SEGUNDA OLA DE ASCENSIÓN

Sin darte cuenta, hoy ascendiste. Has dejado atrás las memorias que te mantenían estancada, lo que no fluía. Te has arrancado los últimos vestigios de amores terrenales con sus desencuentros y sus despedidas, el miedo a perder aquello a lo que te aferrabas para sentirte viva.

Queda atrás lo que no fue, lo incompleto, lo ambiguo, lo difuso, las dudas que te corroían el corazón enrojeciéndote los ojos. Pronto no recordarás por qué te lamentabas. Y ya no volverás la mirada para ver los viejos hologramas. Cuando sientas dolor, respira hondo. No llenes el vacío con tristeza y duelo. Todo está en ti. Eres amada incondicionalmente. Como todos.

Abre las compuertas de tu corazón y deja aflorar tu Luz. Los códigos solares despiertan del ensueño al ADN, respira el aire trasparente, el aroma de todas las maravillas que te trae el futuro y están aquí con sólo invocarlas.

Ama y déjate amar por quienes vibran en tu misma frecuencia. Busca ojos abiertos y corazones puros. Busca la calidez de las caricias, el abrazo, la mano que sostiene. En la Era de Acuario los grupos de almas trabajan juntos. Nadie se queda solo.

Has recorrido un larguísimo camino; al fin quedan atrás las piedras y las zarzas. Con pura intención has desatado los lazos que forjaste milenios atrás, en muchas dimensiones, en muchos mundos y muchos universos. Los retenes para avanzar despacio y aprender a cada paso del camino ya no son necesarios. Levanta vuelo.

Partirán poco a poco muchos seres queridos con los que tejiste la urdimbre de tu vida. Pero el amor no muere. Barridos los despojos, te quedará un puñado de diamantes para llevar cual diadema sobre tu frente. Son las semillas de Luz que cultivaste vida tras vida. Ellas multiplicarán tu luz e iluminarán las noches más oscuras, las sombras agazapadas en las esquinas de los corazones de los hombres.

Comparte el cuenco de tu corazón con el sediento. Cobija al que dice no necesitar a nadie pero está solo y triste. Todos necesitan de todos, porque lo que ven afuera son los reflejos de sus fragmentos dispersos y deben reunirlos para seguir transfigurándose. Sé su Faro, sé su remanso. Vierte como un bálsamo todo el amor que traes desde la Fuente. Vierte tu paz. Dales tu esencia.

¿Acaso no recuerdas? Eres un Buda de Misericordia que volvió a recorrer todos los caminos y a beber de todas las copas. Estás aquí, y en la Nueva Tierra, y también en el Portal esperando a los que aún no lo atraviesan. Amor y Sabiduría son tu herencia.

Al igual que todos tus hermanos, cada uno de tus fragmentos fue acunado por la música de las esferas. Todos somos infinitas luces, pero una misma hoguera. Somos emanaciones de Aquel del que Nada Puede Decirse jugando en el jardín de todas las galaxias, corporizándonos y desvaneciéndonos con cada respiración. Somos el Alfa y el Omega. Somos la Eternidad reflejada en cada instante.

Abre las manos. Respira hondo. Celebra. Es tiempo de cosecha.

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Alyk

Susana Peralta

sp10ar@gmail.com

28 de enero, 2012


Buenos Aires, 25.1.12

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