Mientras internamente resuenan las campanas de la ascensión, suavemente corro el velo de la ilusión para que tus ojos aprecien lo que tu valeroso corazón ya siente, pues está aflorando la nueva humanidad. Conscientemente nace la bella realidad en donde la luz, la magia y el color, trazan brillantes sendas de amor que abrazan y nutren la paz del mundo interno. Encarnamos el mítico sueño de un mundo libre, sano y luminoso que comenzó a despertarse. Ascendemos.
¿Realmente es así? Nuestro Ser interno nos anima a confiar, pero la mente nos lleva a pensar que tal vez todo sea un idílico cuento que fuimos capaces de inventar para tratar de escapar de la locura terrenal, ya que aún hay guerras, injusticias y dolor, y es escaso el amor que se respira en las calles. Este es el instante de mayor confusión, en donde nuestros espíritus nos alientan a sentir, pero la lógica pide a gritos desistir de todo aquello que no sea acumular y pertrecharse.
Esta es la etapa en que nuevamente debemos recordar que en el multidimensional juego de la vida no todo es lo que parece. Las dudas están ahí, al pie del nuevo umbral, para revalidar las decisiones asumidas en un contexto que ahora se presenta por demás enérgico y movilizador. Es por eso que para poder continuar, hay que rememorar el sentido de este apasionante viaje y renovar, con convicción, la sabia decisión de permitir que el corazón oriente nuestros pasos.
Estamos ascendiendo. Ascender consiste en elevar la vibración para ganar en comprensión. Es volver a alinearse, para reencontrarse, en medio de la fuerte agitación que aturde y nubla los sentidos. Ascender es equilibrarse, aprendiendo a fluir, para sentir que no existe separación entre lo que le sucede a nuestro cuerpo y lo que acontece en el universo. Ascender es lo que hacemos al reconocer, en la adversidad, la valiosa oportunidad para seguir creciendo unidos.
Que la resplandeciente imagen que ilumina este mensaje se convierta en un intenso manantial de reluciente inspiración, de modo que mantengamos activo nuestro compromiso álmico de centrarnos en el corazón, para plasmar un presente más cristalino, en donde todos podamos amar y seamos capaces de disfrutar de esta emocionante experiencia humana, que hoy nos reconecta y hermana en la luz de la Unidad. Juntos, vibrando, lo vamos logrando. Ascendemos.
Por Julio Andrés Pagano
Visitá: http://www.julioandrespagano.com
Visitá: http://www.proyecto-despertar.com.ar
¿Realmente es así? Nuestro Ser interno nos anima a confiar, pero la mente nos lleva a pensar que tal vez todo sea un idílico cuento que fuimos capaces de inventar para tratar de escapar de la locura terrenal, ya que aún hay guerras, injusticias y dolor, y es escaso el amor que se respira en las calles. Este es el instante de mayor confusión, en donde nuestros espíritus nos alientan a sentir, pero la lógica pide a gritos desistir de todo aquello que no sea acumular y pertrecharse.
Esta es la etapa en que nuevamente debemos recordar que en el multidimensional juego de la vida no todo es lo que parece. Las dudas están ahí, al pie del nuevo umbral, para revalidar las decisiones asumidas en un contexto que ahora se presenta por demás enérgico y movilizador. Es por eso que para poder continuar, hay que rememorar el sentido de este apasionante viaje y renovar, con convicción, la sabia decisión de permitir que el corazón oriente nuestros pasos.
Estamos ascendiendo. Ascender consiste en elevar la vibración para ganar en comprensión. Es volver a alinearse, para reencontrarse, en medio de la fuerte agitación que aturde y nubla los sentidos. Ascender es equilibrarse, aprendiendo a fluir, para sentir que no existe separación entre lo que le sucede a nuestro cuerpo y lo que acontece en el universo. Ascender es lo que hacemos al reconocer, en la adversidad, la valiosa oportunidad para seguir creciendo unidos.
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