Posesiones negativas, Exocirmos.

Los humanos estamos hechos de varios cuerpos: un cuerpo biológico, un cuerpo etéreo (nuestro qi –mana en hawaiano- o fuerza vital) y un cuerpo astral. También tenemos un cuerpo mental (nuestros pensamientos), un cuerpo emocional y un cuerpo espiritual (nuestro yo superior). Cuando nuestros cuerpos energéticos se debilitan, una entidad astral se puede adherir a ellos. El debilitamiento se puede deber a una enfermedad, intoxicación con drogas o alcohol, anestesia, un trasplante, el parto, un aborto, una lesión, sonambulismo, proyección astral, meditación, un choque emocional, depresión, etc.

Por eso debemos siempre pedir protección a nuestros ángeles o guías espirituales, o visualizar que estamos rodeados de luz blanca antes de empezar cualquier actividad metafísica. Las entidades pueden entrar también cuando las invitamos, sea por sesión de espiritismo , el juego de la ouija, escritura automática, brujería, etc. No importa si llamamos a una entidad específica o no; cualquier entidad, incluso un demonio, puede venir en su sitio, personificando la que llamamos. Puede quedarse en nuestra casa o pegarse a nuestro cuerpo astral. Mi sugerencia es que los aficionados de espiritismo dejéis este tipo de sesiones a los videntes profesionales. En cuanto al juego de la ouija, mejor olvidarlo totalmente. Lo mismo vale para la brujería –la magia blanca, con la ayuda de los ángeles, santos o guías no tiene riesgos, siempre y cuando vuestros motivos sean puros y sepamos discernir los buenos espíritus de los malos. La escritura automática conlleva algunos riesgos, por eso es muy importante el pedir protección. La proyección astral se debe aprender gradualmente y con muchas precauciones. Lo fundamental en toda actividad metafísica para estar a salvo es no tener sentimientos negativos (miedo, rabia, depresión, etc). Si algún espíritu se os presenta como un guía y os da directivas u os ofrece un pacto, no os fiéis. Un verdadero guía suele venir en nuestros sueños para darnos consejos, algún mensaje o apoyo.


Muchos videntes y terapeutas son engañados cuando llaman por primera vez a su guía espiritual o a los ángeles. Luego colaboran con una entidad oscura que socava y sabotea su trabajo. Os dicen por ejemplo que tenéis una maldición o brujería (y tal vez sea verdad), pero os piden miles de dólares para romperla. O vais a un terapeuta para obtener terapia y volvéis con una entidad oscura que os puso. No sois vosotros sólo una víctima, sino él/ella también. Esos profesionales atraen a la entidad mediante una debilidad o si su motivación primordial es el beneficio personal y la ambición, en lugar del deseo de ayudar.


Las entidades que se pueden adherir a nosotros pueden ser almas de humanos o animales muertos, fragmentos de humanos o animales-muertos o vivos, cordones umbilicales, extraterrestres, elementales, gnomos y otros seres etéreos, fragmentos de nefilims, formas-pensamiento y finalmente demonios.


Un grupo de entidades especiales son los fragmentos de nosotros mismos, sea de una vida pasada o de ésta. Tras una experiencia traumática, un fragmento de nuestro cuerpo astral se despega del mismo, si bien quedándose cerca y toma el control de nuestro comportamiento, de acuerdo con sus propias necesidades. Pueden ser extremadamente nefastos, a veces más que una entidad oscura. A los de esta vida no se les puede mandar a la luz, sino que tienen que ser integrados en el resto de la personalidad. Esto requiere una serie de sesiones, en las que cada entidad se identifica, se la deja expresarse y se la ayuda a reintegrarse.


Los demonios que la mayoría de la gente lleva son personas que vivieron en una de sus vidas pasadas –por ejemplo enemigos nuestros o nosotros mismos- y que tras morir se volvieron demonios a causa de sus sentimientos negativos –rencor, rabia, odio, depresión. Nos encuentran en nuestras vidas posteriores y se apegan a nosotros para destruirnos.


La entidad, por muy benévola que sea, nos transfiere sus propios pensamientos, emociones y necesidades. Puede causar un comportamiento disfuncional, bloqueos, sentimientos negativos, obsesiones, adicciones, tendencias de suicidio, agotamiento, esquizofrenia, amnesia, alzheimer (junto con la fragmentación del cuerpo astral), trastorno bipolar, trastorno de identidad disociativa (o de personalidad múltiple), trastorno de identidad errónea, epilepsia, desmayos, etc. Desde luego, esto no quiere decir que estas aflicciones siempre se deban a una entidad.


Los síntomas de un apego de entidad pueden ser una sensación de frío/calor/dolor/pesadez en el cuerpo. Muchas veces es asimétrica, o sea que se siente sólo en una mano o pierna. Sin embargo, la mayoría de las señales son emocionales. Se siente una inexplicable tristeza, soledad, angustia, rabia, un vacío, etc. O bien se tiende a hacer cosas raras o extremas, fuera de carácter. La vida se hace más difícil, desincronizada, atrayendo situaciones y personas desagradables. Parece que se repele a la gente o que no se puede comunicar con ella a un nivel profundo. En la hipnosis los síntomas se agudizan y si la entidad ha debilitado mucho a la víctima –especialmente si se trata de un demonio- tal vez no se pueda terminar la sesión. Algunos de mis clientes se agotaron hasta tal grado que tuvimos que reanudar la sesión otro día y preferentemente mediante mi colaborador. Otra cosa muy seria que nos ha revelado el guía es que algunos clientes hicieron bajo hipnosis un pacto subconsciente con el demonio y éste los engañó haciéndoles ver que se fue, mientras que en realidad se quedó. En otras ocasiones el demonio engañó al cliente desde el principio y éste veía que todo estaba bien y que no tenía ninguna entidad. O, aun peor, el demonio les hizo creer que había otro demonio que fue enviado a la luz. Total, un auténtico show. Por estas razones ahora realizamos las liberaciones espirituales por medio de mi colaborador, no directamente con el cliente.


Con la ayuda de los ángeles y ayudantes espirituales e inspirada por el método del doctor William Baldwin, nuestro guía mete a la entidad dentro del cuerpo de mi colaborador y dialogo con ella por su boca . La ayudo a comprender su situación y sus opciones y la convenzo volver a casa, es decir a su propio lugar en la luz –el mediano terreno astral-donde residen las almas y pueden ir a su próximo nivel de desarrollo. Tal vez un alma haya residido desde hace siglos en el bajo terreno astral, un sitio de vibración muy baja en el que viven o visitan demonios y otros malhechores y hechiceros. Un alma puede también pegarse a una persona o saltar de una persona a otra. Cuando alguien que tiene una entidad sobre sí muere, su alma es a lo mejor bastante fuerte como para arrastrar a la entidad hacia la luz. Otra posibilidad es que la entidad sea la más fuerte y entonces no deje a su anfitrión ir a la luz, sino que lo guarde en la oscuridad –el bajo terreno astral. Puede incluso arrastrarlo hacia otra persona, entrando en la misma los dos a la vez. A través de este mecanismo, alguien puede tener cientos de entidades.


Lo que mantiene a un ser humano en el bajo terreno astral –el más cercano a la tierra- son sus sentimientos negativos a la hora de la muerte (rabia, temor, espíritu de venganza, sentimiento de injusticia o de haber dejado algo a medias o simplemente confusión). Algunas almas no se dan ni cuenta de que han fallecido y a menudo se quedan atadas a la tierra, errando entre nosotros sin llegar a comprender por qué no las vemos. Otras no van a la luz que aparece porque no creen en nada o porque tienen una maldición o brujería que las bloquea. Estas almas corren más fácilmente el peligro de cooperar con las fuerzas del mal que les hacen promesas falsas, esclavizándolas. Aunque estas almas perdidas se dan rápidamente cuenta de que han sido engañadas, están obligadas a servir a sus jefes. Su vibración es tan baja que no pueden subir a la luz. Olvidan su vida anterior y su identidad y se convierten en demonios. Se les da un nuevo nombre y están condenadas a una esclavitud sin fin o hasta que un chamán o terapeuta las descubra y las ayude a recordar y salvarse. Con este sistema de liberación, hasta los demonios pueden salvarse. Satán les dice varias mentiras, como que la luz es peligrosa y que él les va a proteger de ella, que les va a dar poder, etc. Les anima a sentir más y más odio, arrogancia y rabia y les ordena destruir a los humanos. Pueden hacerlo mediante estos mismos sentimientos que sienten también los humanos. Lo similar atrae a lo similar en el mundo energético. Estos sentimientos conducen a un comportamiento destructivo y la gente cae enferma, daña a los demás, mata y al final muere. Existen también agentes libres entre las fuerzas del mal, es decir entidades que no obedecen a nadie, sino que hacen el mal por su propia cuenta.


En cualquier entidad oscura hay sin embargo una mónada de luz escondida profundamente en sí misma, una estalla de lo que fue al nacer, o sea al despegarse de la fuente divina. Cuando las convenzo que miren profundamente en sí mismas (y casi siempre lo hacen, por curiosidad o para conseguir lo que les prometo), ven esta mónada de luz. A medida que la miran, ésta crece. Se dan cuenta de que la luz no les hace daño sino que les hace sentirse bien. Se dan cuenta del engaño, se acuerdan de su última vida o de su identidad, se transforman y se arrepienten. Ya desean volver con los ángeles o guías a su casa espiritual. Antes de irse, les pido que llamen a todos sus subordinados y amigos y mandarles o animarles a que reciban la misma terapia. Se alegran de hacerlo y así se pueden salvar cientos o miles de entidades oscuras a la vez. Pero no todos los demonios cooperan. Algunos se niegan a mirar dentro de sí e intentan ahogar a mi colaborador. Éste, estando en proyección astral, no siente dolor, y los pica con la espada divina de nuestro guía. Sus átomos se parten y se reciclan en la luz divina. En otros casos, la entidad se queda dentro de él hasta debilitarse. Al final vuelve a la fuente divina.


Con los extraterrestres el método es el mismo si se han hecho demoniacos. Si no, depende de sus propósitos y su índole. Una práctica corriente es colocar pruebas etéricas en el cuerpo astral de la gente para conseguir información o llevar a cabo experimentos. Al detectarlas, llamo al capitán o al gobernador de la expedición y apelo a la "Directiva Primordial", inspirada por la famosa teleserie Viaje a las Estrellas (Star Trek). Esta directiva prohíbe a civilizaciones más desarrolladas que influyan en las menos desarrolladas. Algunos comprenden, cogen su equipo y se van. Otros son hostiles y se niegan, lo que en general significa que son dirigidos por demonios. En tales casos hay que ocuparse primero del demonio del gobernador. Una vez despejado, el extraterrestre se vuelve bueno y manda que todo el equipo sea recogido. Puede también pedir que todos los demás equipos similares que han sido colocados en otros humanos también se recojan. William Baldwin ha quitado de esta manera miles de pruebas extraterrestres de seres humanos al mismo tiempo. Sin embargo, esto no es siempre posible, como por ejemplo en el caso de un acuerdo entre los extraterrestres y el gobierno. Está demostrado mediante personas bajo hipnosis que el gobierno de EEUU y otros gobiernos reciben tecnología extraterrestre a cambio del derecho de realizar experimentos sobre los humanos. Éstos se hacen ya directamente sobre su cuerpo físico secuestrándolos o indirectamente con chismes etéreos en su cuerpo energético que empujan sus emociones hasta puntos extremos y les obligan a recurrir a adicciones. Existen asimismo extraterrestres exiliados que dejaron su dimensión a causa de un régimen totalitario así como extraterrestres perdidos que se fueron y pararon con mi cliente. Otros son híbridos, cruces de dos seres extraterrestres diferentes que fueron expulsados de ambos mundos. Invoco al grupo de ángeles responsables de estos seres para llevarlos a su propio lugar en la luz espiritual donde puedan ayudar a su mundo o simplemente estar allí y desarrollarse. Existen también mundos enteros a los que la luz divina no ha llegado nunca. Fueron esclavizados por Lucifer inmediatamente después de la creación o establecieron un contracto con él más tarde. Sus descendientes quizás ni siquiera lo sepan sino que siguen el sistema que les fue dado. Esos seres viven en una rutina, sin alegría, amor o libertad, condenados a vivir hasta una edad concreta y sus almas, carentes de conocimiento o conciencia, se entregan al Diablo.


Existe una galaxia entera que ha caído bajo la posesión de Lílith, la primera mujer de Adán. Sus habitantes son seres programados y sin sentimientos cuyo único anhelo es llevar a cabo su trabajo -experimentos- sin ninguna preocupación por el dolor humano. Hacen acuerdos con los demonios y ponen implantes etéricos en los cuerpos humanos. Estos implantes son a menudo transmisores que programan a la víctima para que piense y haga lo que se le manda. También extraen energía de su víctima. Le quitan el lama trozo por trozo hasta llevársela entera como esclava a su planeta, mientras que el cuerpo físico queda libre para ser habitado por el ET. Es muy difícil convencer a esos seres a que se vayan, a menos que se tenga algo útil para ellos que trocar. En esos casos hacemos la guerra. A Lílith, desde luego, no se la puede traer aquí, pues su fuerza derrumbaría toda la ciudad. Y nunca se arrepentiría. Al irse esos seres no se toman la molestia de remover esos implantes. Hemos tenido clientes con cientos de implantes. Una vez alejados, mi colaborador y sus ayudantes espirituales pueden remover esos implantes. Pero es un procedimiento lento y doloroso.


Los elementales, los espíritus de la tierra, los gnomos y otros seres parecidos son guiados hacia su propio mundo. Las formas-pensamiento y los egregores (creados por energías humanas o demoniacas, adrede o no) son despejados por los ángeles. Mediante magia negra y maldiciones se mandan formas-pensamiento negativas, almas perdidas o demonios. Las almas atadas a la tierra, los extraterrestres y los seres etéreos suelen ser atraídos a los humanos a los que se adhieren a causa de características similares, como por ejemplo por una necesidad errónea de ayudarles o buscar refugio. Los familiares fallecidos o seres queridos caen a menudo bajo esta categoría.


Los demonios se merecen un párrafo aparte, ya que nos afectan más o menos a todos. Los niveles de influencia demoniaca son 4:


1. Influencia demoniaca


Ésta es la influencia a la que todo humano está sometido, incluso Jesucristo. Los demonios se aprovechan de nuestras debilidades y nos empujan hacia comportamientos disfuncionales y sentimientos negativos. Nuestros conocimientos y nuestra fe son los que determinan si sucumbimos a ellos o no. La mayor victoria de Satanás hoy en día es el haber persuadido a casi todo el mundo anglosajón y norte-europeo de que no existe. Ni siquiera personas como los videntes, los espiritualistas o los curas creen en su existencia, ni mucho menos los académicos o científicos. Así puede hacer su trabajo tranquilamente mediante tales personas. Éstas hacen incluso todo lo posible para demostrar que las fuerzas del mal son inexistentes. Y funciona, puesto que si no se cree en algo, esto no aparecerá en la investigación, aunque uno intente tener una mente abierta. La mayoría de la gente no tiene el nivel espiritual adecuado como para confrontarse a las fuerzas de la oscuridad, de manera que sus ángeles y guías la protege. O simplemente no forma parte de su misión.


2. Ataque demoniaco


Los demonios nos atacan cuando dormimos o estamos en un estado hipnagógico. Existen varios tipos de ataque, como la parálisis del sueño, el ahogamiento, los íncubus o súcubus (ataque sexual), el ataque directo que deja magulladuras o dolor físico, las pesadillas repetitivas y específicas en las que nos persiguen en nuestro sueño y finalmente, una aparición en nuestro cuarto que nos asusta. Algunos de estos fenómenos se deben naturalmente sólo a nuestros temores. Nuestro miedo es también el que permite que las fuerzas de la oscuridad nos ataquen. O tal vez les dimos el derecho en una vida pasada o en la corriente, mediante un acuerdo. Otra persona puede también haberles dado este derecho (muchas veces un familiar o un antepasado) a través de brujería, una maldición o un acuerdo. La casa en la que vivimos puede estar infestada por magia negra o rituales satanistas. Si hay objetos infestados, hay que encontrarlos, hacerlos purificar por un cura y quemarlos. Y después hay que hacer una purificación espiritual en la casa. Para ahuyentar a espíritus malos de una casa sigo el mismo procedimiento, es decir que me comunico con ellos mediante mi cliente o mi colaborador. Para disolver cualquier contrato el autor del mismo repite la renunciación de la oscuridad tras mí. El ataque demoniaco puede también ser un intento por parte de las fuerzas del mal de asustar o parar a alguien que tiene una misión divina muy importante en el futuro. Bajo esta categoría caen los trabajadores de la luz.


3. Opresión demoniaca


Aquí el demonio no está pegado al cuerpo de la persona, sino que permanece a una cierta distancia. Sin embargo, tiene el derecho de reforzar las tendencias negativas de su víctima (ira, depresión, autodestrucción, etc), así como las de las personas que se asocian con ella. Puede causarle una mala suerte constante y llevarla a tomar malas decisiones. Nuestra orientación interior, nuestra intuición y el contacto con nuestro guía espiritual están bloqueados. La opresión demoniaca proviene de brujería, maldiciones o colaboración con las fuerzas de la oscuridad en una vida pasada. En mi opinión, es la peor forma de interferencia, ya que los espíritus no se detectan fácilmente, de modo que pocos videntes puedan ubicar el problema. Éste se hace cada más intenso vida tras vida hasta destruir totalmente la vida de la víctima y convertirla a su turno en un demonio después de su muerte. La opresión demoniaca parece injusta cuando el sujeto es inocente, pero es una magnífica oportunidad para crecer espiritualmente mucho más rápido que teniendo vidas fáciles. Es también un entrenamiento para aquellas almas que escogen luchar contra las fuerzas del mal. Está demás decir que existe un riesgo elevado de sucumbir a ellas antes de lograr su meta. Pero no me refiero al yo superior, que puede mandar miles de encarnaciones, sino a unas cuantas encarnaciones. He tenido casos que tenían encima hasta 7 demonios que eran ellos mismos desde una vida pasada.


4. Apego demoniaco (posesión)


Aquí el demonio está apegado al cuerpo astral de su víctima e influye directamente en sus pensamientos, emociones, decisiones y la gente de su entorno. La persona se vuelve cada vez más débil, lo que puede conducir a una plena posesión, la clásica posesión que hemos visto todos en películas, reportajes y documentales. Al contrario, el apego demoniaco raras veces es detectable. Los demonios suelen esconderse muy bien porque tienen un plan específico. Cuando el apego se realiza por magia negra, los demonios llevan a cabo las órdenes del brujo –p.ej. separar al sujeto de su pareja, caer enfermo, morir, suicidarse, casarse con una persona específica, etc. En tales casos sólo alguien con conocimientos o dones especiales puede sospechar que hay un demonio. El apego puede ocurrir también por debilidad, como cualquier apego. En algunos casos, el alma lo elige antes de encarnarse, al hacer su plan para la vida que viene, como desafío que ha de superar. El beneficio es otra vez crecimiento espiritual, fuerza y conocimiento psíquico. Pero el demonio puede también ser atraído por sentimientos negativos, peligrosos juegos metafísicos o lo oculto. Es imprescindible no tener sentimientos negativos, como rabia, desesperación o temor, pues éstos son la alimentación de los demonios. Si el espíritu apegado se fortalece mucho, tenemos señales visibles y todos ven que hay posesión. Con los años, a medida que la posesión progresa, el demonio adquiere un control total sobre su víctima y el proceso se dice que puede llegar a ser irreversible. Si el individuo pierde el contacto con cualquier sentimiento positivo, el demonio empieza poco a poco a “comerle ” el alma. La persona está destinada a morir y su alma tal vez esclavizada. Malachi Martin, un exorcista norteamericano católico dice en su libro “Rehén del Diablo” que estas personas se caracterizan por la inexpresividad de su cara, una frialdad, una “ausencia”. Las llama “totalmente poseídas”. Pero si los demonios se pueden salvar, entonces seguro que esas personas también, pero tienen que desearlo.


La iglesia aborda el exorcismo con una postura de desafío y confrontación y por eso a menudo falla. Yo me acerco a los demonios como una amiga, de tal modo que acepten mi ayuda. Otra razón por la que la iglesia no siempre tiene éxito es porque no examina nuestras vidas pasadas. Una situación corriente es que mi cliente tenga una vida pasada con alguien, a menudo un enemigo, que se convirtió en demonio tras su muerte. Este demonio ha vuelto a encontrarlo en esta vida, ya que está obsesionado con él. Pero muchas veces un simple perdón de parte de mi cliente es suficiente para que el demonio se apacigüe y se vaya a la luz . Otro caso en el que el exorcismo de la iglesia puede fallar es cuando el demonio del cliente obedece al de otra persona. Entonces no sólo el demonio ayudante no se va, sino que la víctima empeora y el demonio de la otra persona se enfada y manda a otro subordinado. Nosotros ponemos una capa protectora alrededor del cliente para que los otros demonios ya no le afecten.


Una vez la entidad alejada, queda a veces un agujero en el cuerpo astral del individuo. Posiblemente sea ese mismo agujero el que permitió que el apego tuviera lugar. Tal agujero se forma durante un choque emocional. Un fragmento del cuerpo astral conteniendo el sentimiento de la memoria nefasta se despega para que el individuo pueda seguir adelante. También cuando sufrimos perdemos trozos de nuestra alma, haciéndose ésta pólvora. Es prudente recuperar esos fragmentos tan pronto como sea posible, ya que el individuo puede atraer otra entidad. Este procedimiento se llama recuperación del alma.


Muchos clientes que tienen una entidad y se enteran de mi terapia tratan de venir, pero la entidad no se lo permite. Sabe que corre el riesgo de ser expulsada y reacciona. El resultado es un plantón por parte del cliente que ha sido influenciado por algo que ha oído o leído. O bien anulan la sesión, tienen miedo, tardan o se enfrentan a una serie de problemas técnicos. O sí que llegan, pero no pueden relajarse o concentrarse o no ven nada en la hipnosis, si es que quieren hacerlo ellos mismos. Este tipo de problemas se resuelven pidiendo la ayuda del Arcángel Miguel.


Existe otra manera que las fuerzas de la oscuridad usan para expresarse a través de los humanos. Expulsan al alma de un bebé durante el parto y toman su lugar. Eso pueden hacerlo cuando tienen el derecho o la fuerza (por ejemplo con rituales satanistas o sexo con demonios). Estos humanos se denominan ¨rojos¨. La persona nacida carece de luz celestial y es un servidor ciego de Lucifer. Estas personas pueden esconderse muy bien y parecer simpáticas. Cumplen con su misión sin que nadie se dé cuenta o se convierten en hechiceros. No buscarían nunca mi ayuda salvo cuando desconocen su identidad y necesitan consultarme por algún otro problema. He tenido una clienta roja que estuvo defendiendo a Satán durante la sesión. Otra manera de fabricar un rojo es alterar su ADN antes de que nazca. Eso ocurre cuando la madre hace un contrato con una entidad oscura para quedar embarazada. Esto es muy corriente, ya que la mayoría de ellas no se da cuenta. Más generalmente, los rojos son los que se han encarnado desde el bajo terreno astral, con la ayuda de los demonios. Nuestro guía suele poder limpiarlos a distancia, especialmente si tienen menos de 15 años. Si no deben pedir ayuda en persona.


Otro grupo difícil son los que tienen un contrato con una entidad oscura. Si otra persona lleva a cabo un exorcismo para ellos, otro toma su lugar. Si el segundo es también expulsado, viene un tercero, etc. Esas personas tienen que disolver su contrato con las fuerzas de la oscuridad para liberarse definitivamente. Si no lo hacen, hay que buscar protección para que no nos perjudiquen o bien eludirlos.


Cuando un hechicero envía demonios en esta vida, lo que hacemos es ahuyentarlos, limpiar a la víctima y cortar el vínculo entre ella y el hechicero o la persona que lo ha contratado. Las víctimas de brujería y en general los que tenían demonios han de pedir personalmente la protección de San Miguel. Recurrimos a menudo a su intervención directa, cuando el demonio es tan terco que intenta matar a mi colaborador.


Después de una liberación espiritual queda a menudo un vacío en la persona en cuestión. Eso ocurre cuando le faltan fragmentos de su alma. Esos fragmentos se pierden durante choques emocionales o cuando sufrimos. Los fragmentos se llevan la experiencia negativa permitiéndonos seguir adelante. Muchas veces son de vidas pasadas. Hay que recuperarlos cuanto antes, ya que el vacío puede atraer a otra entidad. Esta terapia se llama recuperación del alma. Nuestro guía puede recoger esos fragmentos y devolverlos a su dueño en una sola sesión.


Se dice que después del armagedón las fuerzas del mal estarán atadas durante 1000 años. Para acabar con la plaga de los extraterrestres que están invadiendo la Tierra y llevándose las almas de los humanos, hay ahora 144 000 guerreros celestiales que luchan contra ellos. Ya veremos.

Comentarios