La industria láctea es muy potente y la leche animal y sus derivados se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo. Gracias al constante bombardeo publicitario nos creemos sus propiedades nutritivas y lo imprescindibles que resultan para mantener los huesos sanos… pero la verdad es muy distinta.
Tan distinta que, por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, país con gran consumo de leche, es donde más casos de osteoporosis hay entre su población.
La leche humana está hecha para el metabolismo humano… la de la vaca está hecha para el metabolismo de las terneras y su contenido en grasas y proteínas es excesivo para el ser humano.
Los lácteos son fuente de múltiples enfermedades y desequilibrios del organismo y aquellos que han suprimido la leche de su dieta lo saben bien.
EL MITO DEL CALCIO
La razón fundamental que da la industria láctea para el consumo continuado de leche es porque es rica en calcio y defienden que ese mineral es imprescindible para mantener la salud, sobre todo la de los huesos.
Pero de hecho todos estamos sobre calcificados porque una dieta balanceada nos proporciona el calcio necesario. Lo recibimos al comer vegetales, hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas y frutos secos y frescos. ¿Sabías que una ración de brócoli contiene tanto calcio aprovechable como un vaso de leche?
Tomar más calcio, por ejemplo a través de la leche, sirve de muy poco porque el cuerpo tiene un límite a la cantidad de calcio que puede absorber y si se consume en exceso el cuerpo lo tiene que almacenar en algún lado como en las articulaciones, en las piedras de riñón, en la celulitis… de hecho, si sobre calcificamos el cuerpo estamos subiendo la acidez del organismo y para compensar este efecto desmineralizamos los huesos provocándonos osteoporosis.
En 1983 se hizo un estudio llamado Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente. En este trabajo se estudiaron los hábitos de 6.500 habitantes de 55 provincias en China y se demostró que la leche de vaca desmineraliza ya que aquellas mujeres que NO tomaban leche de vaca NO padecían osteoporosis.
Parece difícil de creer pero las personas que beben de 3 a 5 vasos de leche cada día presentan niveles muy bajos de calcio. Esto lo descubrió el Dr. William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada. Estos niveles bajos de calcio se deben a que al beber leche se consumen enormes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez en el organismo. Entonces el cuerpo ¡saca los minerales alcalinos de los huesos! Esto explica porque los departamentos de osteoporosis de los hospitales de todo el mundo están llenos de personas con lo huesos débiles ¡¡¡que se pasan el día bebiendo leche!!!
Es más, las enfermeras de Harvard hicieron un Estudio de Salud con 75,000 mujeres a lo largo de 12 años… y descubrieron que el aumento del consumo de leche no protege contra el riesgo de fracturas… sino que consumir mucha leche con la gran ingesta de calcio que eso significa estaba asociado a un mayor riesgo de fracturas óseas.
LECHE “MUERTA”
Para colmo, la industrialización de la leche empeora mucho las cosas porque ya no tomamos leche en estado natural. Hoy en día los lácteos que consumimos han sido sometidos a múltiples procesos de transformación y conservación.
Los procesos de esterilización no limpian la leche pues ésta sigue sucia y se encuentran rastros infecciones y hormonas. También cobre, plomo y cadmio debido a los sistemas utilizados en la explotación ganadera (tuberías, conductos, etc.) Otras sustancias halladas en la leche son los detergentes y desinfectantes utilizados en la limpieza y desinfección del material que se utiliza puesto que son procesos industriales.
También pesticidas, fertilizantes y antibióticos porque la mayoría de las fábricas de leche usan tratamientos químicos para tratar la hinchazón de pezón después de cada ordeñada y para reducir la propagación de mastitis que es la inflamación de las mamas.
Por más que le quiten y le añadan, estos procesos de transformación cambian el estado “energético” de la leche convirtiéndola en un producto prácticamente muerto: sin vida. Por eso, porque la leche que consumimos está “muerta” se puede mantener en la despensa durante mucho tiempo.
Si fuera tan buena como nos quieren hacer creer, ¿por qué la modifican constantemente haciéndola descremada, semi-descremada, etc.? ¿Por qué le añaden vitaminas y Omega 3 que es un aceite procedente de pescados? ¿Por qué le quitan la lactosa, le añaden fibra, minerales…? ¿Si es tan genial por qué no la dejan como está? Simplemente porque no es un producto natural sino industrial, como un croissant, un caramelo o una salchicha frankfurt.
Quizás hayas oído que la caseína es una de las proteínas principales de la leche. Pero no te han dicho que es una sustancia viscosa que se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes. Es más, la caseína se utiliza como pegamento para papel y madera. ¡Imagínate lo que hace en tu intestino!
Hoy en día, gracias a médicos, terapeutas y científicos muy valientes sabemos que hay estudios que demuestran lo perjudicial que es el consumo de lácteos. Y muchas personas ya lo saben porque ha mejorado su sistema respiratorio y gástrico al eliminar toda esa mucosidad, ese moco espeso, denso, que obstruye al organismo.
Desde el asma hasta la bronquitis, pasando por la sinusitis, los resfriados, y las infecciones de oído se mejoran cuando se dejan los lácteos. Incluso problemas de dolor lumbar, alergias, osteoporosis, problemas de ovarios, quistes de todo tipo, principalmente de mama y muchas dolencias más desaparecen o disminuyen al dejar de consumir lácteos.
Es curioso ver cómo muchos dolores desaparecen al dejar la leche porque la leche procesada es una sustancia 100% inflamatoria.
¿Y los niños? Bueno, algunos países ya han retirado la leche de vaca de la lista de alimentos fundamentales para la dieta ya que se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen las arterias en peores condiciones que los que no la toman.
Por si fuera poco, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés menores de un año no reciban leche entera de vaca, ya que la deficiencia de hierro es más probable con una dieta rica en lácteos. Uno de cada cinco bebés sufre cólicos y ahora se sabe que en la mayoría de los casos la leche es la razón de esos cólicos así como muchas alergias a los alimentos.
CONCLUSIÓN
Dejar de beber leche puede enojar (quizás) a tu médico y (seguramente) a tu mamá (y segurísimo) a tu abuelita, pero puede reducir el riesgo de osteoporosis. Todo lo que tienes que hacer es aumentar tu consumo de frutas y verduras, hacer ejercicio, tomar el sol y comer vegetales como hortalizas de hojas verdes, las legumbres y los frutos secos.
No importa si sufres de estreñimiento o de migrañas, si tienes problemas de próstata o de síndrome premenstrual, sinusitis, rinitis o fatiga crónica, artritis o colon irritable. Tengas lo que tengas, deja la leche.
Haz la prueba. Dos meses sin lácteos y tu vida puede cambiar. Es más, el día que la vuelvas a probar ¡te darás cuenta del mal que te hace!
© Veturián Arana / Shen Girona 2010
www.shengirona.com
Tan distinta que, por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, país con gran consumo de leche, es donde más casos de osteoporosis hay entre su población.
La leche humana está hecha para el metabolismo humano… la de la vaca está hecha para el metabolismo de las terneras y su contenido en grasas y proteínas es excesivo para el ser humano.
Los lácteos son fuente de múltiples enfermedades y desequilibrios del organismo y aquellos que han suprimido la leche de su dieta lo saben bien.
EL MITO DEL CALCIO
La razón fundamental que da la industria láctea para el consumo continuado de leche es porque es rica en calcio y defienden que ese mineral es imprescindible para mantener la salud, sobre todo la de los huesos.
Pero de hecho todos estamos sobre calcificados porque una dieta balanceada nos proporciona el calcio necesario. Lo recibimos al comer vegetales, hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas y frutos secos y frescos. ¿Sabías que una ración de brócoli contiene tanto calcio aprovechable como un vaso de leche?
Tomar más calcio, por ejemplo a través de la leche, sirve de muy poco porque el cuerpo tiene un límite a la cantidad de calcio que puede absorber y si se consume en exceso el cuerpo lo tiene que almacenar en algún lado como en las articulaciones, en las piedras de riñón, en la celulitis… de hecho, si sobre calcificamos el cuerpo estamos subiendo la acidez del organismo y para compensar este efecto desmineralizamos los huesos provocándonos osteoporosis.
En 1983 se hizo un estudio llamado Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente. En este trabajo se estudiaron los hábitos de 6.500 habitantes de 55 provincias en China y se demostró que la leche de vaca desmineraliza ya que aquellas mujeres que NO tomaban leche de vaca NO padecían osteoporosis.
Parece difícil de creer pero las personas que beben de 3 a 5 vasos de leche cada día presentan niveles muy bajos de calcio. Esto lo descubrió el Dr. William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada. Estos niveles bajos de calcio se deben a que al beber leche se consumen enormes cantidades de proteínas lácteas y éstas producen un exceso de acidez en el organismo. Entonces el cuerpo ¡saca los minerales alcalinos de los huesos! Esto explica porque los departamentos de osteoporosis de los hospitales de todo el mundo están llenos de personas con lo huesos débiles ¡¡¡que se pasan el día bebiendo leche!!!
Es más, las enfermeras de Harvard hicieron un Estudio de Salud con 75,000 mujeres a lo largo de 12 años… y descubrieron que el aumento del consumo de leche no protege contra el riesgo de fracturas… sino que consumir mucha leche con la gran ingesta de calcio que eso significa estaba asociado a un mayor riesgo de fracturas óseas.
LECHE “MUERTA”
Para colmo, la industrialización de la leche empeora mucho las cosas porque ya no tomamos leche en estado natural. Hoy en día los lácteos que consumimos han sido sometidos a múltiples procesos de transformación y conservación.
Los procesos de esterilización no limpian la leche pues ésta sigue sucia y se encuentran rastros infecciones y hormonas. También cobre, plomo y cadmio debido a los sistemas utilizados en la explotación ganadera (tuberías, conductos, etc.) Otras sustancias halladas en la leche son los detergentes y desinfectantes utilizados en la limpieza y desinfección del material que se utiliza puesto que son procesos industriales.
También pesticidas, fertilizantes y antibióticos porque la mayoría de las fábricas de leche usan tratamientos químicos para tratar la hinchazón de pezón después de cada ordeñada y para reducir la propagación de mastitis que es la inflamación de las mamas.
Por más que le quiten y le añadan, estos procesos de transformación cambian el estado “energético” de la leche convirtiéndola en un producto prácticamente muerto: sin vida. Por eso, porque la leche que consumimos está “muerta” se puede mantener en la despensa durante mucho tiempo.
Si fuera tan buena como nos quieren hacer creer, ¿por qué la modifican constantemente haciéndola descremada, semi-descremada, etc.? ¿Por qué le añaden vitaminas y Omega 3 que es un aceite procedente de pescados? ¿Por qué le quitan la lactosa, le añaden fibra, minerales…? ¿Si es tan genial por qué no la dejan como está? Simplemente porque no es un producto natural sino industrial, como un croissant, un caramelo o una salchicha frankfurt.
Quizás hayas oído que la caseína es una de las proteínas principales de la leche. Pero no te han dicho que es una sustancia viscosa que se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de otros nutrientes. Es más, la caseína se utiliza como pegamento para papel y madera. ¡Imagínate lo que hace en tu intestino!
Hoy en día, gracias a médicos, terapeutas y científicos muy valientes sabemos que hay estudios que demuestran lo perjudicial que es el consumo de lácteos. Y muchas personas ya lo saben porque ha mejorado su sistema respiratorio y gástrico al eliminar toda esa mucosidad, ese moco espeso, denso, que obstruye al organismo.
Desde el asma hasta la bronquitis, pasando por la sinusitis, los resfriados, y las infecciones de oído se mejoran cuando se dejan los lácteos. Incluso problemas de dolor lumbar, alergias, osteoporosis, problemas de ovarios, quistes de todo tipo, principalmente de mama y muchas dolencias más desaparecen o disminuyen al dejar de consumir lácteos.
Es curioso ver cómo muchos dolores desaparecen al dejar la leche porque la leche procesada es una sustancia 100% inflamatoria.
¿Y los niños? Bueno, algunos países ya han retirado la leche de vaca de la lista de alimentos fundamentales para la dieta ya que se ha observado que los niños que acostumbran a tomar varios vasos de leche al día tienen las arterias en peores condiciones que los que no la toman.
Por si fuera poco, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés menores de un año no reciban leche entera de vaca, ya que la deficiencia de hierro es más probable con una dieta rica en lácteos. Uno de cada cinco bebés sufre cólicos y ahora se sabe que en la mayoría de los casos la leche es la razón de esos cólicos así como muchas alergias a los alimentos.
CONCLUSIÓN
Dejar de beber leche puede enojar (quizás) a tu médico y (seguramente) a tu mamá (y segurísimo) a tu abuelita, pero puede reducir el riesgo de osteoporosis. Todo lo que tienes que hacer es aumentar tu consumo de frutas y verduras, hacer ejercicio, tomar el sol y comer vegetales como hortalizas de hojas verdes, las legumbres y los frutos secos.
No importa si sufres de estreñimiento o de migrañas, si tienes problemas de próstata o de síndrome premenstrual, sinusitis, rinitis o fatiga crónica, artritis o colon irritable. Tengas lo que tengas, deja la leche.
Haz la prueba. Dos meses sin lácteos y tu vida puede cambiar. Es más, el día que la vuelvas a probar ¡te darás cuenta del mal que te hace!
© Veturián Arana / Shen Girona 2010
www.shengirona.com
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