de luz y de alegría pues quien podrá desear sentirse bienaventurados si a quien los llama y les dice que debe vivir en las bienaventuranzas de Dios, no lo cree el mismo, sino lo creen mis maestros, ¿Quién de los otros podrá creer?
¿Nadie verdad hija?
Esa es la misión vivir la vida de vuestros hermanos, sabiéndose resucitados en el amor de Dios.
Estoy cansado de que mostréis a un Cristo derrotado, vencido, colgado de un madero, así no ganaréis adeptos a mi Reino, más bien los alejáis, mostrad la alegría que mi Hijo a derramado por doquier, cantad, reír, bailad, gozaos en vuestro Dios, que os vean satisfechos dentro vuestro porque vuestra satisfacción, no radica en nada terrenal sino que radica en la grandeza de Dios que se ha derramado sobre cada uno de vosotros.
Amado hijo, guerrero de Dios vuestro Padre, está presto a acompañar tus pasos, aquí se inicia tu caminar, no será un caminar fácil, debes estar preparado para encontrar puertas abiertas y también puertas que se cierran, el camino del misionero nunca tiene un destino final, una vez iniciado, no tiene fin, hasta que es convocado a la casa del Padre.
Te ha sido dado todo conocimiento y toda sabiduría, te ha sido dado el amor que vive dentro de tu ser y también la fortaleza necesaria para caminar recto por la senda. Mi amada esposa vuestra Madre también junto a ti pisará tus mismos pasos, será compañía permanente, confíate a sus benditas manos, pues ella abrirá los corazones y las puertas.
La caridad de Cristo me guía y mi Santa Madre me acompaña que de tu boca siempre se desprendan estas palabras, así como tu caminas hoy, así caminó mi Hijo también un día, y camina nuevamente en ti por toda la tierra el Hijo de Dios, camina en un solo ser nuevamente por el mundo de los hombres, largamente he esperado este momento, muy largamente, es hora de abrazar a mi amado hijo y decirle nuevamente, hijo amado en ti me complazco, tráeme de regreso a tus hermanos a casa, no he dejado de llamarlos y de llorarlos ni un solo día de vuestras vidas, los amo profundamente como un padre puede amar a un hijo, no importa cuan lejos os habéis ido, no le importa a vuestro Padre, cuantas cosas habéis hecho, no me interesan, cuantas veces habéis renegado de Mí, no me preocupa, si habéis caído en el fango y estáis llenos de barro, en la fuente de mi casa os bañaré personalmente, mandaré traer las mas finas ropas, las más finas sandalias, os peinaré y os pondré el anillo de vuestro Padre en el dedo, solo es mi deseo de traeros de regreso a mi hogar del cual nunca deberíais haberos marchado, pero libre os creé y libre seréis siempre.
Hijo mío haces bien, no impongas, nunca impongas, respeta siempre, encuéntrales su lado amoroso como haces a cada uno de tus hermanos y una vez abierta la puerta, cuélate con la esperanza, tu hija e inunda todo su ser de amor. La niña, ya no es niña y ha aprendido muy bien realizar su labor, lo que no aprendió en la casa del Padre, lo aprendió de ti, está lista para trabajar contigo, ahora esa es su misión acompañar a su padre y a su hermano en este camino. Un día arderá tu corazón y lágrimas caerán de tus ojos y entonces dentro de ti como fuego abrasador sentirás resonar en tu mente, ¿Saulo, Saulo porque me persigues? Eso marcará el momento de la perfección suprema en ti.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡-Hosanna en las alturas al hijo de David!
¡Bendito aquél que es enviado a pastorear mis ovejas en medio de una manda de lobos!
Así como mi Hijo enviara a sus discípulos un día, así tú Padre te envía hoy,
Eres el buen pastor que traerá las ovejas.
Pedro, amado hijo mío ¿Me amas?
- Si Padre te amo.
Apacienta mi rebaño, Yo también te amo hijo mío.
Porque una cruz de madera dijeron los ángeles, porque Padre una cruz de madera y no una de metal más valioso de plata tal vez, el guerrero de Dios debe llevar una cruz mejor y la respuesta es:
De madera fue la cruz, en la que colgaron y humillaron a mi amado Hijo y de madera era el vaso del cual siempre bebió, de madera el callado que acompañaba sus pasos, una simple y sencilla madera para el hijo del carpintero, aquél que caminó por las calles y sin embargo era el hijo de Dios, así caminará nuevamente ahora, con una simple cruz de madera como distintivo de su filiación divina con el Altísimo.
Tu Padre te abraza ahora amado hijo y sobre tu frente te signa con la cruz que la paz reine dentro de ti durante toda tu vida y sea mi cruz la que te muestre a los hombres como lo que eres, el enviado de Dios, no importa si atrapas y rescatas a una, dos, mil o cien ovejas, eso no es importante, lo importante es mostrar mi amor al mundo y que la vida en el amor es posible para todos los hombres y no para unos cuantos.
Eso hijo mío, es lo importante, el ser testigo de mi amor.
Así sea.
NOTA: DEJAD DE VER AL MAESTRO JESUS EN UNA CRUZ Y VERLO SIEMPRE CON ALEGRÍA
HOY HE APRENDIDO MAS...
ResponderEliminarEL PADRE TAMBIEN APRENDE DE SUS HIJOS
YO SOY...