Amados, Tengamos una charla sobre la cualidad del amor conocida como la omnisciencia que se refiere a la naturaleza de todo conocimiento de lo divino; la cualidad del conocimiento de todas las cosas a la vez, el conocimiento de todo lo que hay que saber y todo lo que puede ser conocido.
Se trata de tener conocimiento de que lo abarca todo de todo en el universo creado.
Nada se oculta al Creador y no hay nada más allá del poder Creador.
Lo divino es todo conocimiento, y el conocimiento no está limitado por consideraciones temporales.
Lo divino conoce y ve el pasado, el presente y el futuro con la misma claridad y certeza absoluta.
Lo divino conoce el carácter externo de cada persona y su corazón secreto y núcleo espiritual.
Este conocimiento se extiende tanto a los pequeños como a los grandes asuntos, así como a lo que está abierto y se manifiestan ante lo divino del ojo que todo lo ve.
Lo divino conoce el mundo en su totalidad. Todo lo que es real o posible en el mundo es un reflejo en forma creada de lo que existe sin ser creado en lo divino, y por lo tanto, el conocimiento del uno se convierte en una reproducción del conocimiento del otro.
El logro de este conocimiento es la comprensión íntima de que todo es perfecto tal como es. Es un sentimiento y un saber de estar a gusto con todo.
El estado de la omnisciencia es una liberación que lleva al alma a la libertad absoluta.
Ser consciente de la continua renovación del universo y renovación personal de uno es el primer paso en el camino hacia la identificación y alineación con nuestra verdadera naturaleza divina.
La omnisciencia es dependiente del reflejo de uno. Cuando esto ocurre, aquel que ha ganado la iluminación puede saber lo que quiere saber.
Al estar plenamente consciente, alerta y consciente del constante movimiento presente, uno empieza a experimentar su verdadera naturaleza divina.
Pueden trascender sus experiencias diarias para ver todos los eventos con ecuanimidad y percepción imparcial.
Es también a través de esta forma que se puede desarrollar una actitud de armonía y respeto hacia otras personas, la naturaleza y el universo.
La omnisciencia es una experiencia magnánima de unidad y unicidad. Uno sabe todo en detalle.
Se conoce el misterio de la creación. Todas las dualidades y polaridades desaparecen y uno se convierte en el todo-conocedor.
Se alcanza la inmortalidad, el conocimiento superior y la felicidad eterna.
Sólo quien tiene un corazón muy puro puede obtener este estado trascendental de la conciencia.
La vida espiritual real comienza una vez que uno entra en este estado de superconciencia y comienza a saborear la dulzura de la vida inmortal bella del ser divino en su interior. Alcanzan un bendito estado inmortal.
Llegan a las profundidades más profundas de la vida eterna y, finalmente, alcanzan las alturas más altas de toda la gloria de la unión con su ser divino, su hogar original de paz eterna.
Esta experiencia divina iluminada y feliz surge cuando se disuelven el ego y la mente.
Es un estado que debe alcanzarse a través del propio esfuerzo de uno.
Es ilimitado, indivisible e infinito. Es una experiencia de ser conciencia pura y sólo puede lograrse a través de la experiencia directa.
Cuando se realiza esta experiencia, la mente, los deseos, las acciones, los sentimientos de alegría y tristeza se desvanecen en el vacío. Los sentidos, la mente y el intelecto están en reposo perfecto.
No hay ni sonido, ni tacto, ni forma en este estado, todo es luz.
El tercer ojo en cada persona es el ojo de la sabiduría y la intuición y se abre a una extraordinaria experiencia que proviene de la comprensión, entendimiento y un conocimiento interno en forma de intuición.
Este ojo de la sabiduría e intuición se puede abrir cuando los sentidos, la mente y el intelecto detienen su funcionamiento y uno se encuentra en profunda quietud.
Esta experiencia directa es la fuente de mayor conocimiento intuitivo y sabiduría divina.
Esta experiencia es superconsciente o trascendental. Aquí ni los sentidos, ni el intelecto entran en juego.
Esto no es una experiencia emocional. La experiencia trascendental está latente en cada ser humano.
Cuando uno experimenta directamente esta verdad de la omnisciencia, se convierte en una realidad viva para ellos.
Se dan cuenta en todo momento y en todas las circunstancias que son idénticos con esta omnisciente existencia invisible de conocimiento omnisciente y felicidad.
A través de la omnisciencia que impregnan toda la vida y saben que están más allá de todas las limitaciones.
Este es el estado final de la paz y la meta de la vida humana. Esta experiencia le da a uno la libertad de todas las formas de esclavitud.
Que puedan disfrutar de mucha felicidad y paz mental en cada momento, y sepan que ustedes son siempre valorados.
gabriel-intro2 dos
YO SOY el Arcángel Gabriel
2009-2015 Marlene Swetlishoff / Tsu-tana (Soo-tam-ah) Guardiana de las Sinfonías de Gracia
Traduce: Andelei
www.therainbowscribe.com
www.movingintoluminosity.com
Se trata de tener conocimiento de que lo abarca todo de todo en el universo creado.
Nada se oculta al Creador y no hay nada más allá del poder Creador.
Lo divino es todo conocimiento, y el conocimiento no está limitado por consideraciones temporales.
Lo divino conoce y ve el pasado, el presente y el futuro con la misma claridad y certeza absoluta.
Lo divino conoce el carácter externo de cada persona y su corazón secreto y núcleo espiritual.
Este conocimiento se extiende tanto a los pequeños como a los grandes asuntos, así como a lo que está abierto y se manifiestan ante lo divino del ojo que todo lo ve.
Lo divino conoce el mundo en su totalidad. Todo lo que es real o posible en el mundo es un reflejo en forma creada de lo que existe sin ser creado en lo divino, y por lo tanto, el conocimiento del uno se convierte en una reproducción del conocimiento del otro.
El logro de este conocimiento es la comprensión íntima de que todo es perfecto tal como es. Es un sentimiento y un saber de estar a gusto con todo.
El estado de la omnisciencia es una liberación que lleva al alma a la libertad absoluta.
Ser consciente de la continua renovación del universo y renovación personal de uno es el primer paso en el camino hacia la identificación y alineación con nuestra verdadera naturaleza divina.
La omnisciencia es dependiente del reflejo de uno. Cuando esto ocurre, aquel que ha ganado la iluminación puede saber lo que quiere saber.
Al estar plenamente consciente, alerta y consciente del constante movimiento presente, uno empieza a experimentar su verdadera naturaleza divina.
Pueden trascender sus experiencias diarias para ver todos los eventos con ecuanimidad y percepción imparcial.
Es también a través de esta forma que se puede desarrollar una actitud de armonía y respeto hacia otras personas, la naturaleza y el universo.
La omnisciencia es una experiencia magnánima de unidad y unicidad. Uno sabe todo en detalle.
Se conoce el misterio de la creación. Todas las dualidades y polaridades desaparecen y uno se convierte en el todo-conocedor.
Se alcanza la inmortalidad, el conocimiento superior y la felicidad eterna.
Sólo quien tiene un corazón muy puro puede obtener este estado trascendental de la conciencia.
La vida espiritual real comienza una vez que uno entra en este estado de superconciencia y comienza a saborear la dulzura de la vida inmortal bella del ser divino en su interior. Alcanzan un bendito estado inmortal.
Llegan a las profundidades más profundas de la vida eterna y, finalmente, alcanzan las alturas más altas de toda la gloria de la unión con su ser divino, su hogar original de paz eterna.
Esta experiencia divina iluminada y feliz surge cuando se disuelven el ego y la mente.
Es un estado que debe alcanzarse a través del propio esfuerzo de uno.
Es ilimitado, indivisible e infinito. Es una experiencia de ser conciencia pura y sólo puede lograrse a través de la experiencia directa.
Cuando se realiza esta experiencia, la mente, los deseos, las acciones, los sentimientos de alegría y tristeza se desvanecen en el vacío. Los sentidos, la mente y el intelecto están en reposo perfecto.
No hay ni sonido, ni tacto, ni forma en este estado, todo es luz.
El tercer ojo en cada persona es el ojo de la sabiduría y la intuición y se abre a una extraordinaria experiencia que proviene de la comprensión, entendimiento y un conocimiento interno en forma de intuición.
Este ojo de la sabiduría e intuición se puede abrir cuando los sentidos, la mente y el intelecto detienen su funcionamiento y uno se encuentra en profunda quietud.
Esta experiencia directa es la fuente de mayor conocimiento intuitivo y sabiduría divina.
Esta experiencia es superconsciente o trascendental. Aquí ni los sentidos, ni el intelecto entran en juego.
Esto no es una experiencia emocional. La experiencia trascendental está latente en cada ser humano.
Cuando uno experimenta directamente esta verdad de la omnisciencia, se convierte en una realidad viva para ellos.
Se dan cuenta en todo momento y en todas las circunstancias que son idénticos con esta omnisciente existencia invisible de conocimiento omnisciente y felicidad.
A través de la omnisciencia que impregnan toda la vida y saben que están más allá de todas las limitaciones.
Este es el estado final de la paz y la meta de la vida humana. Esta experiencia le da a uno la libertad de todas las formas de esclavitud.
Que puedan disfrutar de mucha felicidad y paz mental en cada momento, y sepan que ustedes son siempre valorados.
gabriel-intro2 dos
YO SOY el Arcángel Gabriel
2009-2015 Marlene Swetlishoff / Tsu-tana (Soo-tam-ah) Guardiana de las Sinfonías de Gracia
Traduce: Andelei
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