Mensaje de Maitreya Nº 12

Mis queridos amigos, estoy feliz de estar de nuevo con vosotros, y revelaros Mis pensamientos sobre el problema del hombre.

Actualmente el problema del hombre es, como siempre, de su propia creación; no es inherente al Plan de Dios.
A causa del mal empleo de su divino libre albedrío, el hombre ha puesto su futuro, y el de todos los reinos de la naturaleza, en peligro.
Hoy día muchos están empezando a darse cuenta de esto y están dando los pasos que pueden para evitar la catástrofe.
Esto es bueno.
Pero no todos los hombres ven el peligro creciente que enfrenta la humanidad. El tiempo es realmente corto para la reconstrucción de nuestro mundo en líneas más acordes al verdadero papel y propósito del hombre.
Mi labor es mostraros el camino, delinear sólo las posibilidades, porque el Nuevo Mundo debe ser forjado por el hombre mismo.

Hay muchos hoy en día que admiten la necesidad de cambio, pero aún se resisten a él.
Hay muchos hoy en día que ven el desmoronamiento del viejo y gastado mundo del pasado, pero se adhieren aún a las viejas formas.

Pero hay una nueva voz que se hace escuchar entre las naciones:
la voz de la Verdad, que contiene la esperanza, la promesa del Nuevo Tiempo.
Esta voz impresionará cada vez más la mente de los hombres, porque es la voz de Dios, hablando a través de los hombres.

Mis Maestros están con vosotros y os mostrarán el camino; Yo Mismo guiaré.
¿Es posible que renunciéis esta orientación, esta oportunidad de elevaros y progresar?
No, amigos Míos, pienso que no.
Os mostraré que el camino del hombre es el camino de la fraternidad, de estrecha cooperación, y de confianza y servicio mutuos.
Este es el único camino.
Todo lo demás ha fracasado.
Amigos Míos, a menos que el hombre haga esto, el hombre dejará de existir sobre la Tierra.
Yo no estoy amenazando, sino simplemente declaro la verdad.
Queda muy poco tiempo para reequilibrar la balanza de la naturaleza y del mundo.

Haced que vuestra labor principal sea dar a los hombres los recursos para existir con dignidad humana, como hijos de Dios, todos hermanos.
Ceded, en beneficio de todos los hombres, la producción del mundo a las naciones del mundo.
Haced esto hoy como hombres libres, y cosechad mañana la gloria como verdaderos hijos de Dios.

Que la Luz, el Amor y el Poder Divinos del Unico y Santísimo Dios se infundan ahora en vuestros corazones y en vuestras mentes.
Que esta Luz, este Amor y este Poder os muestren a vosotros como Dios mismo.

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