Mucho se ha escrito sobre el famoso Triángulo de las Bermudas, es por esto que no vamos a incidir más en ese tema. Pero de lo que muy poca gente tiene conocimiento, debido a que no se le ha dado tanta publicidad, es que en las antípodas de las Bermudas (en el lado contrario del globo terrestre), sucede otro inquietante misterio de desapariciones y naufragios sin explicar.
En el mundo, del lado opuesto al Triángulo de las Bermudas, existe una sección del océano asombrosamente similar en cuanto a su historial de barcos y aviones desaparecidos. Hace ya mil años que los japoneses tienen conciencia de esta peligrosa zona. La han llamado Ma-no Umi: el Mar del Diablo. Durante años los marineros han atribuido las repetidas pérdidas de pesqueros a demonios marinos, agitados dragones que suben a la superficie del océano para apoderarse de los barcos y arrastrarlos con sus tripulantes a sus guaridas submarinas.
El Triángulo del Dragón, al igual que el de las Bermudas, forma un patrón triangular. Partiendo del oeste de Japón, al norte de Tokio, sigue una línea hasta un punto del Pacífico que se encuentra a unos 145 grados de latitud este. Ambos se encuentran en los 35 grados de latitud oeste y este respectivamente. Pero las semejanzas no terminan aquí, ambas zonas se situan en el extremo oriental de las masas continentales, en la caida hacia aguas profundas donde el mar se ve arrastrado por fuertes corrientes encima de zonas volcánicas activas.
Son numerosos los testigos de avistamiento ovni en esta zona del Pacífico. Al igual que en las Bermudas la actividad de naves extraterrestres es enorme. Se baraja la posibilidad de la existencia de una gran base extraterrestre en las profundidades del océano (las fosas alcanzan los 12.000 metros de profundidad), ellos provocarían las anomalías magnéticas y secuestrarían nuestros navios, pero... ¿Para que?... ¿Cual es el fin de tal cruel misión?.
La otra teoría apunta a una conectividad entre los polos magnéticos de los dos triángulos que provoca una brecha espaciotemporal, pero... ¿Cual es el otro lado?... ¿Otro espacio? ¿Otro tiempo? ¿Otra dimensión?. La realidad es que existen dos zonas en la Tierra en las que naves enormes desaparecen sin dejar rastro junto a toda su tripulación, y jamás vuelven a dar señales de vida.
Muy posiblemente la investigación más extensa en el Triángulo del Dragón se llevó a cabo por el autor Charles Berlitz. En su libro, “El Triángulo del Dragón” (1989), Berlitz informó que entre los años 1952 a 1954, cinco buques de guerra japoneses se perdieron en el triángulo con el personal, un total de más de 700 personas. También escribe que el gobierno japonés calificó el área de una zona de peligro y luego financió un equipo de 100 científicos para estudiar el Mar del Diablo que también desapareció.
En su libro El triángulo de las Bermudas (1974), Berlitz relata varios casos de barcos y aviones desaparecidos. Ofrece un conjunto de explicaciones convencionales —dadas por la Guardia Costera de Estados Unidos y operadores de empresas de aviación o marineros conocedores del lugar— tales como tormentas repentinas, botes pequeños embestidos en la noche por grandes barcos, aviadores y marineros inexpertos que cometen errores, etc. También recoge informes sobre extrañas luces en el cielo y bajo la superficie del mar y enormes explosiones submarinas. Y sobre desapariciones en medio de nieblas de extraño aspecto. El autor sugiere que las explicaciones convencionales no pueden explicar todos los casos y hace un repaso de las explicaciones alternativas, tales como ovnis, experimentos de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, o restos de antiguas civilizaciones. Se remite a testimonios de otros investigadores de estos fenómenos y a las declaraciones de Edgar Cayce, un estadounidense que afirmaba ser un vidente y haber tenido visiones sobre la civilización de la Atlántida.
http://www.secretcenter.net/home-spanish/el-triangulo-del-dragon/
En el mundo, del lado opuesto al Triángulo de las Bermudas, existe una sección del océano asombrosamente similar en cuanto a su historial de barcos y aviones desaparecidos. Hace ya mil años que los japoneses tienen conciencia de esta peligrosa zona. La han llamado Ma-no Umi: el Mar del Diablo. Durante años los marineros han atribuido las repetidas pérdidas de pesqueros a demonios marinos, agitados dragones que suben a la superficie del océano para apoderarse de los barcos y arrastrarlos con sus tripulantes a sus guaridas submarinas.
El Triángulo del Dragón, al igual que el de las Bermudas, forma un patrón triangular. Partiendo del oeste de Japón, al norte de Tokio, sigue una línea hasta un punto del Pacífico que se encuentra a unos 145 grados de latitud este. Ambos se encuentran en los 35 grados de latitud oeste y este respectivamente. Pero las semejanzas no terminan aquí, ambas zonas se situan en el extremo oriental de las masas continentales, en la caida hacia aguas profundas donde el mar se ve arrastrado por fuertes corrientes encima de zonas volcánicas activas.
Son numerosos los testigos de avistamiento ovni en esta zona del Pacífico. Al igual que en las Bermudas la actividad de naves extraterrestres es enorme. Se baraja la posibilidad de la existencia de una gran base extraterrestre en las profundidades del océano (las fosas alcanzan los 12.000 metros de profundidad), ellos provocarían las anomalías magnéticas y secuestrarían nuestros navios, pero... ¿Para que?... ¿Cual es el fin de tal cruel misión?.
La otra teoría apunta a una conectividad entre los polos magnéticos de los dos triángulos que provoca una brecha espaciotemporal, pero... ¿Cual es el otro lado?... ¿Otro espacio? ¿Otro tiempo? ¿Otra dimensión?. La realidad es que existen dos zonas en la Tierra en las que naves enormes desaparecen sin dejar rastro junto a toda su tripulación, y jamás vuelven a dar señales de vida.
Muy posiblemente la investigación más extensa en el Triángulo del Dragón se llevó a cabo por el autor Charles Berlitz. En su libro, “El Triángulo del Dragón” (1989), Berlitz informó que entre los años 1952 a 1954, cinco buques de guerra japoneses se perdieron en el triángulo con el personal, un total de más de 700 personas. También escribe que el gobierno japonés calificó el área de una zona de peligro y luego financió un equipo de 100 científicos para estudiar el Mar del Diablo que también desapareció.
En su libro El triángulo de las Bermudas (1974), Berlitz relata varios casos de barcos y aviones desaparecidos. Ofrece un conjunto de explicaciones convencionales —dadas por la Guardia Costera de Estados Unidos y operadores de empresas de aviación o marineros conocedores del lugar— tales como tormentas repentinas, botes pequeños embestidos en la noche por grandes barcos, aviadores y marineros inexpertos que cometen errores, etc. También recoge informes sobre extrañas luces en el cielo y bajo la superficie del mar y enormes explosiones submarinas. Y sobre desapariciones en medio de nieblas de extraño aspecto. El autor sugiere que las explicaciones convencionales no pueden explicar todos los casos y hace un repaso de las explicaciones alternativas, tales como ovnis, experimentos de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, o restos de antiguas civilizaciones. Se remite a testimonios de otros investigadores de estos fenómenos y a las declaraciones de Edgar Cayce, un estadounidense que afirmaba ser un vidente y haber tenido visiones sobre la civilización de la Atlántida.
http://www.secretcenter.net/home-spanish/el-triangulo-del-dragon/
En el triangulo de las bermudas y esto se ha demostrado cientificamente, ya hace alrededor de 15 años, lo que sucede es que en toda esa zona las aguas del oceano no tienen densidad debido a la gran cantidad de gas metano que proviene desde la tierra en el fondo del mar.
ResponderEliminarEste gas metano al ser obviamente mucho mas liviano que el agua se eleva desde la profundidad hacia la superficie haciendo que el agua no tenga densidad y se transforme por alguna manera decirlo en un agua con agujeros, producto de las millones de burbujas de gas metano.
Cuando un barco atraviesa la zona, simplementr se hunde por el hecho de que el agua no ofrece resistencia, simplemente se va para abajo.
Cob respecto a los aviones, pasa igual, el gas metano no se queda en la superficie del agua sino que sigue en ascenso afectando los instrumentales de los aviones y ofreciendo lecturas erroneas haciendoles perder altura y demas.
Esto fue demonstrado en el triangulo de las bermudas como asi tambien en laboratorios. La gran cantidad de gas metano que la tierra expulsa desde la profundidad del mar hace que el agua no tenga densidad.