La mentira de la productividad y el nocivo estrés

Todo comenzó hace relativamente poco tiempo a nivel histórico, pero el suficiente como para que las personas creamos que la vida siempre ha sido así.

Fue una trampa bien pensada, mejor diseñada y ha calado en el insconsciente colectivo hasta la médula. Pero no por ello deja de ser lo que es: Una mentira y hoy vamos a acabar con ella de una vez por todas.

Con el florecimiento de la era industrial los patronos y las grandes corporaciones (del acero, de los ferrocarriles, de las rutas comerciales y marítimas, de la explotación de minas, etc…) reinstauraron una nueva esclavitud.

Abolida por una guerra en el continente americano, y por levantamientos populares en no pocos confines del mundo, la esclavitud ya no podía desarrollarse como desde tiempos inmemoriales se había venido haciendo. De modo que sustituyeron los grilletes por contratos, y las cadenas por salarios.

Las jornadas se reducirían en duración e incluso se instaurarían días libres y festivos cada semana. Eso ayudaría a que la gente creyera que era libre de verdad.

Pero, a partir de ahí vinieron las nuevas formas de esclavitud: El horario maratoniano, los sueldos tan bajos que hacían que muchas personas precisaran varios empleos para poder pagar las facturas. Éstas, de hecho, fueron otra gran invención del nuevo modelo de esclavitud: Las deudas.

Elevar el precio de todo lo indispensable para vivir fue otro gran invento: La luz, el gas, el techo, los alimentos, los medicamentos, la energía… Eso haría que las personas tuvieran que ANSIAR poder pagar todo lo necesario para la vida y, con ello, llegó el concepto de PRODUCTIVIDAD empresarial, directamente ligado a la AVARICIA.

Más producción, mejores resultados, más explotación de recursos, personas y energía; Más exigencias a los trabajadores (tanto por cuenta propia como autónomos); Conceptos como “competitividad”, “libre mercado” o “progreso” se emplearon de manera torticera para engañar, para mentir y para mantener unos niveles de estrés y ansiedad que conllevaron a lo que tenemos hoy en día: Muertes por estrés, anginas de pecho, infartos, depresión, crisis de ansiedad, debilitación del sistema inmunitario y un largo etcétera de patologías vinculadas a la prisa, la presión y los miedos al futuro.

Porque, en definitiva, de eso se trataba: De que la gente pensara que no hay futuro, o que si se baja el ritmo “productivo”, el futuro puede ser incierto. Se amenzada con no encontrar trabajo “por no ser competitivo” o perder el empleo que se tiene “por falta de productividad o competitividad”.

Y así se crearon los nuevos roles imperantes en la sociedad de consumo, corporativa, industrial y globalizada. Mentiras que fueron afianzadas por la televisión, los medios de comunicación, internet, las películas, los documentales y las noticias. Te sonarán esas mentiras, porque las has escuchado muchísimas veces. Estas son algunas:

– Cuanto más trabajes, más productivo serás. (Lo que, de hecho, ha sido desmentido por psicólogos, psiquiatras y médicos de todas las nacionalidades).

– Que ciertas dósis de estrés son buenas para tu rendimiento. (Lo que igualmente ha sido puesto en duda por cardiólogos, fisiólogos y psicólogos).

– Que “A quien madruga, Dios le ayuda”. (Como si Dios no tuviera nada mejor que hacer que mirar el reloj para ver la hora a la que comenzamos a trabajar…)

– Que has de ser “el mejor”, “el más rápido”, “anticiparte a las circunstancias”. (Como si alguien en este mundo pudiera vivir fuera del presente o fuera capaz de predecir qué va a ocurrir en su vida dentro de 5 minutos…)

– Que competir es bueno; Que ganar más te hace más libre y que debes “ganarte la vida”. (Como si quien nos dio la vida no lo hubiera hecho por Amor y nos la hubiera cobrado y tuviéramos que pagar con el “sudor de nuestra frente”).

¿Te suenan estas afirmaciones y eslóganes verdad?. Las has leído, escuchado o incluso pronunciado mil veces, porque nos programaron hasta la médula para que lo creyéramos primero, y lo compartiéramos, después.

Pero no. LA VIDA NO HAY QUE “GANÁRSELA”. Es un regalo. Un maravilloso regalo. (Y no entraré en cómo llames a quien nos la haya regalado: “Dios”, “Padre”, “Madre Tierra”, “Destino”, “Evolución, “Universo”…) Llámalo como quieras, pero por Dios no la consideres una venta o un producto que tienes que “pagar”.

¿Tú le cobrarías la vida a tu hijo o hija? ¿O querrías que tuviera todo lo mejor, sólo lo mejor y a raudales?… Pues con esa pregunta ya está todo aclarado al respecto.

LA VIDA, ADEMÁS, NO SE ESTRESA. LA NATURALEZA (la mayor tecnología conocida y que no somos capaces de imitar en ningún aspecto en que lo intentamos ni con toda nuestra capacidad científico-técnica actual) HACE SU TRABAJO TOMÁNDOSE TODO EL TIEMPO QUE PRECISA PARA CADA PROCESO, Y SIN ESFUERZO ALGUNO. SIN PRISA. SIN ANSIEDAD DE NINGUNA CLASE. Así genera especies y las alimenta; Provee recursos; Genera sociedades y etapas de desarrollo; Crea cauces de ríos y levanta continentes… ESO ES LO QUE YO LLAMO “PRODUCTIVIDAD” Y LO HACE SIN ESTRÉS DE NINGUNA CLASE. Ah! y es un modelo que ha demostrado ser robusto… LA NATURALEZA LLEVA MILLONES DE AÑOS “TRABAJANDO” ASÍ.

Entre la Naturaleza y los actuales directivos o especialistas en “management”, sinceramente, me quedo con la forma de “Ser” y “Operar” de la Vida y la Naturaleza y no con los modelos capitalistas de rendimiento y explotación.

Y así podríamos seguir y seguir analizando todo lo que nos han dicho y que es falso o está tergiversado, para esclavizarnos.

Es hora de despertar y darnos cuenta de que hay otra forma de vivir nuestra vida. Una existencia sin estrés ni ansiedad. Un modo de vivir en el que nos propongamos desechar la prisa, las carreras o la velocidad, para practicar la calma, la paciencia y la lentitud con la que los artistas hacen sus obras maestras, en lugar de hacer mil gestiones defectuosas y, lo que es mucho peor, dañinas para nuestra salud.

Hay que ir más despacio, para llegar más lejos.

Hay que abarcar menos, para hacer cosas que merezcan la pena.

Hay que olvidar el estrés, para ganar calidad de vida y salud.

Hay que confiar en el futuro, en lugar de creer que “hemos de ganarnos la vida”.

Hay que aprovechar lo que tenemos, para dejar de ansiar lo que no necesitamos.

Hay que reparar, en lugar de tirar, porque la Naturaleza lo aprovecha y recicla todo. Sólo el ser humano desecha.

Hay que sanar hoy, en lugar de querer llegar a la jubilación, se esté como se esté… O aunque no se llegue.

Y, por encima de todo, hemos de practicar el sano arte de decir “No”.

No correré más, ni me estresaré ni sufriré ansiedad.

No haré míos los objetivos de otros, sino los que yo sanamente considere oportunos y benignos para mi y para los demás.

No esperaré a mañana para disfrutar, sino que lo haré AHORA.

No compraré lo que puede ser gratis, ni pagaré de más, por marcas, tendencias o modas que me esclavizan a mi, a mi mente y a las personas que fabrican esos productos que ni siquiera necesito o que en el Mercado puedo encontrar con características similares aunque sin logotipo.

No dejaré para después lo importante de verdad: Disfrutar con los míos; Acallar la mente; Crear más silencio y menos ruído; Aprender, leer, o cualquier otra cosa que me aporte algo constructivo de verdad… y que, dicho sea de paso, casi nunca se vende ni tiene precio.

No a los “informes de productividad”, a “los resultados trimestrales”, a “los objetivos financieros” y demás porquería mental creada por una industria mercantilista y pervertida hasta la médula.

Este NO es un cambio RÁPIDO, NI HAY PRISA. Tómate tu tiempo, ve poco a poco. Porque lentos y tranquilos son los cambios que verdaderamente cuentan y sanan. Lo que marca la diferencia es paulatino y calmo.

No te agobies, porque ya eres perfecto/a tal cual eres, pero has de evolucionar y para ello tienes el intelecto y el espíritu. Puedes crecer tranquilamente, sin estrés y realizando pequeños cambios en tu vida que, además de beneficiosos, te harán sentir mejor día a día.

En definitiva: Hay otra vida mejor, más sana, provechosa y buena esperándote. Tómala, no te la tienes que “ganar”. ES TUYA POR DERECHO PROPIO.

Saludos.

Alquimista

TWITTER: @alquimistaverda

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