Misterios y contactos extraterrestres en el Tíbet y Mongolia.


Nos encontramos en el Tibet, en la recién descubierta ciudad de Hsing Nu. Lo particular de esta ciudad antigua son sus peculiares características


Hsing Nu poseía mas de 1000 casas laminadas en plata, y junto a estas, una pirámide de tres plantas y una torre azul de porcelana. En su Palacio Real los tronos estaban decorados con enigmáticas imágenes del sol y la luna. Dentro del palacio se encontraba una piedra con una enigmática inscripción: “Piedra traída de la Luna”.
La piedra, aparte de la intrigante descripción, poseía grabados que representaban plantas y animales desconocidos aún hoy en la tierra.
Damos un gran salto en el tiempo hasta 1854, donde otro francés, Latour, continuó las investigaciones de su compatriota francés Duparc. Latour descubrió unos compartimentos que el llamó “tumbas”, las cuales guardaban armas, escudos, joyas de cobre y oro e incluso documentos que hablaban de viajes mas allá de las estrellas.

¿Una civilización extinguida?
Uno de los documentos representaba una pirámide de tres plantas. Muchos investigadores que han indagado afirman que simbólicamente representa “La tierra en el medio, cuando los hombres vivían mas allá de las estrellas, y la tierra nueva, abajo de estas”
Las inscripciones toman una interpretación mas intrigante: “Los hombres consiguieron, por medio de naves altamente avanzadas ir hasta otros planetas y volviendo posteriormente a la tierra. No pudieron realizar nuevos viajes debido a un tremendo cataclismo de fuego que terminó con la civilización terrestre, dejando Hsing Nu como vestigio de su existencia”
Los Lamas y sus contactos con extraterrestres
Los rusos tuvieron acceso a los documentos tras la muerte del dictador Stalin. En una expedición realizada a la región del descubrimiento organizada por el arqueólogo Leonid Vasiliev, el profesor Kajinaki y el Dr. Naumov estos depararon en un monasterio de la región con un Dalai Lama que admitió, tras mucha insistencia por parte de los arqueólogos, que en ciertas condiciones era posible un contacto extraterrestre. Tras mucha insistencia, dos de los científicos consiguieron la permisión para presenciar uno de los contactos.
Durante el periodo de preparación, que duró varios días, fueron alimentados de una forma especial e instados a entrenar de forma constante el yoga para acentuar la concentración en el momento del contacto.
El momento del contacto
Los tres, los científicos y el Dalai Lama se reunieron en una sala del monasterio, se dieron las manos y se concentraron tal y como habían aprendido en el entrenamiento previo. Lenta y progresivamente, una imagen fue proyectándose tomando forma humana. Según los científicos, el rostro era imposible de definir y parecía observar a los tres fijamente.
Lo mas impresionante del fenómeno, según los científicos, era que alrededor de el giraba “una especie de sistema solar en miniatura”. Los científicos vieron que eran 10 esferas “girando en torno al sol, que se situaba al lado de la figura.”
Posteriormente, los contactados sintieron, en forma de zumbidos, como si les estuviesen transmitiendo algo, pero que no consiguieron descifrar. Finalmente, la figura desapareció dejando un impresionante brillo por unos momentos.

El extraño descubrimiento de John Spencer en Mongolia
En 1930, John Spencer, un arqueólogo americano ascendía una montaña en dirección a un monasterio lama de la región, pero a mitad de camino se sintió mal y perdió los sentidos fulminantemente. Por suerte, algunas horas después fue recogido por unos monjes del monasterio de Turim y llevado a dicho monasterio.
Tras un periodo corto de recuperación, John ya paseaba por los jardines. En uno de esos paseos, John encontró una escalera que descendía a una especie de cueva. John, curioso, no se lo pensó dos veces y bajó.
Se encontró con una puerta de hierro que abrió sin ningún esfuerzo. Atrás de la puerta deparó con una antesala poligonal con grabados en sus paredes representando constelaciones. Al otro lado de la sala se encontraba una puerta semiabierta que conducía a otra sala que contenía 40 ataúdes diferentes unos de otros. Pero uno en especial llamó la atención de John. Este ataúd se encontraba aislado del resto, y su altura era de aproximadamente 2,5 m. John no tardó en abrirlo y depararse con una sorpresa.
Se trataba efectivamente de un cuerpo de 2,5 m. de altura y, ajustado al cuerpo, vestía una ropa plateada que lo cubría del cuello a los pies. Lo impresionante es que sus ojos parecían vivos e irradiaban una extraña luminosidad.
Tras unos minutos de observación subió al jardín y se acercó al Dalai para preguntar sobre dicho cadáver. Tras mucho insistir, el Dalai dijo: “El cadáver que tanto te ha impresionado perteneció a un maestro que vino de las estrellas, un extraterrestre.”
Fernando Alejula López viajó al lugar en 1973, constató los hechos y los incluyó en uno de sus libros llamado “Hacia la física de los OVNIs“.
La región del Tíbet y del sur de Mongolia son un gran filón de misterios por desvelar, ¿Nos deparará el futuro con mas descubrimientos de tal calibre? El tiempo nos guiará.

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