Testigos
mudos y muchas veces olvidados de las salas de los museos arqueológicos, estas
pequeñas figurillas son unos objetos verdaderamente fascinantes a poco tiempo
que se les dedique
Aunque
existen en otros materiales, lo habitual es el bronce realizado con la técnica
de cera perdida en un molde de arcilla que se rompe tras su consolidación.
Posteriormente pueden ser retocadas con un cincel. A veces pueden ser placas de
metal recortadas.
Su
altura no suele superar la decena de centímetros y suelen aparecer por cientos
en los llamados santuarios
Dichos
santuarios se encuentran en lugares alejados de centros de vivienda, vinculados
íntimamente con la Naturaleza. En todos ellos siempre aparecen dos elementos:
la cueva (o abrigo) como símbolo de lo terrestre y el agua en forma de río y
surgencia, todo dentro de una monumentalidad salvaje (Olmos).
En
torno a estos dos elementos se suelen crear terrazas por las que discurrirían
ciertos caminos ritualizados hasta las zonas votivas (que visto los depósitos
encontrados debían ser limpiadas de forma periódica).
Aunque
durante un tiempo se supusieron edificios (templos) en sus entornos, hoy en día
cada vez se duda más de su existencia.
Alguno
de los santuarios más relevantes son: de la Luz (Murcia), Collado de los
Jardines (Despeñaperros, Jaén) y Castellar de Santisteban (Jaen), Collado de
los Jardines (Jaen), Alcoy…
Las
tipologías de exvotos es amplísima, y de la misma forma se multiplican sus
explicaciones.
Evidentemente
los suponemos ofrendas destinadas a los dioses a cambio de protección, salud o
prosperidad, tal y como aún se realizan en nuestros días.
Este
significado es evidente en los cientos de miembros (cabezas, piernas, manos,…)
encontrados en ellos.
O
este evidente exvoto vinculado con la fertilidad y la potencia sexual tan
cercano a las representaciones de Príapo del mundo greco-romano.
En
otras ocasiones se tratan de figuras oferentes que enseñan sus palmas que han
recibido varias explicaciones. Algunos autores quieren ver en ellas
representaciones de la divinidad femenina, en especial las que están tocadas
con gorros y otras vestimentas.
Otros
ven en ellas simples orantes como ya habían aparecido en el mundo mesopotámico
(como vimos en el famosos Gudea) y reaparecerán en el mundo paleocristiano.
Existen
también figuras de jóvenes que algunos han querido ver como ritos de paso de la
niñez a la edad adulta.
Y
evidentemente también exvotos de claro sentido propagandístico en donde se autoafirman
las élites a través de sus principales símbolos (caballos, espadas o jinetes).
En
cuanto a su estética encontramos una multiplicidad aún mayor: desde las formas
más toscas a las más elaboradas). Tradicionalmente se había pensado en una
evolución desde las formas más arcaicas a las más clásicas y elaboradas.
Esta
división (tan típica de un pensamiento evolucionista) fue respondida por los
estudios de Gérard Nicolini en los que propone una multiplicidad de escuelas e
influencias como la que sucede en la escultura monumental, como ya vimos en lasfamosas Damas. (Es necesario recordar que lo íbero es más una etiqueta que una
realidad, y bajo su nombre se unen pueblos de muy dispares desarrollos e influencias:
tartessas, egipcias, griegas, romanas… a través de las colonizaciones griegas y
fenicias).
En
los últimos años (y dentro del pensamiento posmoderno) se ha hablado también de
estéticas en función de tribus y clanes que demostrarían así sus
peculiaridades, a veces voluntariamente tosca o antiquizante, más moderna,
idealizada…
Lo
cierto es que nos encontramos con obras muy dispares que van desde el realismo
a la idealización pasando por formas que podría firmar el propio Moore (y que ya analizamos aquí). Os dejo
con alguna de ellas para que disfrutéis, ya de los detalles, ya del juego
plástico de los volúmenes
.
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