La vida en la pesadilla que es la ilusión es nos confunde mucho porque, aparte del hecho de que es ilusoria, está llena de conflictivas teorías, opiniones, y suposiciones con las cuales ustedes están siendo constantemente alentados a estar de acuerdo o en desacuerdo. Estas distracciones – que varían desde simplemente ser uno mismos y aceptar cada momento como venga – les causan un gran estrés, pero debido a que ustedes se han vuelto tan inmunes a esta forma de vivir, ustedes encuentran que es casi tan estresante el sentarse en silencio consigo mismos; sólo siendo, como en una meditación; disfrutando un paseo en el campo; o viendo la puesta del sol.
Siendo ustedes mismos, observando calladamente sin tener una opinión ni juzgar es esencial para su bienestar. Si no hacen disponible un espacio de tiempo cada día para estar en silencio para esta extremadamente noactiva manera de vivir, entonces es prácticamente imposible para ustedes el volverse conscientes de su guía espiritual – la silenciosa voz interna de su intuición, el Espíritu Santo, su Verdadero Yo – quien está siempre con ustedes, dándoles empujoncitos para que se despierten totalmente, su estado natural y divino.
El perdón es la puerta al despertar. Cuando se guardan rencores, resentimientos, juicios de opinión (juzgan), se quedan enojados, o acusan a otros, la sección egoica de su mente trabaja furiosamente para mantenerles la ilusión, y trata de convencerlos de que todos ustedes están separados, son seres independientes que han sido atacados y merecen una restitución por el dolor que han sufrido. El ego no quiere que se den cuenta de esto y trata de impedir que realizen esto nutriendo su deseo de estar en lo correcto y ser vistos que están en lo correcto. Pero nadie los verá jamás como quien tiene la razón total, como estando totalmente correctos, así que la satisfacción y la alegría los elude, mientras que pasan cantidades inordinadas de tiempo justificándose a sí mismos y recontando la historia de su maltrato, en preparación para la oportunidad de recitarlo a la siguiente persona que puedan persuadir a que los escuche.
Para lograr un estado desde el cual puedan perdonar indiscriminadamente, deben primero lograr una total autoaceptancia y autoperdón. Esto no significa que la manera en que se tratan a sí mismos no es importante; significa que aunque están conscientes de su comportamiento, no se castigan a sí mismos por un comportamiento inapropriado sino que al contrario, forjan la intención de corregirlo para prevenir la repetición de los errores que han hecho. Debido a que son humanos, ustedes están experimentando la vida en la ilusión, donde se hacen constantemente errores. El culpar y juzgar a las personas por los errores que han hecho sólo intensifica la aparente importancia de esos errores, y conduce a la gente a defendeerse y justificarse a sí misma, y las alienta a que repitan los errores para probarles que no son errores, sino formas verdaderamente aceptables de comportamiento. Esta es una egoica necesidad de estar en lo cierto que se refuerza a sí misma. Siempre y cuando el ego demuestre su necesidad de estar en lo cierto, otros egos van a tratar de probarles que están equivocados, y éste es el fundamento desde el cual surgen todos los conflictos.
En consecuencia, observen su comportamientocercanamente para que comprendan qué lo está causando, y aquí necesitan ser brutalmente honestos consigo mismos: no hagan excusas; únicamente admitan para sí mismos sus motivos, sin importar cuán inaceptables aparenten ser. Luego estarán en una posición de tomar la decisión de no dejarse guiar por ellos, lo cual es el primer paso esencial hacia la senda del autoperdón. Obviamente, no van a tener un éxito al instante porque sus motivos son aspectos de su carácter que están profundamente enraizados y que muestran al mundo. No obstante, a medida en que continúan observándose a sí mismos clara y honestamente, encontrarán que su comportamiento cambia efectivamente a medida en que dejan de ser guiados por motivos que ustedes piensan son inapropriados. Entonces comienzan a comprender el por qué aparentemente (los motivos del ego) los controlaban, y con la comprensión viene el perdón. A medida en que comienzan a perdonarse a sí mismos, van a encontrar que están adquiriendo algo de sabiduría y aceptan mejor a los demás. Y los demás los aceptarán mejor a ustedes.
La vida en la ilusión, aunque ciertamente ilusoria, es como una escuela en la que las leciones que ustedes necesitan aprender les son presentadas constantemente. Ustedes tienen la libertad de aceptarlas o rehusarlas, pero sí necesitan aprenderlas – y eventualmente lo harán – porque el dolor de la vida tiende a intensificarse cuando rehusan reconocerlas y aprenderlas. Esto no se debe a un 'castigo de Dios', sino que es puramente surgido de las repetidas experiencias que les causan dolor. Si ponen las manos al fuego, se quemarán. Si lo hacen de nuevo, se quemarán nuevamente. Tal vez les parezca que hay algo de gran valor en el fuego que hace que el dolor de la quemadura valga la pena, pero eventualmente van a darse cuenta de que eso es un error en su forma de razonar. Entonces la lección habrá sido aprendida, y cesarán de poner las manos al fuego. ¿Cuántas veces necesitan quemarse antes de que aprendan la lección? Ésa es su elección que ustedes hacen por sí mismos – es similar a la elección que ustedes hacen de aseverar estar en lo correcto (en lo cierto) o de estar contentos. Dentro de la ilusión nadie puede estar completamente correcto, pero pueden elegir estar contentos, y ésa es la elección para aprender la lección.
La lección es el perdón, la aceptancia, y el amor. Les es ofrecida constantemente, y cuando la aprenden, ello trae consigo la paz y la satisfacción, y entonces ustedes enseñan por ejemplo, por demostración. Cada lección que aprenden es integrada en sus actitudes y comportamientor, y conforme viven, eso es lo que enseñan. Ustedes están en la illusión como estudiantes y maestros. Acepten esos papeles, y avanzarán así hacia el despertar, compartiendo el Amor de su Padre, y a través de ello, ayudando a otros a avanzar hacia la misma destinación.
Su despertar está siendo aguardado ansiosamente por toda la creación. Aprendan sus lecciones y conduzcan a sus hermanos y hermanas a Casa. Su llegada está garantizada, así como lo es su gozo al llegar. Por tanto, aprendan sus lecciones de buen gana, y terminen los ciclos de dolor y sufrimiento que han estado experimentando por damasiado tiempo.
Su ammoroso hermano, Jesús.
por John Smallman
Siendo ustedes mismos, observando calladamente sin tener una opinión ni juzgar es esencial para su bienestar. Si no hacen disponible un espacio de tiempo cada día para estar en silencio para esta extremadamente noactiva manera de vivir, entonces es prácticamente imposible para ustedes el volverse conscientes de su guía espiritual – la silenciosa voz interna de su intuición, el Espíritu Santo, su Verdadero Yo – quien está siempre con ustedes, dándoles empujoncitos para que se despierten totalmente, su estado natural y divino.
El perdón es la puerta al despertar. Cuando se guardan rencores, resentimientos, juicios de opinión (juzgan), se quedan enojados, o acusan a otros, la sección egoica de su mente trabaja furiosamente para mantenerles la ilusión, y trata de convencerlos de que todos ustedes están separados, son seres independientes que han sido atacados y merecen una restitución por el dolor que han sufrido. El ego no quiere que se den cuenta de esto y trata de impedir que realizen esto nutriendo su deseo de estar en lo correcto y ser vistos que están en lo correcto. Pero nadie los verá jamás como quien tiene la razón total, como estando totalmente correctos, así que la satisfacción y la alegría los elude, mientras que pasan cantidades inordinadas de tiempo justificándose a sí mismos y recontando la historia de su maltrato, en preparación para la oportunidad de recitarlo a la siguiente persona que puedan persuadir a que los escuche.
Para lograr un estado desde el cual puedan perdonar indiscriminadamente, deben primero lograr una total autoaceptancia y autoperdón. Esto no significa que la manera en que se tratan a sí mismos no es importante; significa que aunque están conscientes de su comportamiento, no se castigan a sí mismos por un comportamiento inapropriado sino que al contrario, forjan la intención de corregirlo para prevenir la repetición de los errores que han hecho. Debido a que son humanos, ustedes están experimentando la vida en la ilusión, donde se hacen constantemente errores. El culpar y juzgar a las personas por los errores que han hecho sólo intensifica la aparente importancia de esos errores, y conduce a la gente a defendeerse y justificarse a sí misma, y las alienta a que repitan los errores para probarles que no son errores, sino formas verdaderamente aceptables de comportamiento. Esta es una egoica necesidad de estar en lo cierto que se refuerza a sí misma. Siempre y cuando el ego demuestre su necesidad de estar en lo cierto, otros egos van a tratar de probarles que están equivocados, y éste es el fundamento desde el cual surgen todos los conflictos.
En consecuencia, observen su comportamientocercanamente para que comprendan qué lo está causando, y aquí necesitan ser brutalmente honestos consigo mismos: no hagan excusas; únicamente admitan para sí mismos sus motivos, sin importar cuán inaceptables aparenten ser. Luego estarán en una posición de tomar la decisión de no dejarse guiar por ellos, lo cual es el primer paso esencial hacia la senda del autoperdón. Obviamente, no van a tener un éxito al instante porque sus motivos son aspectos de su carácter que están profundamente enraizados y que muestran al mundo. No obstante, a medida en que continúan observándose a sí mismos clara y honestamente, encontrarán que su comportamiento cambia efectivamente a medida en que dejan de ser guiados por motivos que ustedes piensan son inapropriados. Entonces comienzan a comprender el por qué aparentemente (los motivos del ego) los controlaban, y con la comprensión viene el perdón. A medida en que comienzan a perdonarse a sí mismos, van a encontrar que están adquiriendo algo de sabiduría y aceptan mejor a los demás. Y los demás los aceptarán mejor a ustedes.
La vida en la ilusión, aunque ciertamente ilusoria, es como una escuela en la que las leciones que ustedes necesitan aprender les son presentadas constantemente. Ustedes tienen la libertad de aceptarlas o rehusarlas, pero sí necesitan aprenderlas – y eventualmente lo harán – porque el dolor de la vida tiende a intensificarse cuando rehusan reconocerlas y aprenderlas. Esto no se debe a un 'castigo de Dios', sino que es puramente surgido de las repetidas experiencias que les causan dolor. Si ponen las manos al fuego, se quemarán. Si lo hacen de nuevo, se quemarán nuevamente. Tal vez les parezca que hay algo de gran valor en el fuego que hace que el dolor de la quemadura valga la pena, pero eventualmente van a darse cuenta de que eso es un error en su forma de razonar. Entonces la lección habrá sido aprendida, y cesarán de poner las manos al fuego. ¿Cuántas veces necesitan quemarse antes de que aprendan la lección? Ésa es su elección que ustedes hacen por sí mismos – es similar a la elección que ustedes hacen de aseverar estar en lo correcto (en lo cierto) o de estar contentos. Dentro de la ilusión nadie puede estar completamente correcto, pero pueden elegir estar contentos, y ésa es la elección para aprender la lección.
La lección es el perdón, la aceptancia, y el amor. Les es ofrecida constantemente, y cuando la aprenden, ello trae consigo la paz y la satisfacción, y entonces ustedes enseñan por ejemplo, por demostración. Cada lección que aprenden es integrada en sus actitudes y comportamientor, y conforme viven, eso es lo que enseñan. Ustedes están en la illusión como estudiantes y maestros. Acepten esos papeles, y avanzarán así hacia el despertar, compartiendo el Amor de su Padre, y a través de ello, ayudando a otros a avanzar hacia la misma destinación.
Su despertar está siendo aguardado ansiosamente por toda la creación. Aprendan sus lecciones y conduzcan a sus hermanos y hermanas a Casa. Su llegada está garantizada, así como lo es su gozo al llegar. Por tanto, aprendan sus lecciones de buen gana, y terminen los ciclos de dolor y sufrimiento que han estado experimentando por damasiado tiempo.
Su ammoroso hermano, Jesús.
por John Smallman
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